Las crisis se evalúan con estadísticas y con sensaciones. La del Terrassa ha crecido al mismo tiempo que ha ido desapareciendo el motivo por el cual el consejo de administración acordó cambiar de entrenador y a la mitad del vestuario: aspirar a la promoción de ascenso. Siete jornadas después de aquella capital decisión, el propósito está enterrado y el Terrassa ha cambiado de objetivo. Ahora hay que salvar el pellejo, la categoría, evitar la catástrofe, salir vivos de este embrollo. Una meta menor pero que encierra un mensaje de supervivencia agónico. Para entender el desastre producido tras la salida de Pirri es preciso volver a mirar hacia arriba, aunque sólo por un instante. Y observar que el equipo al que se aplicó el bisturí ha pasado de estar a cuatro puntos del cuarto a mirar esa plaza a 17 puntos de distancia. Es decir, en siete jornadas se han cedido 13 puntos. Dirigiendo la vista hacia la realidad, el Terrassa ha caído esta semana a la decimosexta plaza y aunque sigue a cinco puntos de la zona de descenso, entre la misma y el conjunto egarense sólo está el Palamós, con un punto menos. Unas posiciones donde los descensos compensados pueden entrar en escena esta temporada.
Si los números certifican que esta crisis es mayúscula, a nivel de sensaciones la realidad de este Terrassa continúa apoyada en un bajo nivel de autoestima golpeado semana a semana por situaciones incontroladas que le conducen a perder partidos, uno tras otro. En Cerdanyola, el Terrassa volvió a demostrar que no gestiona aspectos fundamentales del fútbol con la suficiente eficacia, detalles que le condujeron a la derrota sin ser inferior conceptualmente a un Cerdanyola cuya personalidad definida le permite afrontar cualquier dificultad con el arrojo suficiente para no fracasar.
Irregulares
Pero el Terrassa es hoy en día un equipo con desequilibrios emocionales visibles. Débil a la hora de abordar las dificultades e inseguro en el despliegue de sus virtudes. José Luis Duque confeccionó el sábado una alineación muy a su gusto. Dotó de más músculo a su defensa con el regreso de Javi González al lateral izquierdo, formó un doble pivote con Adri Gimeno y Marc Burgos, ubicó en la banda izquierda a Boniquet, rescató a Maldonado del banquillo y dio la camiseta con el nueve a Óscar, resguardado por Grasa en la media punta. En definitiva, una alineación racional donde cada uno de sus sujetos parecía ubicado en su zona natural.
En ese escenario, el Terrassa se sintió cómodo con el balón y repitió el guión de las últimas semanas, desarrollando un fútbol más que aceptable durante muchos minutos. Con un buen orden defensivo, capacidad jerárquica en el centro del campo e intenciones bien valoradas en la construcción, los egarenses sólo anduvieron faltos de capacidad de llegada. Apenas generaron peligro en un disparo de Joan Grasa en el minuto 23. Pero ese concepto global aceptable como colectivo, se deshilvana por unos cuantos desajustes a los que no se pone remedio y que se repiten semana tras semana. El más visible hace referencia a la mala defensa de las acciones a balón parado, una herida por la que se desangra este equipo. El Cerdanyola se adelantó en el marcador en el minuto 37 en una nueva acción de estas características. Una falta en la banda derecha del ataque, un buen centro al área y un remate de cabeza de Oriol Molins al fondo del marco de Carlos Morales. Un error repetido que golpeaba la capacidad emocional de este equipo. Pero al Terrassa el partido le dio oportunidades. La primera con un penalti a tres minutos del descanso cometido por Víctor Durán sobre Óscar. Lo lanzó Boniquet y lo detuvo Avilés, no una sino dos veces. Porque el rechace cayó de nuevo en las botas del delantero egarense que volvió a rematar contra el portero local. Otra bofetada para la frágil moral de este colectivo.
Golpe psicológico
Si errar ese penalti a tres minutos del descanso tuvo una incidencia indiscutible en el ánimo de unos y otros, aún influyó más emocionalmente el segundo gol del Cerdanyola dos minutos después de empezar la segunda parte, consecuencia de un error en la entrega de Borges que Jota aprovechó. El partido parecía encaminarse hacia otro desastre, pero Estrada metió al Terrassa en otra dinámica con el 2-1 en el minuto 52. El delantero, que había sustituido a un Óscar con molestias, acertó con un buen disparo desde fuera del área que sorprendió a Avilés. En el descanso también entró Xapi Arnau en lugar de Jou, debutando haciendo funciones de defensa central.
Al Terrassa se le abrió el partido con ese tanto y con la expulsión de Daisuke con media hora aún por delante. Pero la ansiedad por cambiar la dirección de los acontecimientos tuvo una notable incidencia en el fútbol del Terrassa, que empezó a atropellarse sin encontrar la pausa precisa ni el ritmo más convenido. El Cerdanyola estuvo ejemplar en la faceta defensiva, desplegándose en alguna oportunidad con el trabajo infatigable de Jota. Entregó el balón a los egarenses y esperó que el fútbol precipitado de estos le concediese alguna opción ofensiva. El Terrassa apenas pensó en el empate en un disparo de Maldonado que salió ligeramente desviado y en una incorporación de Chele que no encontró rematador. Aunque su mejor posibilidad se produjo con el tiempo casi cumplido, en una falta al borde del área lanzada por Joan Grasa a la que Avilés respondió con una parada sobresaliente que impidió el empate.
El Cerdanyola, que pudo haber ampliado la diferencia en un córner que Víctor Durán remató sin demasiada oposición, tuvo la sentencia al final, en una contra que el ex terrassista Diego no supo aprovechar cuando el partido ya agonizaba.
CERDANYOLA FC, 2
TERRASSA FC, 1
CERDANYOLA FC. Avilés, Torres, Víctor Durán, Cuadras, Barriendos, Juli, Daisuke, Pitu, Eric Blasco, Molins y Jota. Diego suplió a Eric Blasco en el minuto 67; Aitor a Pitu en el 86; y Turu a Jota en el 90.
TERRASSA FC. Carlos Morales, Chele, Jou, Javi González, Borges, Adri, Grasa, Maldonado, Óscar, Burgos y Boniquet. Xapi Arnau suplió a Jou en el minuto 46; Estrada a Óscar en el 48; y Ángel a Burgos ern el 63.
Árbitro. Oliver Castaño Coso. Amonestó a Víctor Duran, Torres, Pitu, Javi Sánchez, Javi González, Adri, Óscar, Burgos y Arnau. Expulsó en el minuto 60 a Daisuke.
Goles. 1-0, minuto 37, Oriol Molins; 2-0, minuto 47, Jota; 2-1, minuto 52, Estrada.