El terrassense Pep Muñoz (2 de agosto de 1979) ha finalizado su tercera temporada en el fútbol chino, donde ejerce como segundo entrenador del Quindao Huangchai de la Segunda División. El primer técnico es el ex del Terrassa FC, Jordi Vinyals. Jugó en el fútbol base del Terrassa, después marchó a Lleida, donde inició su carrera como entrenador, y fue campeón de Europa juvenil con el Barça formando equipo técnico con Jordi Vinayls. Ahora estudia su futuro.
Han acabado la Liga en la cuarta posición, igual que el año pasado. ¿Qué balance hace?
Han sido tres años exitosos, estamos muy satisfechos con la labor que se ha desarrollado. Hemos conseguido que un equipo pensado para estar en media tabla se haya quedado cerca de obtener el ascenso, porque el primer año fuimos terceros. Ser cuartos es otro muy buen año. Nuestro presupuesto es el duodécimo de la categoría y pese a ello, cada año hemos estado arriba. Han subido el Wuhan y el Shenzhen que entrena Juan Ramón López Caro. El Greentown de Sergi Barjuan ha sido tercero.
¿Y qué idea de futuro tiene?
Son tres años lejos de casa, en un país muy diferente a nivel deportivo y cultural. Ahora es momento de descansar, de valorar las opciones deportivas y tomar una decisión. Aún no tengo nada decidido en relación a mi futuro.
¿Es agotador estar tan lejos de casa?
La familia la tengo en Terrassa y en Lleida y eso es duro porque estás solo. Y a nivel deportivo los ciclos deben ser cortos. Hemos hecho un buen papel, pero no hemos podido lograr el ascenso. Eso te lleva a pensar en nuevos retos que te hagan mejorar. Pero veremos qué nos depara el futuro.
¿Usted tiene la maleta a punto si se presenta otro proyecto fuera de España?
Los entrenadores estamos abiertos al mundo hoy en día. Cuando uno sale se da cuenta que hay muchas opciones en el exterior. Y se pueden valorar.
¿Para un entrenador es bueno salir de casa, de su zona de confort?
Entiendo que mucho. Cuando acabé mi etapa en el Barça no era un entrenador conocido y la posibilidad de salir fuera era muy interesante porque tampoco tienes un nombre. Venir de la Liga española, del Barça, hace que te valoren mucho. Pasa en China y en muchos otros países. Es muy gratificante a nivel deportivo.
¿La etiqueta Barça da un prestigio añadido?
En el fútbol todo es cíclico. Aunque exportar el modelo Barça te da una marca identitaria. En todo caso, ahora España hace tiempo que no gana y eso hace que se vea con mejores ojos a entrenadores alemanes o franceses. Lo que nos diferencia es que nosotros traemos un estilo propio de juego.
Desde aquí se observa un cambio importante en el fútbol chino, al menos en cuanto a las operaciones económicas que ya no son tan espectaculares.
El gobierno introdujo una nueva norma, por la que el club que compraba un jugador tenía que pagar a la federación la misma cantidad de dinero que al club de procedencia del futbolista. Eso doblaba el precio de las operaciones. Además, están potenciando a los jugadores jóvenes chinos. Eso hace que exista una prioridad a la hora de apostar por esos futbolistas, adaptando la normativa para que puedan tener minutos en sus equipos. Ya no son tanto de traer estrellas mundiales, sino piezas que puedan potenciar a los equipos.
¿Eso está teniendo consecuencias deportivas?
Aún es pronto para decirlo, pero si organizan el trabajo seguro que tendrá una repercusión. Tienen muchos recursos, pero quizás no los utilizan de la mejor manera posible. Tienen seleccionadores de distintas nacionalidades y no hay un modelo común de trabajo ni de competiciones formativas. Eso hace que no se avance al ritmo que sería posible con tantos recursos.
¿Sigue creyendo en el futuro del fútbol chino?
Futuro le veo, pero no sé cuando se puede visualizar. Insisto en que la clave es organizarse mejor. Es necesario dar el poder de decisión a personas preparadas. Les cuesta hacerlo a personas extranjeras y, al final, acaba haciéndolo el presidente de la federación o bien otros dirigentes. Si se organizan, irán como aviones.
¿Con qué se queda de estos años en China?
Cada año ha tenido cosas interesantes. El primero fue todo una sorpresa a nivel deportivo y me encontré una sociedad generosa y muy trabajadora. El segundo hicimos crecer al club como si fuese un equipo europeo en cuanto a su estructura de trabajo. Y a nivel personal es una cultura riquísima. Todo muy sorprendente, pero todo muy enriquecedor.