Ayer por la mañana, tres dotaciones de bomberos tuvieron que volver al sector de Can Colomer donde se produjo un incendio forestal el domingo, una cepa que, al parecer, aún humeaba generó otro incendio que acabó afectando a unos cuatrocientos metros cuadrados.
Horas antes, el domingo por la tarde, Bombers había organizado un operativo en el que participaron diez dotaciones terrestres y tres aéreas, con helicópteros y un hidroavión. Los trabajos fueron arduos, sobre todo para los bomberos de a pie, porque el terreno donde prendieron las llamas estaba repleto de árboles caídos desde el 9 de diciembre, cuando la ventada. Ardieron cuatro mil metros cuadrados de masa forestal.
El domingo, cientos de terrassenses observaron desde balcones y terrazas el despliegue aéreo, las descargas sobre el punto donde surgían las llamas. Primero se vio, a eso de las tres de la tarde, una humareda blanquecina que luego se tornó más oscura. La zona norte de Terrassa se llenó de ruido de sirenas, de unidades policiales y de bomberos camino de Can Boada del Pi y Can Colomer, donde el fuego quemaba árboles en una hondonada surcada por decenas de troncos que había tumbado el vendaval del 9 de diciembre. La actuación de las dotaciones terrestres de Bombers era trabajosa, y los medios áereos tuvieron que emplearse a fondo también. La intervención duró más de cinco horas, si bien el ataque desde el aire acabó a media tarde. A las nueve de la noche los bomberos dieron por finiquitado el servicio.