El control de la población de jabalíes en la comarca es un reto al que se enfrentan las administraciones desde hace años, ya que el número de cerdos salvajes es muy elevado y su presencia se está convirtiendo en algo habitual en urbanizaciones y campos de cultivo, donde encuentran comida con relativa facilidad. La gran densidad de jabalíes se explica por su alta fertilidad, la falta de un depredador que amenace su supervivencia y su espectacular capacidad para asimilar cualquier alimento (son omnívoros) y para adaptarse a cualquier entorno.
Este fenómeno, la superpoblación, provoca que muchos jabalíes se vean empujados hacia zonas urbanas, que acaban convirtiendo en su hábitat por la abundante comida que les proporcionan las personas, ya sea de forma involuntaria (con los restos orgánicos de contenedores y papeleras) o adrede.
Las batidas son el principal método usado hasta ahora para intentar controlar el aumento de esta especie. ¿Los resultados? No se ha logrado rebajar su población, aunque sí ha servido para que no crezca.
Dado que el problema persiste, las administraciones buscan soluciones alternativas a la caza que sirvan como complemento. En este contexto se enmarca una propuesta pionera consistente en esterilizar a los jabalíes con vacunas que les anulen el apetito sexual (y por tanto, dejen de procrearse).
De momento, se trata solo de una propuesta que barajan Generalitat, Diputació de Barcelona y UAB. Las tres instituciones firmaron hace dos años un convenio de colaboración para el estudio, seguimiento y control de jabalíes, y es en el marco de este convenio donde la idea de esterilizarlos está tomando forma. Se trata de una esterilización química con una vacuna promovida por el servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje de la Facultad de Veterinaria de la UAB que se aplicaría al jabalí, tanto a machos como hembras, y que actuaría sobre su cerebro reprimiéndole el deseo sexual.
Esperar resultados
Lo explica el director del Parc Natural de Sant Llorenç, Àngel Miño, quien señala que, de momento, se trata solo de “una propuesta de proyecto”, o lo que es lo mismo, no hay fecha para poner esta prueba piloto en marcha, ni un presupuesto asignado, ni se ha decidido cómo se repartiría la factura de esta experiencia entre las administraciones.
La esterilización química de jabalíes (la experiencia se ha llevado a cabo con colonias de gatos y palomas con buenos resultados) no es la panacea, advierte Miño, quien recalca que “primero se debería probar en un ámbito reducido para ver cuales son sus resultados, y si funciona, extenderla”. Por ello, la idea es realizar, en una primera fase, una prueba a un grupo de jabalíes, a los que durante un año se les seguiría el rastro (junto con la vacuna se les insertaría un chip) y se estudiaría su evolución. Miño, que calcula “entre 40 mil y 50 mil euros” el coste del testado, se muestra optimista al vaticinar que el proyecto podría empezar a aplicarse ya el próximo año.
“Para poner la iniciativa en marcha tiene que haber una demanda y una predisposición por parte de los municipios”, advierte Miño, que añade que “ahora entraremos en una fase de información y de preparación del proyecto”.
Muchos municipios afectados por la superpoblación de jabalíes esperan como agua de mayo la puesta en marcha de la prueba piloto. El Ayuntamiento de Matadepera ha reservado en sus presupuestos de 2016 una partida de cuatro mil euros para ese fin ya que “estamos muy interesados”, afirma su alcaldesa, Mireia Solsona, mientras que desde el Consistorio de Vacarisses también previsiblemente se reservará una partida, avanzó su primer edil, Toni Masana.
El pasado mes, técnicos de la Diputació y veterinarios de la UAB se reunieron con agricultores de Vacarisses para explicarles el proyecto. Estas sesiones informativas se irán repitiendo en otros municipios y, en función de su disponibilidad, se tirará adelante el plan pionero.
