Quico Germain es un matadeperense de 20 años que un buen día decidió romper con una vida cómoda para lidiar con la miseria en su afán por perseguir un sueño: ayudar a niños necesitados de África. Para ello, ha creado la ONG Petits Detalls (petitsdetalls.org y facebook.com/petits.detall), que opera en un poblado de Uganda, uno de los veinte países más pobres del mundo. Petits Detalls, que se centra en la educación, la docencia y la formación profesional con el fin de conseguir el desarrollo de las comunidades donde trabaja, nació en diciembre de 2014 para hacerse cargo de un orfanato con 40 niños de entre 3 y 16 años (31 chicas y nueve chicos) situado cerca de la ciudad de Jinja (en la región sureste del país, próxima al nacimiento del Nilo). De hecho, Uganda es uno de los países con más huérfanos de África, con casi dos millones.
La situación en el orfanato de esos 40 niños y jóvenes, como la de muchos otros en África, era muy grave antes de que la ONG Petits Detalls entrase en sus vidas. Vivían hacinados en un edificio prácticamente en ruinas y, obviamente, sin los suministros básicos; disponían sólo de catorce camas que compartían, aunque también los había que dormían en el suelo; no podían comer más de una vez al día; menos de la mitad de los chicos iban a la escuela y tenían que caminar muchas horas al día para ir a buscar agua al pozo más cercano.
A día de hoy, gracias al trabajo de la ONG -que agradece profundamente la ayuda de todos los que han creído y se han implicado en el proyecto-, estos huérfanos disfrutan de una infancia y una vida más digna. Se alimentan adecuadamente, reciben asistencia sanitaria, van a la escuela y viven en una casa más
grande con un pozo de agua (la ONG los sacó del orfanato donde estaban y ahora se encuentran en una nueva casa más amplia y con más prestaciones. Ya no duermen en el suelo).
“Los niños viven con nosotros y les garantimos la educación, la sanidad y la vivienda”, afirma Germain, quien hace poco estuvo en Matadepera con su compañero de fatigas en esta aventura, Mateo Videla, dando a conocer el proyecto a través de charlas y organizando actividades para recaudar fondos.
Germain explica a través de la web de la ONG que muchos de los 40 niños de los que se hace cargo Petits Detalls sufren enfermedades
graves. Cuatro de ellos tienen sida, epidemia muy extendida en Uganda. Otra niña padece una enfermedad parecida a la leucemia, muy grave e incurable, y requiere de cuidados constantes. Y muchos de los huérfanos sufrían casos, algunos muy graves, de malnutrición.
El joven cooperante es consciente de que todavía hay mucho trabajo por hacer y tras mejorar la calidad de vida de los 40 chavales huérfanos con los que convive, entre sus siguientes proyectos figuran la creación de un centro de formación profesional y una especie de centro de día que operaría en la misma casa que ahora hace las funciones de orfanato. Ese espacio serviría para atender las necesidades (alimenticias, educativas y sanitarias) de otros niños y jóvenes que no son propiamente del orfanato. De alguna manera, recibirían las mismas atenciones pero no dormirían en la casa. Ambos proyectos necesitarán de la implicación de la comunidad porque, de lo contrario, “no funcionarán”, advierte Germain, quien resalta que “el trabajo con los líderes locales es esencial” para llevar sus planes a buen puerto.
La realidad en este país africano no es agradable y Germain lo sabe. De hecho, pese a su juventud sus ojos ya han visto de cerca el drama de la pobreza y las desigualdades. Desde los 14 años, el matadeperense está implicado en proyectos de cooperación y solidaridad y con esa edad ya estuvo en Egipto y Palestina colaborando en diversas iniciativas.
Cambiar el mundo
En septiembre de 2014 se fue a Tanzania para cooperar en diferentes proyectos y en noviembre recaló en Uganda con el mismo objetivo. A finales de ese año se topó con el orfanato del que ahora se ha hecho cargo. “Me habían dicho que estaba en una situación crítica y que tenía que verlo”, relata. Y al visitarlo, se le cayó el alma al suelo. “Nunca había visto nada igual”, afirma al rememorar en su cabeza las imágenes de niños atrapados en la cárcel de la pobreza.
“Entonces -explica- realicé una pequeña ayuda al orfanato y me fui. Pero me di cuenta de que mi aportación no era suficiente, de que se trató de un acto de caridad que sólo servía para ayudarme a mí mismo. Para nada más”. Esa revelación fue el germen que precipitó el resto de los acontecimientos. Decidió entonces hacerse cargo del orfanato y creó la ONG Petits Detalls, con la que no pretende cambiar el mundo -“cuando te das cuenta de que no puedes abarcarlo todo, es cuando empiezas a ayudad de verdad”, reflexiona-, pero sí aportar su granito de arena.
De hecho, el matadeperense no va por la vida de hermanita de la caridad, ni pretende ser el joven más bueno y maravilloso del mundo. Asegura que en toda esta historia le mueve un profundo egoísmo: “Lo hago por mí, porque poder ayudar da sentido a mi vida, porque creo que la vida vale la pena cuando se vive para los demás, cuando lo que haces repercute en los otros”. Y remata: “Haciendo todo esto recibo mucho, muchísimo”. ¡Ojalá todos fuésemos tan ‘egoístas’ como Quico!.