Después de los festejos del título europeo sub-21, de los actos de homenaje a la selección española, de las múltiples entrevistas y de pasar de un cierto anonimato a la primera línea de la actualidad por su extraordinaria actuación en la final de la Eurocopa, donde fue elegido el mejor jugador, Dani Olmo visitó ayer a los niños que participan en su campus solidario en Sant Llorenç. Acompañado de su padre Miquel y de su hermano Carlos, saludó a los jóvenes que le habían seguido estos días por la televisión, intercambió pareceres e intentó esconder la timidez de un chico de 21 años que se ha visto un tanto desbordado por todo lo ocurrido en los últimos días. “Está bien que la gente se interese por tí, que te pregunte y que te felicite. Son cosas normales en estos momentos”, explica mientras los pequeños le observan con esa mirada de fascinación que él dedicaba a sus ídolos hasta hace muy poco. “Ahora estoy algo cansado después de la Eurocopa. Igual me tomo unos días de vacaciones aunque en dos semanas empiezo la pretemporada con el Dinamo de Zagreb. Porque yo sigo siendo jugador del Dinamo”, explica a quien ya le ve apareciendo por alguno de los grandes estadios del fútbol europeo.
En el once ideal
Las consecuencias de su extraordinaria Eurocopa no se detienen. Después de ser declarado mejor jugador de la final, ayer la UEFA lo eligió como componente del once ideal del campeonato. Un reconocimiento más en una temporada en la que ha sido elegido mejor jugador de la Liga croata y que ha coronado con los tres goles anotados en la Eurocopa sub-21, el último en la final y de una factura excepcional. “Sí, seguramente es el más importante que he marcado. Y en la final de una Eurocopa”, suspira.
“Lo que hemos conseguido ha sido brutal, un sueño hecho realidad”, explica cuando se le pregunta por la Eurocopa. “La final fue espectacular por parte de todo el equipo. Lo que he vivido ha sido extraordinario.” Toda una serie de experiencias que hasta hace poco parecían inaccesibles para un futbolista que estaba alejado de las selecciones formativas de forma poco justificada. “He trabajado mucho para volver a la selección. Y hay que agradecerle al seleccionador la confianza que ha depositado en mi. Se lo he intentado devolver con buen juego. Y el premio recibido en la final me hace muy feliz.”
Y eso que el trayecto en el torneo empezó mal para él, con derrota por 3 a 1 ante Italia y sin aparecer en el terreno de juego. “No pensé nada por quedarme fuera del equipo. Era el primer partido y sabía que la oportunidad me llegaría. Sólo pensaba en aprovecharla”, confiesa. “Ha sido el torneo soñado. Jugar con estos compañeros es mucho más fácil. Teníamos un equipazo y este título es merecido por nuestro fútbol y el esfuerzo que hemos realizado. Yo venía de acabar muy bien la temporada en el Dinamo y llegaba concentrado y convencido de que estaba preparado para un reto tan importante. La motivación era muy grande. Pero sabía que era mi oportunidad. Y que la gente de España me conociese un poco más. “
La selección española sub-21 que ha conquistado su quinto título continental ha fascinado a muchos por la calidad de sus componentes. Dani Olmo, en ese escenario, se ha consagrado como la gran revelación, seguramente por el menor seguimiento que se ha producido de su carrera al jugar los últimos años en Croacia. “Esta generación es muy buena”, dice convencido del gran futuro que les espera. “Es un equipo espectacular. Me sentía como un niño pequeño jugando con ellos, disfrutaba muchísimo. Y no sólo en el campo, sino fuera también se ha hecho un grupo espectacular. Ese es un punto extra para haber llegado a donde hemos llegado.”
Y todo ello con un aliciente adicional, la clasificación de España para los Juegos Olímpicos de Tokio. “Es algo increíble, ese era uno de los objetivos. Poder estar en unos Juegos es lo máximo para un deportista. Pero queda un año y ya veremos qué pasa.” Sería el tercer futbolista terrassense olímpico, después de Xavi y Luque de quienes no quiere sentirse heredero. “Yo trabajo para hacer mi camino.”
Un camino difícil
El trayecto hasta el éxito no le ha resultado sencillo. Dejó el Barça a los 17 años para emprender una carrera en Croacia que muchos calificaron como un error. “Al principio fue complicado de entender”, admite al recordar aquellos días en los que casi les tildaron de locos, a él y a su familia. “Tomamos esta decisión pensando en mi futuro deportivo. Y hoy en día podemos decir que hemos acertado. Estaba convencido desde el principio, pero la mayoría de la gente no. Jugar en el Dinamo me ha dado la posibilidad de crecer.” También muchos le preguntan si hubiese llegado a su estatus actual si no se hubiese movido del Barça, sin representación el club azulgrana en esta selección sub-21. “Nunca se sabe, no hay respuesta para eso. Allí he mejorado muchísimo, he aprendido cosas nuevas y eso me ha ayudado a mejorar.”
El trayecto, en todo caso, no ha sido sencillo y ha tenido momentos delicados en los que valoró la posibilidad de un cambio de rumbo ante la falta de protagonismo. “El camino tiene altibajos, pero la única receta para superar los momentos difíciles es el trabajo”.