El 29 de abril de 2012, Roger Pablo (29 años) se proclamó campeón de Liga con el Vallès. Era la quinta Liga que ganaba con el segundo equipo del club de su vida, el Atlètic. Inmediatamente después ascendió al primer equipo, donde jugó dos temporadas a las órdenes de Roger Pallarols. Su carrera como jugador se vio truncada por una enfermedad que le obligó a cambiar el terreno de juego por los banquillos. Y su carrera es, por ahora, meteórica. El pasado domingo ganó su segunda Liga consecutiva con el Vallès.
Dos años como entrenador del Vallès y dos Ligas. Mejor, imposible…
La verdad es que sí. Ni yo mismo me lo esperaba. Han sido, además, dos años muy especiales, ya que tanto la temporada pasada como esta hemos tenido que trabajar con jugadores muy jóvenes, muchos de los cuales acababan de subir del juvenil. Pero el resultado ha sido excelente y estamos encantados.
¿Qué balance hace de una temporada en la que le saca nueve puntos al segundo a falta de dos jornadas?
Muy positivo. Curiosamente, igual que el año pasado, hemos tenido un mal comienzo, pero luego hemos acabado muy bien. Hemos ganado los trece últimos partidos de forma consecutiva. La verdad es que he visto una gran evolución en mis jugadores. Al principio nos costó, pero poco a poco todo el mundo se fue integrando en el equipo y eso se ha notado en los resultados que hemos conseguido.
Además, el equipo era todavía más joven que el de la temporada pasada.
Sí. Algo más joven. Nuestra media de edad es de unos 20 años. El jugador más veterano es Pau Freixa, que tiene 27.
Y es uno de los que no seguirán la próxima temporada.
Exacto. Ya nos ha comunicado que deja el hockey de primer nivel, aunque quizás siga jugando en el club. Tendremos también la baja de Oriol Roca, que probablemente se marche a otro equipo.
O sea, que le tocará volver a fabricar un equipo.
Sí. Es un poco eso. Además de ellos dos, hay unos cinco jugadores que ya nos han comunicado que si no son elegidos para jugar en el primer equipo se marcharán a otro club. Pero eso es algo normal. Cada año hay cambios. Somos un equipo formador. Esa es nuestra prioridad y nuestra obligación: crear jugadores para el primer equipo.
¿Usted seguirá una tercera temporada como entrenador?
Todavía no lo sé. Es una posibilidad, pero tenemos que sentarnos con el club y hablar de futuro, de qué cuerpo técnico tendré, etcétera. No descarto nada. Pero mi idea inicial cuando me hice cargo del Vallès era estar solamente dos años como entrenador.
¿Tampoco descarta entrenar fuera del Atlètic?
Tampoco. Yo empecé a entrenar un poco por casualidad. Y haciéndolo me he dado cuenta de que me gusta mucho dirigir grupos, participar en los entrenamientos, gestionar los partidos y competir. Diría que soy una persona ganadora. Eso lo he aprendido en este club. He descubierto que es algo que me encanta. Cada vez más. Quiero seguir dedicándome a esto.
¿Si viniera un equipo de fuera de Catalunya a buscarlo se marcharía?
No lo sé, pero seguro que me lo pensaría. Mi prioridad es entrenar.
¿No es un poco frustrante ganar la Liga y no poder subir de categoría?
No. Tanto yo como los propios jugadores estamos muy acostumbrados a jugar con ese hándicap de no poder ascender por ser un equipo vinculado. Contamos con ello.
Pero han demostrado que tienen nivel más que suficiente para jugar en División de Honor.
Sí. Lo sabemos. Pero como no puede ser, nos planteamos otros retos, a corto y a largo plazo. Ser campeones de Liga es algo tremendamente ilusionante para todos.
Usted tiene ahora 29 años y hace once le detectaron una enfermedad que le impidió seguir jugando a hockey.
Así es. Cuando tenía 18 años me diagnosticaron una enfermedad llamada glomeruloesclerosis. Es una enfermedad que te lleva a ir perdiendo la función renal. Durante unos años lo llevé bien, pero en el año 2013, ya en el primer equipo, decidí parar. Notaba que cada vez me cansaba más en los entrenamientos y en los partidos.
¿Sería una decisión complicada?
Sí. Por supuesto que lo fue. Pero yo había tenido tiempo para mentalizarme. No fue algo súbito. Hablé mucho con el doctor del Atlètic, Bernat de Pablo. Y decidimos que lo mejor era dejar de jugar.
¿Recuerda su último partido como jugador?
Sí. Fue en el invierno del año 2013. Jugábamos en casa y ganamos por 11 goles a 1 al Barrocas. Recuerdo que marqué un gol en mi último partido.
Después estuvo seis meses parado hasta que llegó la operación.
Sí. Esa inactividad fue quizás lo más duro. El 29 de abril de 2014 me trasplantaron un riñón en el Hospital Clínic de Barcelona. Mi padre me dio uno de sus riñones.
Afortunadamente todo salió bien y puede llevar una vida normal. ¿Echa de menos jugar?
A veces sí, pero las cosas son como son. Cuando de verdad echo de menos saltar al campo es en los partidos grandes, esos en los que te juegas títulos y el campo está a reventar de gente.
¿Y de donde le llegó la vocación de convertirse en entrenador?
Mi entrenador, Roger Pallarols, fue quien me empujó a hacerlo. Me dijo que necesitaba que continuara involucrado con el club. Que lo probara. Empecé llevando al juvenil en la temporada 2014-2015. Fuimos campeones de Catalunya y subcampeones de España.
Y de ahí ya pasó directamente al banquillo del Vallès.
Sí. Tuve la suerte de que el club confiara en mí para dirigir al segundo equipo de la entidad. Entrenar al Vallès es algo muy especial para mí. He crecido en ese equipo, que es el equipo por el que han pasado los jugadores que después dimos el salto al primer equipo.
¿Qué le aporta entrenar?
Me ayuda a crecer en todos los sentidos. Me encanta. Es una parte muy importante de mi vida.