La Mitja Marató de Terrassa es, por méritos propios, uno de los acontecimientos más importantes que tienen lugar en la ciudad cada año. Y no sólo desde el punto de vista deportivo. La implicación de la ciudadanía y de las entidades es tal que el orgullo y el espíritu de superación no se circunscribe tan sólo al universo atlético. Todo el mundo pone su grano de arena para que los egarenses en cada edición puedan revivir sensaciones poco extrapolables a otros acontecimientos. Y para que cada vez más atletas de toda Cataluña reconozcan Terrassa como uno de los lugares más acogedores para competir a pesar de la dureza de un circuito que también consideran única.
La tipología de corredores que afrontan la Mitja Marató (y también la cursa Santi Centelles de 5 kilómetrosm) es infinitamente diversa, aunando corredores esporádicos -con el único fin de hacer ciudad- con otros más experimentados y profesionales de primer nivel. Una posibilidad de competir con los mejores que no ofrece ningún otro deporte que no sea el atletismo. En este último caso, los objetivos de la temporada -otras medias maratones, maratones y ultratrails- exigen una preparación muy especifica que no siempre hace recomendable la participación en Terrassa, con su clásico trazado rompepiernas que hace más complicada la recuperación post-carrera que en otros eventos. No obstante, los atletas locales hacen todo lo posible por participar en el acontecimiento propio por antonomasia, y los foráneos que lo descubren terminan por forzar sus calendarios para repetir. La Mitja de Terrassa ha forjado una leyenda envidiable en sus 17 ediciones y afrontar el reto, aunque comprometa otros desafíos, termina por merecer la pena.
“A pesar de que no me entraba en la planificación, he querido estar aquí porque esta carrera me encanta. Por la gente, por su recorrido divertido y por su carácter acogedor”, reconocía el castellarense Joan Vall justo antes de afrontar su tercera participación. Incluso el hecho de haber estado con fiebre hasta el miércoles no supuso un impedimento para que recogiera el dorsal con toda la ilusión del mundo. Por algo había tenido que convencer a su entrenador, Jaume Leiva, para modificar la puesta a punto para la maratón de Barcelona del mes de marzo. Leiva, por la coincidencia con el campeonato de España de Santa Pola, no pudo estar en la línea de salida pero sí infinidad de sus discípulos, miembros del club “I run with Leiva”.
Entre ellos Manolo Navas Andrés, agraciado con uno de los cinco dorsales que sorteaba el Diari de Terrassa: “Este año también quería estar en Granollers. Correr dos medias maratones seguidas no es aconsejable pero, dada esta oportunidad, lo voy a hacer”, admitía a escasos minutos de emprender la aventura, con el reto casi utópico de “bajar de una hora y 35 minutos” en la carrera “más dura” de todas las que ha disputado. Al final se tuvo que conformar con un tiempo de 1h37’29”, nada despreciable teniendo en cuenta que el año anterior -tras preparase en solitario- había acreditado 1h49. “Es la hora de recoger los frutos del trabajo realizado”, explicitaba.
El placer de correr en Terrassa
Correr en casa es una sensación muy especial que también experimentaron los atletas del Triatló Terrassasports-Ciclos Trujillo, con objetivos de todo tipo durante la temporada pero con una predilección irresistible por la carrera de casa: “Mientras corres, la gente te reconoce y puedes competir por lugares que frecuentas cada día”, contaba el presidente del club, Xavier Herencia. Él era uno de los componentes del grupo que había tenido la oportunidad de completar todo el recorrido durante un entrenamiento -“otros lo han reconocido por tramos”, apuntó- y no escondía que para los locales “es una ventaja saber donde están las subidas y donde es recomendable reservar fuerzas”. Una apreciación que el propio ganador de la Mitja, Carles Castillejo, apuntó como dato fundamental para tener éxito en esta carrera.
Otro punto a favor para los egarenses es que ya pueden salir a correr la Mitja Marató “vestidos de casa”, añadía Ildefons, del Cirsa Running Club, que en su caso tiene su principal horizonte deportivo del 2016 en la Matagalls-Montserrat. Buena parte del grupo de atletas de la empresa terrassense centra sus sueños en las maratones de Sevilla o Barcelona mientras que algunos, como Sergi, el sábado optó por la Santi Centelles, que salía un cuarto de hora más tarde: “No he tenido demasiado tiempo para entrenar y una carrera de 5 km me permite terminar con cierta dignidad. Está muy bien que también este en el programa.”
La superación personal es el principal ingrediente que mueve a los participantes de la Mitja Marató o de la Santi Centelles. Sólo de esta forma se entiende que las celebraciones en la línea de meta se sucedieran incluso bastante después de la entrada triunfal de Carles Castillejo. La ilusión por batir cada mejor registro individual es el mejor elixir para vaciarse en los entrenamientos y en Terrassa, a pesar de la dureza, se daban las condiciones para buscar el ansiado premio. El clima, frío pero no gélido, era óptimo para la práctica atlética, y varios corredores de la asociación Corredors.cat ejercían de “liebres” con carteles que indicaban el ritmo ideal para completar los 21,097 metros en 1h25, 1h30 y hasta dos horas.
Pero no todo el mundo iba con el cronómetro en la cabeza. Otros corredores estaban allí simplemente por participar, por ser parte activa de la fiesta, por una promesa o por ofrecer una dedicatoria. Uno de los ejemplos más loables de este último caso lo dio una familia entera -perro incluido- que compitió en la Santi Centelles con un cartel colgado que decía “Jo corro per la Renata”, en honor a una amiga enferma. “De los ocho que somos aquí algunos practican el atletismo y otros no. En mi caso, es la primera vez que corro”, explicaba Marta, acompañada por su hermano Ramón.
Un recorrido exigente
Tras 17 ediciones, es complicado que alguien del mundillo atlético aún sea ajeno a la particular exigencia de la Mitja Marató de Terrassa. Jordi, del Club Natació Banyoles, iba con la lección aprendida antes de su debut en la capital vallesana. “Me he preparado específicamente haciendo subidas y bajadas pero aún así sé que no batiré mi marca personal”, argumentaba. Su presencia en la carrera fue de lo más casual -tenía previsto correr en Granollers pero ese mismo día será padre-, aunque su gran objetivo es la media maratón que tiene lugar en su localidad el primer domingo de marzo. Acudió solo y pudo descubrir en sus carnes por qué la carrera egarense es tan especial.
“Me había informado bastante sobre las características del trazado pero encontrarse en carrera es otra cosa. No hay descanso y es imposible coger cualquier tipo de ritmo. Sólo se puede correr por sensaciones”, apuntaba Carles Soler, de Vic, tras su participación. No obstante, su valoración no podía ser más positiva: “El recorrido está bien señalizado, es amplio y va perfecto para coger fondo”. Su hermano Toni, del Club Olímpic Manlleu, añadía que “también está muy bien que nunca se pase por el mismo sitio, ya que otras medias maratones con circuitos más pequeños no son tan divertidas”. Uno ahora quiere bajar de 1h22 en Granollers y, el otro, completar una buena Marató de Barcelona, pero el año que viene están dispuestos a repetir en una carrera “como ninguna otra”.
La espera de los corredores antes de las carreras -calentamientos al margen- no podía ser más amena. El DJ terrassense Àlex Foul fue el encargado de pinchar la música más actual para activar a los participantes y ambientar la zona principal. Justo en la línea de salida hubo actuaciones de la Colla dels Federins (Trabucaires de Terrassa), de los Castellers -que repitieron más tarde- y de Lorena, de Egara Life -instalación que abrirá sus puertas el día 31-, que junto a las mascotas Runningman y Arnold hizo una demostración de como calentar de una manera eficiente, musical y divertida.
La cultura, siempre presente
Pero la aportación cultural no se quedó aquí, ya que fueron varias las entidades que participaron de la fiesta en distintos puntos del recorrido. En concreto fueron el grup sardanista Amunt i Crits, el Drac Baluk de Ca n’Aurell, el Bitxo del Torrent Mitger, los Bastoners, los Diables Maurina y los Dracs i Bruixes de Can Boada.
Incluso el público da un aire especial al acontecimiento, concentrado en algunos de los puntos más destacados del trazado. En la calle Colom, por ejemplo, desde una vivienda se ambienta el paso de los corredores con la música de la popular película “Carros de Fuego”.
El concejal de Deportes Dani Nart, como buen ex waterpolista, practica deporte con asiduidad. La carrera a pie no es su especialidad, aunque sí la ha llevado a cabo desde un punto de vista no competitivo, tanto hace años como este mismo verano. El sábado decidió probarse en la Santi Centelles, de 5 km, y sus sensaciones no pudieron ser más óptimas: “Ha sido una experiencia muy interesante y me he motivado para correr el año que viene la Mitja Marató”. Sin fijarse ninguna meta concreta, quedó el 199 de 613 corredores, con un tiempo de 24:52. Luego subió al podio para la entrega de premios.