A falta de cuatro jornadas, el Sferic Aplidium tiene la permanencia muy complicada. Con 28 años, su entrenador, Álvaro Fernández, ha visto de todo en el mundo del básquet. Ahora, el también director técnico del conjunto de la calle Faraday se enfrenta a una más que probable pérdida de categoría.
¿Cómo se ha llegado a esta situación, con 5 victorias y 17 derrotas?
Teníamos claro que sufriríamos por no bajar, pero no esperábamos vernos en esta situación. Al final, se llega ahí por una muy mala dinámica. Hemos perdido muchos partidos por muy pocos puntos. Y eso es algo que condiciona mucho.
¿Cómo se gestiona?
La plantilla es la misma del año pasado. Estar en descenso ahora tampoco es una novedad muy grande. Cuando cogí el equipo el año pasado, la situación era muy parecida. Nos reforzamos en verano con buenos jugadores, pero nos salió cruz.
¿A qué se refiere?
Afrontar el día a día con poca gente no es fácil. Hemos sufrido bajas y además tenemos un problema muy grave de formación, general en la ciudad. Eso nos ha llevado a tener un equipo un punto envejecido. Y eso tiene consecuencias.
¿Y cómo se ve eso desde un club de la entidad del Sferic?
Hay mucha implicación por parte de la junta. Hemos conseguido una estabilidad que seguramente nos llevará a un crecimiento a largo plazo. Queremos recuperar el espíritu histórico del Sferic, que la gente venga a vernos jugar, que se sienta partícipe del club. Nos gustaría ofrecer más victorias.
¿Cuál es el camino a seguir?
Apostar por la gente de casa, formarla. Esta situación ahora no se da. Los más jóvenes nos ayudan mucho a entrenar, pero la mayoría no están preparados para competir. Eso lleva a ser siete en muchos partidos. Y así cuesta mucho.
A falta de cuatro partidos, el descenso parece una realidad. ¿Vé opciones de salvación?
La situación no está en nuestras manos. Dependemos de otros. Pero seguiremos trabajando y compitiendo. Tenemos que jugar contra Sedis y Safa. Y estos dos partidos hay que ganarlos como sea, hacerlo lo mejor posible.
¿Qué ha hecho mal este equipo?
Quizás hemos querido resolver los encuentros de forma individual o heroica en vez de respaldarnos en el equipo. Individualizamos mucho la carga del equipo en uno mismo y eso nos perjudica colectivamente. A eso le sumamos la poca regularidad defensiva que nos afecta mentalmente durante los partidos.
¿Se ha planteado incorporar algún jugador para suplir las bajas?
Hemos estado trabajando en ello, pero no hemos encontrado las piezas adecuadas. Fichamos a Juanico, que nos ha ayudado mucho.
¿Incomoda jugar en Segunda Catalana?
No sabemos qué pasará en el futuro, pero está claro que dicho futuro pasa por apostar por una base sólida de gente joven. Debemos centrar todos nuestros esfuerzos en mejorar la base y sacar jugadores. Si sirven para jugar en Tercera Catalana, quizás tendremos que jugar en Tercera Catalana. Si son de Copa, jugaremos en Copa.
¿Ha sido una experiencia muy dura a nivel personal?
Es una experiencia que me hará crecer. Al final tocará analizar qué hemos hecho bien o mal. Mi voluntad y motivación es seguir, pero veremos qué quiere hacer el club.
¿Piensa en dar un paso al lado?
Me he planteado todos los escenarios posibles. Quizás debería haberlo planteado, pero la directiva consideró que debía continuar. Hemos intentado cambiar muchas cosas del día a día, pero no ha sido posible. Aún quedan cuatro partidos. Sin ellos no hay futuro.
¿Porqué no ha funcionado?
Es una pregunta sin respuesta. Hay cosas que son inexplicables. Los tiradores no meten, los defensores no defienden. Y eso te genera esa ansiedad de la que hablábamos.
¿Cómo ha encajado el grupo esta dinámica tan negativa?
A nivel de grupo no ha habido ningún mal rollo, pero el perder nos ha creado ansiedad. La consecuencia del mal juego ha sido justamente esa ansiedad. Hemos intentado cambiar de todo. He hecho hasta "coaching" con el equipo. Hemos llegado a evadirnos de los resultados porque no los podemos controlar. Hemos hecho cosas muy simples: cumplir unas normas, llegar puntuales, hacer cosas fáciles. Pero ha costado demasiado.