El Juan XXIII rubricó su ascenso con el mejor empate de su historia. Los hombres de Gabriel Bravo jugarán la próxima temporada en Segunda Catalana, tras sumar un punto más que el Viladecavalls esta jornada. La ecuación antes de empezar era clara: si el Juan XXIII conseguía vencer al Puig-reig era equipo de Segunda. En caso de no hacerlo, tenía que estar con un ojo puesto en el Viladecavalls-Pirinaica que se disputaba a la misma hora. Tras el tiempo reglamentario, ninguno de los dos equipos consiguió ganar su partido y por lo tanto, el Juan XXIII salía beneficiado, consiguiendo así el ascenso soñado.
Se vistió de gala el Muncipal de Les Arenes para acoger un partido que estaba reservado para la historia de la entidad. Con el campo a rebosar de ilusión y color blanquiazul, sólo faltó el ingrediente más sustancial del fútbol: el gol.
Los egarenses recibían a un Puig-reig sin aspiraciones en la tabla, pero que firmó un encuentro muy serio, sin apenas concesiones atrás y con la idea de aguantar el resultado. Ese planteamiento penalizó a un Juan XXIII nervioso por la transcendencia del partido y poco resolutivo con el balón.
Dominio constante
Tras un arranque sin un claro dominador, los locales empezaron a acechar la portería de Barrull con el propósito de encauzar la jornada lo ante posible. En ese sentido, Aitor Vives fue el jugador más incisivo durante todo el encuentro. Las dos primeras ocasiones fueron, precisamente, para Vives. Al cuarto de hora, en una jugada un tanto embarrullada, Aitor fue el más listo, se quedó con la bola, tiró dos regates mágicos y con todo a favor, no disparó con suficiente potencia. Pocos minutos después, el mismo Aitor, sí encontró la potencia que le había faltado, pero esta vez, con un trallazo desde fuera del área, sólo el travesaño se interpuso entre el delantero local y la gloria.
Lo siguió intentando un conjunto local que en el minuto 40 tuvo otra ocasión clarísima. Tras un centro lateral y algún que otro rebote, le cayó la bola a Valverde en la frontal de la pequeña, pero con todo a favor y el portero vendido, no acertó con el control y perdió una oportunidad de oro para abrir el marcador, llegando pues al descanso con un 0 a 0 que sabía a muy poco visto lo visto en el terreno de juego.
Un empate maravilloso
La segunda mitad fue el mismo monólogo local que la primera. Aitor seguía siendo el más incisivo, pero al Juan XXIII le empezaron a entrar las prisas para rubricar el ascenso. Los nervios iban en aumento tras cada ocasión fallida. Tras un sinfín de ocasiones que no encontraron portería, en el 80 los locales tuvieron la más clara. Héctor controló un balón en la frontal, tiró dos regates majestuosos y cuando solo tenía que definir, se le quedó muy flojo su disparo.
Pero en ese momento se produjo aquella sensación tan mágica que solo ofrece el fútbol: cuerpo técnico, jugadores y afición empezaban a ser conscientes que el Viladecavalls perdía en casa, por lo que el partido de Les Arenes era secundario ya que el Juan XXIII ya era equipo de Segunda Catalana. Los abrazos entre jugadores, con el partido en marcha, empezaron a producirse, y la euforia se desató en las gradas. Pese a ello, el Juan XXIII luchó hasta el final para sellar el ascenso con una victoria, pero no pudo ser: 0 a 0 final y locura desatada encima del terreno de juego con una enorme comunión entre aficionados y equipo para festejar un ascenso merecido, histórico y de un enorme valor.
JUAN XXIII 0
PUIG-REIG CE 0
JUAN XXIII. Estepa, Barber, Rubén, David Carné, Jona Valverde, Neila (Kike, m. 72), Héctor, Jonathan Ortega, Nando (Gómez, m. 57), Aitor y Eric (Jeryan, m. 46).
PUIG-REIG CE. Barrull, Feliu, Massafret, Rodríguez, Ribera (Joel, m. 52), Montardit, Balmes, Orriols (Ramón, m. 17), Raich (Pla, m. 74), Grandia (Marc, m. 57) y Pérez.
Árbitro. Rubén Batalla y Carrasco. Mostró tarjeta amarilla a los locales David Sánchez, Rubén Morales y Aitor y a los visitantes Massafret y Feliu. Expulsó por doble tarjeta amarilla al visitante Jordi Feliu en el minuto 85.
