Los grandes retos tientan cada vez más a Oriol Antolí, el ultrafondista egarense de 35 años que se ha enfrentado en los últimos años a diferentes pruebas de larga distancia que exigen dormir poco y caminar muy rápido por terrenos poco propicios. En enero del año 2014 se inscribió en la Spine Race, una carrera de 431,3 kilómetros que transcurre por el parque nacional Penine Way, en Inglaterra. Arranca en la localidad inglesa de Edale y finaliza en Kirk Yetholm, cerca de Manchester pero ya en territorio escocés. Abandonó al segundo día, pero tuvo claro que volvería a Gran Bretaña para completar la prueba.
Y así ha sido. Cinco años más tarde y mucho más curtido en carreras de larguísima distancia, Antolí consiguió finalizar este mes la Spine Race. No sólo la acabó sino que consiguió clasificarse en una más que meritoria séptima posición, con un tiempo de 117 horas. Salió el domingo 13 de enero y cruzó la línea de meta a las 5 de la madrugada del viernes, casi tres días antes del límite que dan los organizadores a los participantes. La victoria correspondió a la atleta británica Jasmin Paris, que empleó solamente 83 horas en completar el reto. Los otros cinco atletas que precedieron al egarense en la clasificación eran también británicos.
No era la primera vez que Antolí desafiaba los pantanosos caminos ingleses. El pasado mes de mayo se convirtió en el primero en finalizar la Monarch Way, una prueba de más de mil kilómetros que corrió a beneficio de la fundación Prodis.
Este ingeniero electrónico comenzó a disputar este tipo de carreras de montaña hace ya más de ocho años por el puro placer de hacerlo. Para él, el tiempo y la clasificación final no es importante.
A diferencia de otros retos de estas características, en esta Spine Race no había asistencia. Sólo cinco puntos de avituallamiento. "Fue una experiencia realmente dura. Tenías que estar muy atento a la orientación para no perderte. El terreno era muy pantanoso y tuvimos que desafiar unas condiciones meteorológicas extremas, con muchísimo viento, niebla y lluvia", explica Antolí, que soportó temperaturas de menos 12 grados, con una sensación térmica de menos 20.
Una zona inhóspita
En la soledad del recorrido, el terrassense dormía solamente un par de horas diarias. Tenía previsto bajar de las 120 horas y lo consiguió. "El hecho de dormir poco, junto al frío y el viento te lleva a caminar en unas condiciones límite. Lo importante es no detenerse", dice. "Acabé muy cansado. La última noche dormí junto a dos de los corredores que me acabarían superando. Ellos se despertaron antes y me acabaron pasando por delante", dice.
Oriol Antolí prepara ya su próxima aventura. El día 22 de febrero correrá en Finlandia la Rovaniemi 150 Arctic Winter Race, una carrera de 150 kilómetros en la que desafiará la nieve del Ártico a bordo de su trineo. "La nieve es algo nuevo para mí. Me lo tomo como un aprendizaje", asegura.