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De futbolistas a héroes en un partido histórico

CE Europa y Terrassa FC se miden mañana en un encuentro importante para ambos. Dos históricos del fútbol catalán que en 1966 jugaron un partido para la historia. 

Hubo un tiempo en el que en el fútbol no existían las tandas de penaltis, ni los goles fuera de casa valían doble, ni se podían hacer cambios y en las fotografías de los equipos, esas que casi nunca se publican, aparecía el segundo portero porque era el único que podía jugar en caso de lesión del titular en un fútbol sin suplentes. En ese fútbol, tan lejano en el tiempo y en su concepción, CE Europa y Terrassa FC protagonizaron en 1966 el partido más largo que se recuerda en el fútbol español, un partido que duró 154 minutos, en el que se jugaron cinco prórrogas y que marcó un hito de difícil encaje en el fútbol moderno. Aquel partido era el desempate de la promoción que Europa y Terrassa protagonizaron, con una plaza en juego en Segunda División, y se jugó ni más ni menos que en el Camp Nou porque el desempate tenía que ser en campo neutral. Ganó el Europa por 3 a 4 en un duelo de titanes bellísimo, de esos que quedan escritos en la historia del fútbol, donde nadie pierde y sólo gana el fútbol, donde sólo gana el deporte, donde el vencedor es casi la anécdota. Al menos con la perspectiva del tiempo cuando se pone en marcha el escáner. La fotografía del vestuario del Terrassa aquella noche, con futbolistas destrozados por el esfuerzo y hundidos emocionalmente por la derrota deportiva, no indicaba lo mismo en la lectura inmediata.

Situemos ese partido en el contexto de la temporada 65-66. El Terrassa FC militaba en Tercera División y tenía un par de experiencias recientes en promociones de ascenso con resultado negativo. Había descendido de Segunda División en la temporada 60-61 y como es fácil imaginar su objetivo inmediato no era otro que recuperar la categoría. Esa temporada se había formalizado un patronato ciudadano con la participación de las principales instituciones y empresarios de la ciudad para resolver la crisis que se arrastraba y construir un proyecto viable y ambicioso. El Europa, por su parte, militaba en Segunda División y se vio abocado a jugar una fase de permanencia.

Cuartos en la Liga
Los egarenses, bajo la dirección técnica de Juan Navarro, finalizaron la Liga en la cuarta posición y se ganaron el derecho a disputar la fase de ascenso. Pasaron la primera eliminatoria contra el Olot, que había sido tercero en la Liga, y después se emparejaron con el Atlètic Balears. Un 2 a 1 en Terrassa y resultado repetido en Mallorca. Por tanto, se tuvo que jugar un partido de desempate dado que no estaban establecidas por entonces las tandas de penaltis ni tampoco tenían valor doble los goles marcados fuera de casa. Aquel partido de vuelta acabó en una batalla campal entre aficionados del conjunto balear y los jugadores del Terrassa, que tuvieron que rescatar a su entrenador ante la ausencia de policía.

El tercer partido se jugó en el Estadio Vallejo de Valencia y también resultó épico dado que el Terrassa se apuntó el triunfo por 4 a 3 después de una prórroga. Los egarenses fueron perdiendo por 0 a 2 y 1-3, pero en una extraordinaria demostración final de coraje y preparación física se apuntaron la victoria.

La última estación de aquel camino hacia Segunda División deparó el enfrentamiento contra el Europa. En la ida, el 19 de junio de 1966, el Terrassa se impuso en su estadio por 1 a 0 gracias a un gol de Barceló a cinco minutos de la conclusión. Los escapulados nivelaron la eliminatoria con otro 1 a 0 en la vuelta (26 de junio). Y de nuevo un episodio de desempate, aunque en esta oportunidad de desenlace heroico por parte de los dos equipos. El Camp Nou fue el escenario neutral elegido para resolver la eliminatoria el día 29 de junio, con la presencia de casi 30.000 espectadores en las gradas. El Europa se acabó apuntando el triunfo al imponerse por 3 a 4 en un partido que duró 154 minutos y en el que se jugaron cinco prórrogas. Además del tiempo reglamentario, que acabó con empate a 3, se jugó una primera prórroga de 30 minutos, en la que no se produjo ninguna variación. Después estaba estipulado que se jugasen prórrogas de 10 minutos con victoria final para quien marcase primero, lo que hoy en día se podría traducir como "gol de oro". El máximo de prórrogas de 10 minutos era de 4 y en caso de que se mantuviese el empate el ganador era el equipo que hubiese lanzado más córners. Se jugaron tres prórrogas de diez minutos sin que se produjese ninguna alteración en el marcador y en la cuarta, a los 4 minutos, los gracienses marcaron el tanto del triunfo. En caso de haber acabado en empate esa última prórroga, el triunfo hubiese sido para el Europa, que acumuló un mayor número de saques de esquina.

El tiempo reglamentario acabó con empate a tres goles. Crispi fue el autor del 0 a 1 para el Europa en el minuto 35. Brunet empató en el 52 al transformar de forma magistral un lanzamiento de falta. El ex terrassista Díaz fue el autor del 1 a 2 en el minuto 64 y en el 76 Villodres anotó un 1 a 3 que parecía definitivo. Pero la reacción del Terrassa resultó extraordinaria. Barceló hizo el 2 a 3 en el minuto 81 y a un minuto del final Cristóbal aprovechó una indecisión de la defensa europeísta para conseguir el empate.

Se suceden las prórrogas
A partir de entonces se sucedieron las prórrogas. Con dos rivales casi exhaustos por un esfuerzo multiplicado dado que en el minuto 75 se había producido la expulsión de un jugador por equipo: Alfonso, del Europa, y Brunet, del Terrassa. Los esfuerzos físicos cada vez eran más reducidos, las caídas derivadas del agotamiento se convirtieron en habituales en los dos bandos, mientras en la grada crecía la incertidumbre y en el campo la combatividad. En la mochila del Terrassa, cuya capacidad física era más que destacada, pesaban los anteriores compromisos de promoción, sobre todo con la exigencia física que supusieron sus tres partidos y la prórroga ante el Atlètic Balears. Cristóbal fue el mejor jugador en las filas terrassistas y suyas fueron las mejores ocasiones en la primera prórroga para haber resuelto el partido de forma anticipada. El encuentro empezó a las 6.30 de la tarde y pasadas las diez de la noche llegó el desenlace, en este caso fatal para el Terrassa. En el minuto 4 de la quinta prórroga se produjo la acción definitiva favorable al Europa. Martín envió un remate al poste del marco defendido por Jaime y Villodres aprovechó el rechace para marcar el 3 a 4 definitivo. Dos minutos antes, el Terrassa había dispuesto de una buena ocasión.

Acabó entonces el partido, pero empezó la leyenda. La protagonizada por 22 futbolistas que durante 154 minutos escribieron una de las páginas más bellas de la historia del fútbol español. "Ha sido un encuentro extenuante", dijo el técnico terrassista, Juan Navarro. "La suerte no ha estado de nuestro lado, se nos han ido lesionando jugadores, especialmente los de vanguardia y pese a ello, los muchachos han estado a punto de conseguir el fin deseado." Luis Cid Carriega, que había sido entrenador del Terrassa hasta el año anterior, era el técnico del Europa. "Nos han puesto las cosas muy difíciles. Hay que felicitar al Terrassa", explicó.

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