Además de contemplar paisajes inhóspitos, nunca vistos, de una belleza mareante, gozar de varias auroras boreales e imposibles salidas de sol, el corredor egarense Oriol Antolí tuvo tiempo para subir al podio en la Rovaniemi 150, una durísima carrera de 150 kilómetros y aproximadamente 1.300 metros de desnivel positivo que transcurre, en el 90% de su recorrido, por el Círculo Polar Ártico. La salida se dio en la ciudad de Rovaniemi, capital de Laponia, situada en la parte septentrional de Finlandia. Esta moderna ciudad, casi destruida durante la Segunda Guerra Mundial, vio como unos 40 corredores se enfrentaban desde allí a esos 150 kilómetros.
Antolí llegó a Finlandia con tiempo suficiente para la aclimatación y sufrió temperatuas de -30 grados centígrados. "Afortunadamente, el día de la carrera estábamos a unos 5 grados bajo cero, que ya es muy poco", explica tras su primera experiencia en el Ártico, que califica de "muy dura pero a la vez muy bonita y enriquecedora".
Tirando del trineo
El terrassense salió de Romanievi el sábado a las nueve de la mañana y cruzó la línea de meta el domingo cerca del mediodía, completando un registro de 26 horas y 40 minutos. Fue el tercer clasificado de entre los 40 hombres y mujeres que realizaban la carrera a pie con un "pulkka", un trineo donde llevaba unos 13 kilos de material eue el egarense iba arrastrando. Era obligatorio llevar un saco de dormir, un aislante térmico, un silbato, una luz frontal y otra roja detrás del trineo. Arrastrar ese peso durante más de 26 horas fue para Antolí uno de los aspectos más duros de esta aventura. En los nueve puntos de avituallamiento del recorrido sólo encontraba agua y fuego para cocinar alimentos liofilizados. "La carrera fue más dura de lo normal, aunque no tan extrema en cuanto a condiciones meteorológicos. En este sentido tuvimos suerte, ya que otros años se habían alcanzado los 35 grados negativos", explica el aventurero egarense. Su única intención era acabar, pero subió al podio.