El plan de esponjamiento de Ca n’Anglada sigue adelante con el derribo, esta semana, del último de los tres primeros bloques programados. Se trata del inmueble 198 bis de la calle de Sant Cosme, cuyos vecinos ya fueron realojados.
Los trabajos empezaron el lunes con la separación manual del edificio, que hasta ahora estaba adosado a un inmueble vecino. Los operarios han demolido el tramo que tocaba a esa edificación de viviendas, logrando así separar el bloque para evitar riesgos durante el empleo de maquinaria pesada. Antes, los operarios han procedido a la anulación de los servicios de agua, electricidad, gas y fibra óptica, así como al traslado del alumbrado público.
La empresa adjudicataria de los trabajos tiene previsto derribar el tercer bloque del esponjamiento justo después de la festividad de Sant Joan. Las máquinas no entraron a demoler el martes para evitar que los trabajos quedaran interrumpidos durante el día festivo. El derribo se acometerá a partir del jueves y de una sola tacada.
Con la demolición del bloque 198 bis de la calle de Sant Cosme, popularmente conocido como bloque 7, culmina la primera etapa del esponjamiento, que pretende oxigenar el tramo norte de Ca n’Anglada reduciendo la densidad de viviendas y abriendo nuevos espacios públicos en los espacios liberados. Ayuntamiento y Generalitat tienen en proyecto derribar en total 9 bloques, después de dividir su ejecución por fases.
Año y medio
El proceso arrancó en febrero de 2014 con la demolición del bloque de viviendas más deteriorado, el número 255 de la calle de Sant Damià. En ese casos los vecinos fueron realojados en pisos de titularidad municipal en Torre-sana y también en viviendas del mercado de segunda mano. En diciembre de ese mismo año se dio un nuevo paso en la ejecución del proyecto con el derribo del bloque 257 de la calle de Sant Damià y ahora, año y medio después, culmina la primera etapa con el derrumbamiento del bloque 7.
Durante los últimos meses el Ayuntamiento ha cerrado la adquisición de las viviendas, gestionado el realojo de los propietarios y en este caso también ha buscado una salida para dos familias inquilinas, sin derecho a ser realojadas en una vivienda de propiedad. En paralelo, se ha procedido al tapiado de las primeras plantas del inmueble para evitar ocupaciones de última hora que bloquearan la demolición del edificio.
La finca se encuentra en situación muy precaria, según reza en el el proyecto de derribo, en el que se detalla la complejidad del proceso por “las condiciones económicas de los residentes, , que culminan a menudo en desahucios impulsados por las entidades financieras”. En el momento del derribo el inmueble presenta un acentuado deterioro estructural.
La operación de derribo se prolongará unos dos meses e incluye , además de la demolición del bloque, la urbanización provisional del solar sobre el que se asienta, a la espera de que el Ayuntamiento proceda a la urbanización de una plaza pública en el espacio liberado por los tres primeros bloques derribados.