Ya han pasado dos años desde que un grupo de jóvenes "okupó" el antiguo club deportivo de Sant Llorenç dels Pins, edificio que rehabilitaron a fondo tras permanecer años abandonado y que rebautizaron como Casal Popular Els Pins. A lo largo de este tiempo, el espacio alternativo ha recibido una media de 50 personas en cada una de las actividades que ha realizado, lo que supone unas mil visitas, según las cifras que se barajan desde el Casal.
Para celebrar estos dos años de vida, la asamblea del Casal organiza mañana una intensa jornada de actividades abierta a todo el mundo que se iniciará a las 10.30 de la mañana (ver recuadro).
El Casal Popular Els Pins funciona de manera asamblearia y autogestionada. Nació hace un par de años como contrapunto a las políticas juveniles municipales y entre sus pilares se cuentan "la necesidad de espacios comunes de encuentro y desarrollo personal y colectivo; el ocio alternativo y el pensamiento crítico", explican desde el Casal.
Trámites
Los terrenos del desaparecido club deportivo de Sant Llorenç del Pins pertenecen a la asociación de vecinos del mismo nombre, que hace dos años, coincidiendo con la "okupación" de la finca, inicio los trámites para cederlos al Ayuntamiento. Al mismo tiempo, la entidad vecinal decidió disolverse. En la actualidad, sin embargo, la propiedad sigue siendo de la asociación (que en su momento denunció su ocupación ante los Mossos) ya que el Ayuntamiento todavía no ha hecho efectiva su recepción.
Para que el Consistorio se convierta en propietario de la finca tiene primero que completar una serie de trámites, proceso que todavía se alargará unos meses. Así lo explicó ayer la alcaldesa, Mireia Solsona, al decir que "los trámites van avanzando, pero aún hay aspectos por cerrar". La primera edil volvió a recordar el rechazo del Consistorio a la ocupación del edificio por parte de la asamblea del Casal ya que, dijo, "ese espacio no es suyo y lo están ocupando en contra de la voluntad de sus propietarios".
En cualquier caso, el Casal Popular Els Pins suma ya su segundo año de "okupación" sin que nadie lo haya desalojado. Un espacio de tiempo que le ha servido para crecer en muchos sentidos, pese a la precariedad de su situación (se abastece de electricidad con un generador y el agua la traen sus miembros en garrafas).
Durante estos dos años, el Casal ha organizado talleres, cursillos, torneos deportivos, cine, conciertos, paradas de artesanía, debates, comidas populares… Algunos ejemplos concretos: un ensayo de castells, una tirolina gigante, un túnel del terror coincidiendo con la Castanyada o un cursillo de swing.
Pero ha habido más, como el hecho de compartir con casales de otros municipios múltiples fines de semana o tener una presencia activa en las redes sociales, lo que le ha servido para darse a conocer dentro y fuera de Matadepera.
Una usuaria del Casal escribía en un correo electrónico enviado ayer a este diario para hacer balance de estos dos años: "La gente que estamos aquí no somos uno hippies gandules, sino que estudiamos (algunos tienen carrera y másters) o trabajamos o tenemos negocio propio, pero lo que nos une a todos es que luchamos por unos ideales de sociedad. Y la alcaldesa de Matadepera debería saber que los ideales tienen más fuerza que el dinero".