Este domingo se acaba la Liga para el Terrassa FC en el campo de la Pobla de Mafumet (12 del mediodía). Y se acaba también la segunda etapa de Cristian García en el club egarense, a donde regresó para cerrar su ciclo como futbolista en activo y donde ha empezado su carrera como entrenador. Tres años en los que también ha ejercido como director deportivo y en los que ha conseguido disputar dos “play off” de ascenso. El pasado martes anunció que no continuaría en el club después de una temporada de desencuentros con la afición.
¿Se siente liberado, en clave personal, después de haber verbalizado su marcha?
Ya llevaba tiempo tranquilo en ese aspecto porque, como sabe, la decisión no es nueva. La tranquilidad personal viene porque estas fechas suelen ser de mucho trabajo en una secretaría técnica y ahora ese no es mi caso. Tampoco nos apremian los resultados como otros años.
Usted dijo el domingo, tras su último partido en casa, que no había sentido nada especial. ¿Es distinto esta semana, cuando lo que se produce es su último partido en el Terrassa?
Esta semana es diferente, estoy algo más inquieto. Sabes que es tu último partido como entrenador, mientras no te llame alguien, y no sabes lo que te va a deparar el futuro. Pero es ley de vida.
Me queda la sensación de que se marcha del Terrassa FC con dolor.
Con un poco de desilusión, porque se ha valorado poco lo que hemos hecho. Siempre digo que hay que tener en cuenta de dónde viene uno y el Terrassa venía de muchos años sin jugar el “play off”, a excepción del año que lo consiguió Miki Carrillo. Yo entiendo que hemos hecho tres años buenos, en los que se han conseguido cosas importantes y parece que se valore igual que cuando quedabas octavo a diez puntos del cuarto.
¿Qué ha sido lo peor?
No clasificarnos esta temporada para el “play off”. Yo había puesto muchas esperanzas en este año. Teníamos una buena base formada después de lo que hicimos el año anterior y era cuestión de acertar con los fichajes para pelear por todo. Empezamos bien, luego tuvimos un mal episodio y encadenamos aquellos catorce partidos sin perder que nos ilusionaron a todos. Pero faltaba estabilidad, a nivel futbolístico y social, y así es imposible conseguir lo que te propones. Sin unión, es imposible.
¿La derrota de Compostela, en la promoción del año anterior, penalizó tanto, en singular y en plural?
Supongo que sí. La gente habla mucho de aquel partido porque perdimos por 3 a 0, pero esto es fútbol y el ascenso tampoco hubiese estado hecho sin ese resultado. Nadie se acuerda del “play off” que llevábamos hasta ese momento, que era impecable. Pero en un partido lo perdimos todo por unos pequeños detalles. Hace unos días ví la primera parte porque no había vuelto a ver el partido. Y no estuvimos tan mal.
¿Eso explica que en la séptima jornada ya pidieran su cabeza?
Sí, porque por otro motivo no lo entendería. Íbamos terceros en ese momento. Entendería que la gente se manifieste si vas decimoctavo y no muestras nada interesante, pero no entonces. Estaba claro que en ese clima nos podíamos caer en cualquier momento porque no teníamos el apoyo de la afición.
¿Por qué no se marchó entonces, viendo que el ambiente era tan hostil?
Por no dejar tirada a mucha gente. Tenía un compromiso con el presidente, con quien nos prometimos que íbamos a acabar la temporada pasase lo que pasase, y con los propios jugadores, tanto con los que estaban como con los nuevos. Además, entendía que podía revertir la situación como de hecho hicimos después. Pero con el tiempo me he dado cuenta que igual hubiese sido mejor marcharme y que el club consiguiese sus objetivos sin mí.
¿Tuvo la tentación de irse entonces?
Sí, porque entendía que era una situación injusta. Y no sólo por los gritos de “Cristian, vete ya”, sino por lo que viví fuera, con gente esperándome para pedirme explicaciones de por qué no íbamos primeros. Lo peor que te puedes encontrar es un tonto que se cree listo.
Meses después la situación se repitió.
Pero es diferente. Lo feo de ese segundo día es que estaba mi familia por medio. Pero puedo llegar a entender la reacción de los aficionados porque pierdes con el Martinenc y tiene cierta lógica.
¿Es tan difícil este club como parece?
Sí, pero no porque lo diga yo sino porque lo demuestran los números. Han pasado muchos entrenadores por este banquillo y todos han sido malos. Es igual el estilo de cada uno. Si le pegas arriba no gusta, si se la pasas al portero no gusta, si traes gente joven no gusta, si traes veteranos, tampoco. Aquí no gusta nada. Sería conveniente mirarse un poco el ombligo. Aquí le han pitado a todos y no puede ser que todos sean malos. En eso tiene un problema la afición.
Siempre me ha sorprendido escuchar quejarse a profesionales, como usted y otros, que han estado en clubs y categorías muy exigentes, de la presión que se vive en el Terrassa.
Es un escenario distinto. Cuando eres profesional lo vives de una forma, pero cuando tienes jugadores amateurs no es lo mismo. Yo he jugado en equipos que tienen una presión terrible, pero lo entiendes. En Tercera División eso no es bueno. Aquí hay jugadores que trabajan, que su vida no es el fútbol y lo gestionan de otra manera. En esta categoría cuesta ganar partidos, hay cinco o seis equipos que quieren subir cada año.
¿Cómo se cambia eso?
Es difícil. Las exigencias y las prisas no son buenas. Construir un proyecto es complicado, necesita tiempo.
Urgencias históricas, que diría Menotti.
Si y eso penaliza al club. Estuvimos en Segunda “A”, pero eso es pasado. Yo también jugué en Segunda “A” y ahora soy entrenador de Tercera. Eso no sirve de nada ahora. No somos mejores que el Cerdanyola por eso o por nuestro estadio. El Terrassa es un club grande en la categoría, de eso no cabe duda, pero luchas, por ejemplo, con un Llagostera con un campo pequeño y poca población que tiene más presupuesto que nosotros. Esa es la realidad.
No es al primer entrenador del Terrassa que le oigo decir que no se le reconocen los méritos.
Porque es la verdad. Hicimos un récord de catorce jornadas sin perder y la gente estaba callada. Parecía algo normal. Nos respetaban más fuera que en casa. No hemos conseguido enganchar a la afición.
Usted ha apostado por una línea de juego, por un modelo. ¿Se debería seguir en una línea de actuación parecida?
Si yo tuviese que elegir seguiría el mismo camino. Prefiero jugar bien a fútbol para conseguir el objetivo. Parece que jugar bien esté penalizado en Tercera División y no creo que sea así. Nosotros hicimos el “play off” el año pasado jugando bien al fútbol. Y este año lo ha hecho el Horta. Otra cosa es que a la gente le guste más o menos. ¿Quién te asegura el resultado jugando de otra manera? Prefiero conseguirlo a través del buen juego. Yo respeto todas las ideas y todas las propuestas. El Prat, por ejemplo, es sólido y no expone. Pero su entrenador siempre hace equipos muy competitivos. Pero a mí no me gusta.
¿Ha aprendido mucho de este segundo año como entrenador?
Este año mucho más, porque el primero no fue tan exigente. Y no escuché a nadie pedir mi dimisión pese a que estuvimos a punto de quedarnos fuera. Lo que he comprendido es que cuando los resultados no llegan no debes cambiar tu idea, no puedes sufrir sólo por el resultado, no sirve de nada. Cambiar la idea no te garantiza que vayan a llegar mejores resultados.
¿Este año ha cambiado su idea en algún momento?
Hicimos matices después de perder contra el Prat para sacar al futbolista del problema. Lo que me echo en cara es no haber vuelto después a la idea inicial. Pero como no perdíamos seguimos igual, a pesar de que ya había síntomas malos. No éramos un equipo para jugar a según qué tipo de cosas.
Cuando se perdió con Sant Andreu y Horta, después de catorce jornadas invictos, se respiró un ambiente de desastre total. Y aún no había nada perdido. ¿Se precipitaron en los mensajes apocalípticos?
Sabíamos que si ganábamos esos partidos teníamos el “play off” en el bolsillo. El problema es cómo perdimos contra el Horta, nos hizo mucho daño. Entiendo que no había para tanto, pero no es fácil reconducir al futbolista en ese contexto. Pasamos de estar muy bien a estar muy mal. Y se produjeron las derrotas contra Martinenc y Santboià que tanta influencia han tenido.
¿En qué se ha fallado este año?
Yo he fallado en la planificación. Nos ha penalizado tener poca experiencia en la plantilla. Perder a futbolistas como Amantini ha sido muy perjudicial. Intentamos suplirlo con Savall, pero las lesiones le han impedido rendir como esperábamos. Ahora, si pudiera, intentaría tenerlos a los dos. La experiencia en momentos complicados es fundamental.
¿Y los fichajes?
Está claro que muchos no han dado lo que esperábamos, pero tampoco futbolistas que el año pasado estuvieron a un gran nivel y esta temporada han estado por debajo. También hemos estado muy cortos en defensa y ese es un error mío. Ya sé que Nils puede jugar de lateral izquierdo, pero igual en lugar de traer más delanteros era necesario un defensa más. La presión era muy grande, todo el mundo nos daba como favoritos y en ese escenario era preciso tener gente con experiencia.
¿Cuándo escuchó al presidente decir que quería ser campeón de Liga pensó que ya se había equivocado?
Se lo he dicho a él muchas veces. Porque no veo qué beneficio tiene decir eso. No lo dice nadie, ni el Llagostera este año o el Espanyol “B” cuando bajó. La única consecuencia que tiene una afirmación así es que te estén esperando todos y que tu afición se desencante si no vas primero. Ser campeón cuesta.
Usted ha insistido en decir que a pesar del buen punto de partida que significaba el presupuesto de este año, tampoco eran los primeros en el capítulo económico.
La temporada pasada teníamos una plantilla para estar entre los ocho primeros y si quedabas tercero o cuarto era un éxito. Y este año era para estar entre los seis primeros luchando por entrar en el “play off”. Todo el mundo quiere ascender, pero la realidad es la que es.
¿Arranz ha sido el único fichaje rentable?
Mirándolo con números, puede ser. Coro también ha estado a un buen nivel media temporada. Pero, en definitiva, los fichajes han estado a la altura del resto de la plantilla. Pienso que, a nivel general, Arranz nos ha dado muchos goles y Carreón es otro futbolista destacado por las sensaciones que ha ofrecido.
La sensación que existe es que se va a producir, otra vez, un cambio muy importante de futbolistas.
Pienso que quien venga va a intentar cambiar. Y algunos futbolistas querrán salir después de un año malo. En todo caso, hay gente muy válida que yo intentaría quedarme. Yo creo en los proyectos, en dar continuidad a la gente. En un mal año acostumbra a haber más damnificados.
En alguna ocasión ha manifestado que durante esta temporada ha sentido la soledad en su cargo. ¿En qué sentido?
En los malos momentos agradeces que salga alguien por encima de ti que te defienda, yo no tengo que salir a hacerlo. Pero el presidente es una persona que tiene que aprender, que va mejorando en todos los sentidos y que ahora va a poner a una persona por encima del entrenador que lo defenderá cuando sea preciso y lo marcará también cuando sea necesario.
¿Esa doble función de entrenador y director deportivo le ha penalizado?
El modelo sirve, pero es muy exigente. Yo tengo que estar centrado en entrenar, pero te llegan muchos problemas que resolver. Aquí teníamos la figura del vicepresidente deportivo que era quien debería haber hecho esa función.
¿Al Terrassa le ve futuro?
Si no tiene urgencias sí. Y también influyen muchos elementos, por ejemplo el estadio. Aquí no se puede jugar a fútbol. En todo caso, el club ha crecido mucho y las personas que están al frente son válidas.
Elija un buen momeno de estos tres años.
El partido de Castelldefels del año pasado fue un desastre, pero aquel “play off” en el campo donde me lesioné fue muy especial.
¿El malo?
La lesión, mucho más que el partido de Compostela.
¿Ahora ya tiene claro que quiere ser entrenador?
Tenía la inquietud de saber cómo iba a responder. Yo quería ser entrenador, pero no sabía si sería capaz de transmitir lo que sientes. Es mejor un entrenador con carisma que otro que sepa mucho de fútbol y no sepa llegar al futbolista. Yo creo que he llegado a los futbolistas.
¿Qué va a hacer ahora?
De momento, esperar aunque hay algunas cosas abiertas. Tengo claro que sólo entrenaré si hay algo que me apetezca mucho. También influye el tema familiar.
Pero algún día tendrá que coger la maleta.
Seguro, pero ahora mismo necesito formarme y lo mejor sería estar cerca de casa.