Toni Rodríguez se sentará mañana por primera vez en el banquillo del Camp Olímpic como entrenador del primer equipo del Terrassa FC. Lo ha hecho ya en varias oportunidades al frente del filial, equipo al que ha dirigido en los últimos meses, y el domingo debutó como técnico interino de la primera plantilla en Vilafranca. Por delante tiene el reto de sacar al club egarense de la zona de peligro.
Esta semana decía usted que entrenar al primer equipo del Terrassa era un sueño hecho realidad. Empezó en el alevín y fíjese dónde está ahora.
No sólo eso, sino que he sido aficionado del Terrassa desde siempre. Empecé a venir al estadio cuando tenía unos catorce años y me situaba en la zona del Torrente Colorao para pasarlo bien. Uno de los primeros jugadores que recuerdo por su calidad era Aldrich y más tarde a Gallego. O partidos tan importantes como el de la promoción contra el Málaga y tantos otros. Ahora miro hacia atrás y me da un poco de vértigo al pensar que ocupo el lugar de aquellos entrenadores a los que admiraba.
¿En algún momento había visualizado en su interior esta situación?
Soñar siempre sueñas, pero entrenar al Terrassa era algo que veía lejos. El refrán dice que nadie es profeta en su tierra y yo me he sentido más valorado fuera que en casa. Tampoco me gusta ir por las tribunas dándome a conocer. Soy una persona discreta y este foco mediático de estos días me resulta extraño. Me cuesta verme en el diario o en una rueda de prensa. Tampoco es sencillo entrenar aquí, incluso a nivel familiar. Porque si va bien todo el mundo vendrá a felicitarte, pero si no es algo que afecta a todo el mundo, incluida la familia.
¿Le llega en un buen momento esta oportunidad?
Eso no se puede elegir. Ha llegado y había que cogerla. Igual si la situación hubiese sido mejor tampoco hubiesen pensado en mí. Pero ahora no hay que mirar hacia atrás en ningún sentido, sino hacerlo hacia adelante. Todo lo que sea mirar atrás es una pérdida de tiempo. El primer día ya les dije a los jugadores que esto había que sacarlo adelante. Y la cara de los jugadores era que lo íbamos a conseguir.
En pocos meses le ha cambiado la vida. Estaba en el paro, le llegó primero la oportunidad de entrenar al filial y ahora el salto al primer equipo.
El descanso ya era buscado porque lo necesitaba después de tres años en Sabadell. Necesitaba parar, descansar un tiempo. Cuando surgió la opción del Terrassa al principio te lo piensas, porque en casa se está muy bien en noviembre con la calefacción. Pero esta es mi pasión.
Usted es el tercer entrenador del Terrassa esta temporada y el segundo que accede desde el filial. ¿Ha encontrado complicidades en el vestuario?
Debo decirle que sí, sin duda. Desde que me presentaron como entrenador interino, tuve la sensación de que era aceptado por el vestuario. Después los ves entrenar y te dices a ti mismo que lo que hay que hacer es molestar lo mínimo y hacerlos disfrutar.
La salida de Pirri provocó el rechazo de los jugadores. Y Duque se quejó de falta de conexión con el equipo. ¿Cree que el vestuario esperaba aire fresco?
Yo no puedo opinar de las dos etapas pasadas. Entiendo que el jugador lo que necesitaba era hablar de fútbol, que en definitiva es lo que nos gusta a todos. Lo que ha pasado en este vestuario les servirá a muchos como un master, sobre todo a los jóvenes. Hay que aprender de todas las situaciones porque en el fútbol hay momentos difíciles en los que hay que saber estar.
¿Cómo profesional del fútbol se explica la situación de este equipo?
En el deporte se producen estas situaciones. ¿Alguien nos puede explicar porqué el Valencia el año pasado se clasificó para la Champions y este año está muy lejos? Estamos hablando de deporte, no de matemáticas. E influyen muchos factores, entre ellos uno que es fundamental que es el estado anímico. Porque tener más o menos suerte depende de si entrenas más o entrenas menos. Cuanto más lo haces, menos dependes del azar. Si el domingo hubiésemos marcado en la última jugada seguro que el estado emocional de esta plantilla sería mucho mejor. En todo caso, el equipo está convencido de que le vamos a ganar al Figueres. Tampoco hay que olvidar que este vestuario ha cambiado mucho en poco tiempo y cohesionarlo necesita un período.
Lo que es indiscutible es que esta plantilla tiene más calidad de lo que indica su clasificación. En eso todo el mundo está de acuerdo.
No tengo ninguna duda. Yo los veo entrenar y se me cae la baba, porque hay futbolistas de mucho nivel. Lo que hay que conseguir es que eso se plasme en el terreno de juego. Hay que darles confianza para que se sientan cómodos, aunque siempre digo que la confianza no se da sino que se gana.
Algo no se habrá hecho bien, por tanto.
Está claro. No pienso que la culpa sea ni de Pirri ni de Duque, todo el mundo se tiene que mirar a sí mismo y preguntarse qué ha hecho bien y qué ha hecho mal. Es importante que técnicos, jugadores y directivos sean autocríticos.
Deme su opinión.
En base a esta semana de entrenamiento y lo que he podido ver desde fuera, a este equipo le falta un poco de consistencia a nivel defensivo. Por eso estamos trabajando para que tenga la posesión de la pelota lo máximo posible. Si disponemos del balón, tendremos más posibilidades de ganar los partidos. Nuestro equipo es pelotero y le gusta menos meter la pierna. Hay que revertir la situación y dar unas pautas muy concretas para que el jugador no tenga esta inquietud cuando tiene que defender o enfrentarse a jugadas a balón parado.
Por tanto, usted también aboga por reforzar la identidad defensiva pero bajo una idea distinta.
Hay dos formas de jugar a fútbol, defendiendo o teniendo el balón. Nosotros intentaremos hacerlo con la pelota para que el rival nos haga menos daño.
Tiene por delante nueve partidos y el equipo está más cerca que nunca de la zona de descenso directo. ¿Ha hecho números de las victorias que precisa para escapar de esas posiciones?
No podemos hablar de números, igual que tampoco vamos a hacerlo de otro rival que no sea el Figueres. Si pensamos más allá de este domingo nos podemos dejar cosas por el camino.
Imagino que es absurdo preguntarle si está convencido del éxito de este reto que tiene por delante.
Si no creo yo, quien va a creer. Pero objetivamente también lo veo así. Aunque también le digo que no va a ser sencillo y quien piense que vamos a ganar partidos con el nombre está muy equivocado. Sólo vamos a ganar partidos si trabajamos más que el rival y somos mejores. Un estadio como el que tenemos o representar a una ciudad de más de 200.000 habitantes no hace ganar partidos.
Ya sé que un descenso no entra en su cabeza, pero sería catastrófico.
Sin duda, catastrófico e injusto para esta entidad.
¿Nota esa responsabilidad sobre sus hombros?
La tengo, pero mi cabeza intenta aislarse de ese planteamiento. Porque si empiezo a pensar en eso igual aparecía el miedo. Y le puedo asegurar que no tengo miedo. Si lo tuviese no hubiese cogido este equipo.
El calendario les depara algunos partidos contra rivales directos de la zona comprometida. ¿Cómo lo analiza?
Hay que ganar unos cuantos partidos. Si son contra rivales directos, sumamos cuatro puntos. Entiendo que hay que sumar cuatro o cinco victorias. Si son los primeros partidos que vienen, mejor que mejor. Y disfrutar del final de la Liga.
La victoria se precisa desde un prisma puramente práctico. Pero también para resolver el desequilibrio emocional de este equipo. Encadenar once jornadas sin ganar es una barbaridad para un equipo habituado a ganar partidos.
Cuando un equipo que está hecho para ganar sale de la zona que le correspondería por lógica, está fuera de su estado de confort. Y la presión con la que se encuentra es distinta, lo que representa un problema aunque sea muy bueno. ¿Qué hay que hacer en ese caso? Que los jugadores no miren la clasificación, que no piensen dónde están. Nadie tiene más ganas de ganar partidos que ellos. Por tanto, vamos a ayudarlos.
¿Ha valorado la posibilidad de reforzar la plantilla?
Se habló, pero quedan nueve jornadas y un jugador que esté en paro tiene que coger el ritmo de competición. No sabemos qué garantías nos daría. Yo entiendo que hay plantilla y jugadores suficientes. Los tenemos en casa, no hay que salir fuera a buscar.
¿El Terrassa de Toni Rodríguez jugará como a Toni Rodríguez le gusta o ahora hay ser pragmático?
Un entrenador que llega con la temporada adelantada tiene que jugar según las características de su plantilla. El técnico debe adaptarse a lo que tiene, no al revés. Ya he dicho que este equipo debe jugar a tener la pelota, no sabe defenderse.
¿Se ve en el banquillo la próxima temporada en caso de obtener la permanencia?
No quiero ni pensar en eso. Me lo han preguntado pero pensar en ese supuesto ahora es restar importancia a lo que estoy haciendo. Ya hablaremos en su momento. Cuando me dijeron que cogiese el equipo no hablamos de nada, ni de dinero, ni de contratos, de nada. Todo eso me da igual, estoy en el equipo que quiero estar y lo fundamental es salvarnos.
Haciendo un poco de fútbol-ficción. ¿Este Terrassa debe cambiar mucho la próxima temporada? ¿Hay que apostar por gente joven, por futbolistas de la ciudad
El Terrassa siempre debe buscar las cotas más altas. Y es la dirección deportiva quien debe marcar la línea: si quiere gente joven, si con futbolistas de la ciudad puede aspirar a cotas altas, si hay que buscar fuera… Y a partir de ahí actuar en la dirección que se marque.
Por encima de las exigencias de este momento ¿qué fútbol le gusta que practiquen sus equipos?
Me gusta tener los partidos muy controlados. Si no eres el Barça es muy difícil hacer un gol dando 50 toques. Debes tener la iniciativa, combinar el fútbol corto y el largo y la transición defensa-ataque es importantísima. Después de robar es cuando más daño se hace. El jugador debe estar activo siempre porque en un segundo se te va un partido. No me gusta la posesión por la posesión, y si hay que rascar se rasca.