La República Popular China, que el lunes dio la bienvenida al año del Mono de Fuego, ha tenido en 2015 su peor crecimiento económico en los últimos 25 años. El PIB del país ha alcanzado un incremento del 6,9%, mientras que en los últimos años las cifras se acercaban o lograban los dos dígitos.
Además, a principios de 2016, las bolsas chinas se desplomaron más del 7% en dos ocasiones, lo que les llevó a cerrar antes de tiempo siguiendo una medida tomada pocos días antes como mecanismo de control de la cotización del yuan. La norma establecía que si el CSI 300, que recoge el rendimiento combinado de tres centenares de empresas que cotizan en los dos parqués chinos (Shanghai y Shenzhen), caía un 5% se debía parar la sesión durante quince minutos. Si tras la reanudación, la bajada llegaba al 7%, debía suspenderse la jornada, cosa que pasó tanto el 4 como el 7 de enero, provocando caídas en el Dow Jones, el Ibex 35 y el DAX alemán. Los nefastos resultados provocaron la suspensión de la medida. Con anterioridad a este anuncio, algunos culpaban a la propia norma de las fuertes bajadas, ya que creen que alentaba la salida en masa de los inversores del mercado por miedo a un cierre prematuro.
Reformas estructurales
"Los que pagan la desaceleración de la economía china son los países emergentes productores de petróleo y materias primeras", menos demandadas por el gigante asiático, explica el experto en Asia y profesor de la ESADE Law School Jaume Giné. "Puede producirse una sacudida en la economía mundial, acostumbrada a ser tirada por China pero este crecimiento más sostenible es bueno", cree el profesor, a lo que añade que "las economías que se vean afectadas por este menor crecimiento de China deben realizar reformas estructurales, es decir, invertir más en infraestructuras y educación. 2016 y 2017 serán complicados pero si se hacen estas reformas y se lleva a acabo una buena gestión, en cuatro o cinco años la economía mundial puede salir de este ciclo de desaceleración".
Y es que "China ha hecho de motor de la economía mundial desde que escalase la crisis económica en 2008 pero su modelo de crecimiento no era sostenible", apunta Giné, que opina que su sector manufacturero estaba sobredimensionado.
En este sentido, el gobierno está optando por crecer menos pero mejor y por promover la transición de un modelo de desarrollo basado en la inversión estatal y en un sector manufacturero exportador a otro que prime la innovación, el sector servicios y el consumo interior. Para conseguirlo, en octubre de 2015 el Comité Central del Partido Comunista Chino (PCC) acordó el Plan Quinquenal (2016-2020), que la Asamblea Nacional Popular ratificará en marzo y que contempla una subida de los salarios. Este libro de ruta que marca los objetivos y las prioridades económicas y sociales para mejorar la calidad del crecimiento chino, ambiciona también alcanzar los 15 mil dólares de renta per capita en 2021, año del centenario de la fundación del PCC.
Dudas sobre la gestión
El profesor entiende que algunos crean que Pekín no está gestionando bien la situación. Piensa que estas dudas se deben a la opacidad del sistema de China, "que aún no es una economía de mercado sino un modelo híbrido entre economía de mercado y un plan dirigido por el gobierno, que a veces aplica criterios políticos". "El Estado es omnipresente controlando todos los sectores económicos y desde la óptica occidental nos preguntamos hasta que punto se abrirá", dice el profesor. Aun así, confía en que China sabrá gestionar esta transición. "El gobierno chino se juega mucho, se juega su legitimidad. 2016 será un año clave para China" ya que acogerá la cumbre del G-20 y asumirá la presidencia al término de la de Turquía, del mismo modo que luchará para que el yuan entre en la cesta de divisas del FMI.
Al igual que otros analistas, Giné piensa que el creciminto de China ha sido menor de lo que se dice. Sin embargo, piensa que a pesar de todo China sigue y seguirá creciendo. "El FMI dice que en 2016 crecerá un 6,3% y el Plan Quinquenal (2016-2020) prevé un crecimiento anual del 6,5% en los próximos cinco años", recuerda el profesor. Por eso, "aunque crezca a menor ritmo es interesante seguir invirtiendo en el mercado chino ya que se primará la calidad por encima de la cantidad. Hay muchas oportunidades. Además, en diez años China será la primera economía mundial", apunta el experto.