La Tercera División es un universo terrenal donde sus protagonistas tienen vida más allá del balón y donde la inmensa mayoría de sus jugadores combina la práctica deportiva con otras ocupaciones labores o de formación académica. La cercanía, en cuanto a categorías, del profesionalismo no ciega a quienes saben que del fútbol casi nadie vive, hoy en día, en la Tercera División.
La plantilla del Terrassa FC es un claro ejemplo al respecto. La mayor parte de sus 21 componentes tienen ocupaciones al margen del fútbol, empezando por el técnico, Cristian García, que está al frente de una empresa de asfaltados que ha empezado a gestionar una vez dijo adiós al deporte profesional. Únicamente un jugador está centrado, de forma exclusiva en el fútbol. Se trata del defensa de Mali Yayá Sidibe, de 21 años. Esta temporada, a raíz de su fichaje por el Terrassa, trasladó su residencia de Girona a Badalona y dejó los estudios para centrarse en el fútbol con la esperanza de aprovechar su oportunidad y ser profesional en un futuro a corto plazo. El resto de futbolistas o bien estudian o bien tienen ocupaciones laborales de distinta índole.
Fútbol y más fútbol
Sólo uno de ellos vive de forma profesional del fútbol. Se trata del centrocampista Carlos Guzmán, quien además de su carrera como jugador trabaja en la Fundació Marcet en Barcelona desarrollando funciones de scouting. Guzmás hace tres años que realiza este trabajo en este centro en el que se forman jugadores procedentes de todos los rincones del mundo. La Fundació Marcet les ofrece formación académica y deportiva, además de integrarse en sus equipos de competición. Guzmán forma parte del cuerpo técnico del juvenil "A", que milita en Primera División. Se encarga de hacer un seguimiento individualizado de los jugadores en los partidos y a través del mismo trabajar en la mejora de cada uno de ellos. "Mi intención es enfocar mi futuro profesional a través del fútbol", explica. "Muchos clubs tienen ya analistas y es un campo en el que se está avanzando mucho. También tengo el carnet de entrenador. No tengo decidido hacia dónde enfocaré mi actividad, seguramente dependerá de las oportunidades que me surjan." Guzmán había trabajado con anterioridad en una imprenta.
La juventud de gran parte de la plantilla del Terrassa hace que un buen número de sus componentes estén estudiando en este período de su vida. En las aulas se están formando jugadores como Uri Vives (educación física), Guti (maestro de educación primaria), Sergi Pastells (ingeniería), David López (derecho) o Joan Pallàs (ingeniería electrónica). Este último cursa el tercer curso de una carrera de alta exigencia académica. "Tratamos temas de robótica, aplicación de procesos industriales automatizados con brazos de robot, etcétera. Es una carrera dura, pero si te gusta este mundo y se te da bien no es pesado", señala el defensa egarense. "De pequeño quería ser arquitecto. Pero cambié de idea cuando empecé a plantearme mi futuro personal." Pallàs dice que el fútbol no puede serlo todo. "Claro que te resta tiempo para estudiar, pero es a la vez una válvula de escape. Vivir del fútbol es complicado y no es algo que me haya obsesionado. Uno siempre tiene ilusión por llegar lo más alto posible, pero incluso así es necesario tener una formación para el día en que se acabe."
Estudios y trabajo
David López es graduado en criminología y está ahora estudiando una segunda carrera, la de Derecho. Está en tercero y con la esperanza de encontrar un buen futuro laboral. "La criminología no tiene demasiadas salidas laborales. Pienso que Derecho me dará más oportunidades en ese sentido", explica. Además, el defensa egarense trabaja como conductor de la empresa de transporte Pickingmed del presidente del Terrassa, Jordi Cuesta. Conduce una furgoneta con la que hace el reparto, fundamentalmente de carne, en la provincia de Barcelona. "Claro que todo esto te penaliza en el fútbol. Duermo poco y el nivel de trabajo en el equipo es muy alto, te juegas el puesto en cada entrenamiento." David López señala que nunca se ha planteado su futuro en el mundo del fútbol, una vez acabe su etapa como jugador. "No me atrae ser entrenador, por ejemplo." En sus sueños de infancia, eso sí, dibujó una realidad ideal. "Me imaginaba ganando mucho dinero como jugador y luego invertirlo. He sobrevivido con el fútbol y me ha permitido pagarme mis cosas." La criminología ha sido otra de sus pasiones. "Siempre me he sentido atraído por este campo, con el propósito de trabajar, sobre todo, en la prevención."
El abanico de ocupaciones profesionales entre los jugadores del Terrassa es amplio. Dani Sánchez, por ejemplo, es comercial inmobiliario, mientras que Sergi Valls es dependiente en una tienda de ropa y complementos en el centro comercial La Roca. David Toro también trabaja de cara al público como dependiente en un centro de la cadena Leroy Merlyn y Xavi Civil en la secretaría de un gimnasio.
Pablo Amantini está vinculado, como David López, a la empresa de transporte refrigerado del presidente del Terrassa. El central del origen argentino conduce un camión de grandes dimensiones con el que realiza el reparto en toda Catalunya. Trabaja de 6 de la mañana a 2 de la tarde, un horario que puede compatibilizar con el fútbol. "Hacía tiempo que no trabajaba al margen del fútbol. Me daba para vivir, pero llegas a una edad en la que debes centrarte también en otras ocupaciones para ir entrando en el mundo laboral", señala. "Me gusta conducir y este es un trabajo dinámico que te permite estar en la calle. No me veo encerrado en una oficina." Amantini añade que a lo largo de una carrera uno siempre piensa en la posibilidad de dar el salto al fútbol profesional. "Nunca pierdes la esperanza. Pero a mí ya me queda poco tiempo. Por eso intento disfrutar al máximo de estos años."
El delantero japonés Daisuke está ahora en época de tránsito en nuevos proyectos, después de haber sido camarero en un restaurante japonés en Barcelona. Jonathan Ferreira trabaja en una fábrica de impresión 3D, Jorge Carreón es repartidor de publicidad en Barcelona, Carlos Martínez hace prácticas de mozo de almacén en un supermercado y Nils Puchades trabaja como monitor en un colegio de Barcelona.
En las aulas
El mundo de la enseñanza es también el que ocupa a Àlex Fernández. El centrocampista egarense es tutor de una clase de sexto curso de Primaria en el colegio Vedruna Vall. Aunque empezó estudiando Empresariales, derivó después hacia el mundo del deporte con un grado superior en el CAR de Sant Cugat y más tarde hacia la enseñanza. "Estar en contacto con los niños es estimulante", explica. Àlex Fernández tuvo una dedicación completa al mundo del fútbol en sus inicios, al fichar por el Osasuna "B" cuando acabó su etapa juvenil y después con el Ceuta. "En este último equipo estuve siete meses sin cobrar y tuve una lesión grave. Ví la otra cara del fútbol y decidí volver a casa, formarme y disfrutar del fútbol. Dar el salto al mundo profesional no es fácil y hay que tener una formación más allá del deporte."
El portero Jose Ortega ha trabajado desde los 16 años. Ahora es maquinista en una empresa de fabricación de etiquetas en Castellbisbal, su población de orígen aunque hace tres años que reside en Terrassa. "Siempre he priorizado combinar el fútbol y el trabajo", señala. "Trabajo de 7 de la mañana a 3 de la tarde y con ello puedo realizar las dos actividades. Gestiono mi vida de esta manera." Ortega admite que vivir del fútbol es imposible en las categorías semiprofesionales. "Sólo los que están en la elite se ganan la vida con el fútbol, pero con los sueldos que se pagan en Tercera División es difícil. Igual en el futuro la situación cambia si tenemos la fortuna de ir ganando categorías con el Terrassa".