Con la temporada 2018-19 prácticamente liquidada para el Terrassa FC en el aspecto deportivo, todas las miradas se centran en el proyecto del próximo ejercicio en el que el club egarense volverá a optar a estar entre los mejores equipos de la competición. Será la novena temporada consecutiva en Tercera División, una etapa demasiado prolongada en todos los sentidos. Pese a que en el club egarense se guarda prudencia a la hora de hablar de futuro antes de cerrar las carpetas de este año, algunos detalles empiezan a quedar claros para trazar el libro de ruta a seguir.
El primer punto de esta nueva etapa viene condicionado por la apuesta económica que se llevará a cabo. Este año se hizo una inversión importante con el fin de que no se escapase el ascenso y se incrementó de forma notable el presupuesto, que pasó de 150.000 a 250.000 euros en lo que hace referencia a la confección de la primera plantilla, cuerpo técnico incluido. Pero ese escenario es inasumible para las posibilidades de un Terrassa FC que reajustará su inversión a los ingresos que genera, lo que le permitirá confeccionar una plantilla con un coste aproximado de 150.000 euros. Con ello, los responsables del consejo de administración entienden que se puede estar en disposición de luchar entre la cuarta y la octava plaza. En todo caso, parece descartado que el consejo, con el presidente Jordi Cuesta a la cabeza, asuma otra inversión económica superior a lo que dicta su realidad. Esta temporada, por ejemplo, se estima que las pérdidas finales pueden estar alrededor de los 40.000 euros. Cuesta, que ha hablado siempre de que su proyecto era a cuatro años, no tiene previsto dejar la propiedad del Terrassa FC a menos que se produzca un cambio radical en la situación actual.
Cambio de escenario
A partir de ese severo recorte económico, el club deberá dibujar sus prioridades a nivel deportivo. Y en esa parcela las decisiones a tomar son estratégicas. Aunque Jordi Cuesta ha ratificado su confianza en Cristian García hasta final de temporada ("seguirá aunque perdamos todos los partidos", ha dicho) nadie duda que la continuidad del técnico egarense en el banquillo tiene fecha de caducidad. No haber cumplido los objetivos previstos provocará una ruptura amistosa de común acuerdo. El presidente entiende que es preciso cerrar esta etapa y dejar las puertas abiertas para el futuro y el entrenador asume que el clima de esta última temporada no invita a seguir en el cargo. Las críticas que ha recibido por parte de la afición en distintos momentos de la temporada han minado muy seriamente su estado anímico.
Todo ello invita al club a resolver en un plazo no demasiado largo el vacío que se va a producir en esa parcela. No hay que olvidar que Cristian, además de entrenador, es el director deportivo de la entidad y su salida conllevará un relevo en las dos funciones. Y es ahí donde los responsables del consejo de administración deben resolver las incógnitas que se presentan. Todo indica que después de Semana Santa las dos partes se sentarán para abordar este asunto.
Tres jugadores con contrato
La plantilla, por otra parte, se entiende que presentará también cambios sustanciales. Con el recorte a aplicar es probable que algunos futbolistas tomen caminos distintos. Los únicos que tienen contrato en vigor son Coro, Yaya y Pallàs por lo que con el resto habrá que negociar su futuro. El club quiso cerrar recientemente la renovación de Jorge Carreón, pero su representante rechazó la propuesta del Terrassa dado que el futbolista boliviano tiene buenas propuestas encima de la mesa después de cuajar una excelente temporada. Guti conservaba una cláusula de ampliación por número de partidos jugados, que no ha alcanzado.
En todo caso, las decisiones finales referidas a la confección de la plantilla quedarán en manos de las personas que asuman la dirección deportiva.