Esta madrugada entra en vigor el horario de invierno, una medida que el gobierno toma con el objetivo de ahorroar energía. El cambio de horario se produce dos veces al año y en esta ocasión toca retrasar las agujas del reloj una hora. A las tres de la mañana pasarán a ser las dos, lo que implica que el domingo tendrá una hora más y que a partir de entonces tendremos la sensación de que el sol sale antes y que atardece más temprano.
Todos los países de la Unión Europea adoptarán, de forma armonizada, este domingo el horario de invierno y pondrán fin a un período de siete meses de horario de verano, en el que según los datos el Institut Català d’Energia (ICAEN) se han ahorrado entre diez y once euros por hogar en Catalunya en forma de un menor consumo de energía como resultado de una menor necesidad de iluminación artificial en las casas.
El 90% de los efectos del horario de verano se ha producido en el sector doméstico pero el cambio horario también permite ahorrar energía en los servicios, el comercio y la industria. En total, el ICAEN calcula que la adopción del horario de verano ha generado un ahorro de 30 millones de euros en Catalunya, impuestos incluidos.
Aunque las mejoras en la eficiencia han ido reduciendo el peso de la iluminación en el total del consumo energético de los hogares catalanes hasta situarlo alrededor del 7%, desde la Generalitat recuerdan que el ahorro en este capítulo se puede incrementar a través de un uso responsable de la energía, que se puede poner en práctica con medidas como adecuar el tipo de iluminación a cada necesidad o con la instalación de sistemas electrónicos de regulación del consumo eléctrico.
El retraso del reloj en invierno permite tener luz natural a primera hora de la mañana, que es cuando se producen la mayoría de desplazamientos, sin afectar el consumo de energía en materia de iluminación. Desde el Departament d’Empresa i Ocupació consideran que aplicar el horario de verano a los meses de invierno permitiría un ahorro energético asociado a un mayor número de horas con luz natural durante las tardes pero que eso no compensaría el consumo adicional resultante de alumbrar una hora más de oscuridad por las mañanas.
La diferenciación entre el horario de verano y el de invierno, que se pone en práctica a unos ochenta países de todo el mundo, se inició en el año 1974 como medida de ahorro ante el encarecimiento de del petróleo y, por lo tanto, de la energía. La Comisión Europea se responsabiliza de armonizar los cambios horarios en Europa y actualiza y renueva esta norma, si es necesario, cada cinco años.