Repantigado en el sofá de su casa con los pies en alto. Extenuado y con ambos pies surcados de llagas. De esta guisa se encontraba ayer Oriol Antolí Sarrau, el terrassense de 34 años que el jueves a las nueve de la noche consiguió cruzar la meta de la Monarch’s Way (Camino del Rey) en la ciudad inglesa de Brighton. Es el precio que ha tenido que pagar para convertirse en el primer corredor que consigue finalizar esta exigente carrera de 990 kilómetros que cruza la campiña inglesa siguiendo los pasos que dio, o dice que dio, o parece que dio, el Rey Carlos II de Inglaterra tras escapar de la batalla de Worcester en el año 1651. Pero valió la pena. A Antolí, amante de esta suerte de expediciones imposibles, se le había metido entre ceja y ceja que quería ser el primero en completar este ultrarail que alcanzaba su tercera edición. Y lo hizo.
Nadie había sido capaz de finalizarlo en las dos primeras ediciones. Esta tercera reunió a nueve hombres y dos mujeres: siete ingleses, una estadounidense, un sueco, un singapurense y un terrassense, o sea él. Antolí fue el primero en cruzar la línea de meta, situada en la localidad de Brighton tras completar 990 kilómetros con un desnivel positivo de 10.000 metros, en un tiempo de 12 días, 10 horas y 37 minutos. Ayer por la mañana cruzó la línea de meta el segundo participante y por la noche estaba previsto que llegara el tercero. Pero el primero en llegar fue el egarense.
Este ingeniero electrónico que trabaja en Sant Cugat llevaba tiempo detrás de este mayúsculo reto, que ha conseguido completar con éxito. Salió el sábado 19 de mayo de la localidad de Worcester y tras atravesar bosques y campos con la ayuda de un GPS para orientarse, cruzó, como el rey, Bristol primero y Yeovil después, para finalizar en Brighton el último día del mes de mayo. Empleó unos 12 días y medio en cerrar la aventura.
Un arranque demasiado fuerte
Recién regresado de tierras inglesas, Oriol Antolí estaba tremendamente satisfecho por el reto conseguido. Gestionó bien el ritmo a seguir y se pasó prácticamente toda la travesía durmiendo entre 3 y 4 horas. Reconoce que su principal error fue imprimir un ritmo demasiado rápido a los primeros kilómetros. "Al principio apreté demasiado. Un corredor inglés se puso a tirar del grupo y decidí seguirle. Apreté demasiado. Cuando llevaba 40 kilómetros decidí aflojar. El atleta de Singapur me sobrepasó y me coloqué en la tercera posición. Quería ganar, pero sabía que la Monarch’s Way es una prueba de larguísima distancia. Ellos apretaron mucho, pero yo me impuse un ritmo constante", señala Antolí reviviendo la experiencia. Tocaba gestionar bien los "tempos" y los descansos. Y él supo hacerlo a la perfección para salir victorioso.
Recuperando el liderato
Hacia el séptimo día, el jueves 24 de mayo, el inglés y el singapurés acusaron el sobreesfuerzo y bajaron el ritmo. Cerca del kilómetro 450, el egarense les superó. A partir de entonces no abandonó ya la primera posición hasta cruzar la línea de meta, donde un grupo de familiares y amigos suyos que viven en Inglaterra fueron a recibirle. "Llegué destrozado, pero cuando les ví fue otra cosa. Nos pusimos a brindar con cava y se me pasaron todos los males", señala el aventurero.
Las rutas por las que tuvo que transitar eran más duras de lo que había previsto inicialmente. "Era todo más complicado de lo que esperaba, pero supe adaptarme bien. Buena parte del recorrido había que hacerlo campo a través. Pronto aparecieron las llagas y el frío, pero lo fui superando todo. Había muchos caminos por abrir y el que iba primero era quien los abría", explica rememorando la aventura.
La climatología no le ayudó en demasía. "En los primeros días sufrí mucho el calor, pero hacia el final llegaron las lluvias y el frío. Tenía que correr muchos tramos con los pies empapados. Me acompañaron también varias tormentas, con rayos y truenos. Recuerdo una noche en que llovió tanto que amanecí flotando dentro de la tienda de campaña, que se había desenganchado del suelo", relata.
Tras seguir cuatro siglos después los pasos del Rey Carlos II, Antolí da por cerrada la temporada. El lunes, eso sí, le tocará volver al trabajo.