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Y Quini hechizó al CF Tarrasa

Temporada 1976-77. Domingo, 21 de noviembre de 1976. Cuatro y media de la tarde. El Terrassa FC todavía era CF Tarrasa- que presidía Manuel Jiménez y dirigía el marroquí Abdallah Ben Barek- jugaba en casa. Partidazo en el entonces llamado Estadio Municipal. Los egarenses, clasificados en cuarta posición con 13 puntos en las once jornadas disputadas (cinco victorias y tres empates) recibían al líder. Era un gran líder, el Real Sporting de Gijón. Contaba con 16 puntos (seis victorias y cuatro empates). Era la oportunidad de ver en Terrassa al gran "nueve", al goleador asturiano, a Enrique Castro. A Quini. Fue la única ocasión en que el "Brujo, fallecido esta semana, jugó en nuestra ciudad.

En esa undécima jornada, el Terrassa había ganado al Getafe por 0 a 2 y en El Molinón, el Sporting que tenía como técnico a Vicente Miera, goleó al Calvo Sotelo de Puertollano por 4 a 1. Dos equipos pletóricos. Los egarenses estaban en su mejor momento, afrontando la segunda temporada consecutiva en Segunda, y acariciando los puestos de cabeza. El Sporting, por su parte, era un líder sólido, que quería recuperar cuanto antes la Primera División perdida. Y Terrassa les esperaba. Con una gran expectación, como de hecho sucedía en casi todos los partidos de una Segunda División que en aquel momento contaba con equipazos como Valladolid, Levante, Deportivo, Alavés, Tenerife, Cádiz, Rayo Vallecano…

Remontada y empate
Llegó el gran día. Ese 21 de noviembre. El Estadio Municipal presentaba un aspecto inmejorable. Lleno casi total para presenciar un apasionante partido.

"Se tutearon". Ese era el titular de la portada del periódico Tarrasa Información. Añadía la crónica que había sido "un señor encuentro entre dos señores equipos", y detallando que el empate final "fue producto a medias de un Quini imparable ante puerta y de un árbitro que no vio nada bueno en el área del Gijón". Sí, Quini fue imparable. De él fueron los dos goles que marcó el Sporting. Al término del primer tiempo se llegó con un preocupante 0 a 1, tanto marcado en el minuto 35. Justo tras reemprenderse el encuentro, en el 47, Quini superó otra vez a Vallespir. Más preocupación. Quini hechizó y el árbitro,Álvarez Margüenda, disgustó.

Pero ese era un Terrassa sin complejos, que ya en la sexta jornada había conseguido un meritorio empate tras remontar un 0 a 2 ante el Jaén. El equipo de Vallespir, Nieto, Planas y Bio empezó mal la segunda parte. Castro le paró un penalty a Cruz Carrascosa. Pero el conjunto de Ben Barek, curtido ante la adversidad y espoleado por una afición que rugía, pese a jugar contrarreloj consiguió reducir ventajas. Bio, el polémico y mágico brasileño que marcó una etapa en el Terrassa, para lo bueno y lo malo, superaba al meta gijonés. Y sólo tres minutos después, en pleno vendaval de juego local, Cruz Carrascosa marcó el que ya sería definitivo 2 a 2. Apoteosis.

Intratable Sporting
Segunda vuelta. Domingo, 10 de abril de 1977. Semana Santa. Cinco de la tarde. Quedaban solo ocho jornadas para acabar la Liga. El Sporting seguía firme en el liderato. Intratable con 39 puntos (quince victorias y nueve empates), y el Terrassa continuaba siendo cuarto, con 35 puntos, empatado con el Cádiz que era tercero y teniendo al segundo, al Rayo, a sólo tres puntos. Sí, tocando las plazas de ascenso a Primera. Y sí, de nuevo partidazo entre el Sporting y los egarenses. Ahora, en un El Molinón abarrotado. Antes de empezar el partido, el hincha número uno del Terrassa de aquel momento, el recordado Moreno, siempre con sus platillos, daba la vuelta al terreno de juego acompañado por gran parte de su familia y con dos pancartas con las que saludaba a la afición gijonesa.

Pese a su buena clasificación, había problemas en el Terrassa. Ese duelo de la primera vuelta entre los jugadores franquicia de ambos equipos, Bio y Quini, quedaba truncado. Bio, controvertido y díscolo una vez más, era sancionado por el club y no viajó a Asturias. Ya solo quedaba Quini. Aquel fue un encuentro en que el Sporting de Gijón batió a un Terrassa claramente inferior por un inapelable 4 a 0. Y el "Brujo" volvió a hechizar.

El partido, dirigido por el árbitro guipuzcoano Condón Uriz, quedó ya muy cuesta arriba para los jugadores de Ben Barek cuando al llegar al descanso el marcador reflejaba un 2 a 0. El primer tanto fue obra de Quini, en el minuto 19, y en el 28 Doria marcó el segundo. La resistencia terrassista no duró mucho tras el descanso y continuó su propio calvario de Semana Santa. En el 56 Morán, a pase de Quini, dejó un ya inalcanzable 3 a 0. El fútbol lo ponía el Sporting y el cuarto gol lo puso, como no, Quini, en el 71. Y recibió una atronadora ovación de una multitud de seguidores que en la segunda parte del encuentro no sabía si mirar al terreno de juego o ver qué sucedía en el exterior de El Molinón.

Al ritmo de la Internacional
Estábamos en la transición a la democracia y en plena efervescencia política. En el exterior del campo, en el paseo del doctor Fleming, junto al río Piles, una multitud discurría en manifestación celebrando que el Partido Comunista acababa de legalizarse. Manifestación de comunistas, megáfono en mano, con la Internacional a todo volumen, banderas rojas ondeando al viento y sin los "grises" detrás de ellos.

Qué curioso. En aquellos días del Terrassa-Sporting de la primera vuelta se conmemoraba el primer año del reinado de Juan Carlos I y en Terrassa se recordaba a Francisco Franco, fallecido un año antes, con un funeral presidido por el alcalde Josep Donadeu. En el Sporting-Terrassa, hacía solo un día que se había legalizado el Partido Comunista de España.

Volvamos al fútbol. Al terminar esa Liga de Segunda División de la temporada 1976-77, el inolvidable Enrique Castro, Quini, había marcado 26 goles, cuatro de ellos al Terrassa FC. El Sporting, su Sporting, consiguió efectivamente el ascenso. Acabó líder con 47 puntos. Le acompañaron a Primera el Cádiz, segundo con 46 puntos, y el Rayo Vallecano, tercero con 45. El Terrassa finalizó en una nada desdeñable séptima plaza con 40 puntos, con trece victorias y catorce empates.

El entrañable Enrique Castro, Quini, no volvió a jugar más ante el Terrassa en partido oficial, aunque sí pisó el Camp Olímpic a principios del siglo XXI en distintas oportunidades ya en su función de delegado con el conjunto asturiano, que se midió en varias ocasiones a los egarenses en su última etapa en la Segunda División del fútbol español.

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