Los barruntos de algunos vecinos, y las sospechas, luego, de los Mossos d’Esquadra, quedaron corroborados cuando unos agentes inspeccionaron el local, un garaje de Sant Pere Nord. En efecto, allí había una plantación de marihuana. Una macroplantación, a tenor de la cantidad de plantas encontradas. Según fuentes próximas al caso, unas mil. Las intervenieron los mossos el lunes por la tarde.
Unas tres horas duró la inspección policial del garaje, según testigos de la actuación, que se inició a las dos de la tarde y constituyó el colofón de unas pesquisas activadas a finales de noviembre pasado.
Los mossos empezaron a indagar tras recibir una comunicación de unos vecinos; éstos denunciaban el intenso olor a cannabis que parecía proceder de un local situado en los bajos de un edificio, un bloque de cuatro plantas radicado en la calle del Camí de Castellar, en Sant Pere Nord, a unos pocos metros de la intersección con la calle de Pompeu Fabra.
No sólo aromaba con fuerza a marihuana. Otros indicios apuntaban a la existencia de un cultivo masivo, como la temperatura de una pared y el ruido permanente que semejaba de aparatos, probablemente ventiladores.
La colaboración entre vecinos y policías se estrechó durante semanas, las mismas en que agentes de paisano de los mossos realizaron una vigilancia del local. A principios de diciembre dos personas fueron identificadas en un vehículo estacionado en un vado permanente junto al local vigilado. Según testigos, los policías les incautaron porros y algunos cogollos de marihuana, pero no los detuvieron porque no se daban motivos para ello; la droga intervenida podía pasar como sustancia para autoconsumo. Pero las indagaciones avanzaban. El local era utilizado por un arrendatario que lo había alquilado a su dueño.
Las sospechas se afianzaron cuando los investigadores observaron que algunas personas visitaban el garaje de vez en cuando, de lo que se infería, junto a los indicios ya conocidos, que allí dentro había instalado un sistema de cultivo que sólo requería mantenimientos y comprobaciones periódicas.
El operativo policial se desencadenó el lunes pasado. El viento esparcía el olor a cáñamo más que de costumbre. Los agentes vieron a dos personas acceder al local y identificaron a ambos individuos a la salida del edificio.
Ventiladores, luces
Uno de ellos, al parecer, era el responsable presunto de lo que había dentro del garaje. Se trataba de uno de los identificados en diciembre. Según fuentes cercanas al caso, ese hombre respondió de la plantación y dejó que los agentes entrasen en el inmueble para inspeccionarlo. El local estaba dividido en tres estancias y en dos de ellas había cultivada maría. Mucha.
Los vecinos vieron a los Mossos d’Esquadra sacar más y más paquetes. Al parecer, tras el registro confiscaron unas mil plantas de cannabis, amén de ventiladores (una docena) y unos treinta focos de luz de los usados para el cultivo interior de la maría. El presunto responsable, un terrassense de unos 35 años, de nacionalidad española, fue detenido en relación con un delito contra la salud pública.