Yaya Sidibe se ha convertido en una de las grandes revelaciones de la temporada en la plantilla del Terrassa FC. Llegó al club egarense procedente del Farners, de Primera Catalana, y se presumía como un complemento en un equipo con jugadores de mayor recorrido en Tercera División. Sin embargo, es un fijo para Cristian García en la defensa, donde ha actuado en la posición de lateral derecho y de central. Su excelente rendimiento le sitúa ya en las agendas de clubs de categoría superior.
¿Qué ha supuesto para usted llegar al Terrassa FC?
Ha sido un gran cambio en todos los sentidos. El año pasado tuve una oferta del Palamós para ir a Tercera, pero no me aseguraban jugar demasiado. Decidí quedarme otro año en Primera Catalana después de un año en esa categoría con el Girona "B". Nacho Castro, que fue mi entrenador en el filial del Girona, me llevó con él al Farners. Decidí que subiría a Tercera cuando tuviese más posibilidades de jugar. Y cuando me hablaron del Terrassa no me lo pensé. Este año he dejado Girona y vivo en Badalona con un amigo de mis padres para estar más cerca de Terrassa. Estoy muy centrado en el fútbol, tengo continuidad en el equipo y estoy demostrando lo que sé hacer.
¿Sólo fútbol?
El año pasado estudié un ciclo de grado medio en comercio y marketing. Pero al venir a Terrassa sólo juego a fútbol, lo ha cambiado todo.
¿Tanto le ha cambiado la vida?
Estaba en Mali de vacaciones cuando me dijeron que el Terrassa estaba interesado en mi fichaje. Y vine con mucha ilusión, ahora veo el fútbol de otra manera. Antes jugaba por diversión y ahora entiendo que puedo tener un futuro. Siempre me habían dicho que podía ir subiendo peldaños pero ahora me lo empiezo a creer de verdad. Antes lo veía muy lejos.
¿Le ha convencido de eso Cristian?
Sí, él y en el pasado otros entrenadores que he tenido como Nacho Castro y Mario Fernández. Siempre he intentado seguir el camino que ellos me han ido marcando, aunque casi todos me han ido cambiando de posición.
¿De qué le gustaría jugar?
Ahora estoy cómodo de lateral derecho, pero antes era medio y extremo. Y en la posición en que me he encontrado mejor es como medio defensivo.
Cristian siempre habló de usted como jugador para esa posición cuando fichó por el Terrassa.
Esa era la intención, pero en pretemporada empecé a jugar de lateral y la cosa funcionó. Y también he jugado muchos partidos de central y me he sentido cómodo. Es una posición que me gusta.
¿Esperaba jugar tanto cuando fichó por el Terrassa?
No me lo esperaba, sabía que era mi primer año en Tercera y que lo iba a tener difícil. Vine a aprender y a dar lo máximo. Cristian ha confiado en mí y tengo que devolverle esa confianza.
Ahora ya se habla del interés de equipos de categoría superior y parece que alguno le sigue de cerca. ¿Qué le parece?
Me han dicho que estoy haciendo las cosas bien y que si sigo así puedo estar pronto en Segunda "B". Pero no sé nada del interés de ningún equipo. Prefiero centrarme en el Terrassa y hacer un buen año. Si piensas demasiado en el futuro se te va el presente. Me gustaría seguir en el Terrassa porque es un club que me está dando mucho.
¿Está disfrutando con este fútbol que propone el entrenador?
Mucho. Hay futbolistas con calidad que permiten que juguemos este fútbol de toque. Se disfruta como jugador, es más fácil que correr detrás del balón.
¿Ve a este equipo capaz de subir?
Claro que sí. Estamos haciendo las cosas bien y si seguimos en esta línea podemos aspirar a todo.
¿Qué representa el fútbol en su vida?
Ahora mismo lo es todo. Le dedico todo mi tiempo y creo que es el camino que debo seguir. No tengo dudas en eso.
¿Es de los futbolistas que mira mucho fútbol?
Me paso las 24 horas viendo partidos. En casa no miro otra cosa que no sea fútbol. Me gusta mucho la Liga inglesa y la española. Pero veo partidos de Holanda, de Alemania, de Francia… Todas las Ligas. Soy muy futbolero, no me cansa mirar fútbol.
¿Cuándo llegó a Catalunya?
Cuando tenía 12 años. Primero vino mi padre a trabajar para dar un mejor futuro a la familia. Luego vine yo y después mis tres hermanas y mi madre. Mi padre no ha sido nunca muy de fútbol, siempre ha querido que estudie. Un entrenador le dijo que podía ser futbolista y que me apoyase. A mí me ha gustado siempre más el fútbol que estudiar y al final no tuvo más remedio que apoyarme.
¿Qué recuerda de su vida en Mali?
Cuando estás acostumbrado no entiendes que la vida allí sea difícil. Allí tienes mucha libertad, la vida es distinta, la gente es muy abierta. No noté mucho el cambio al llegar a Girona porque era pequeño, me adapté muy rápido al colegio.
¿Qué piensa de las personas que buscan una vida mejor en Europa?
Yo tengo conmigo a mis padres y sé que puedo contar siempre con ellos. Pero hay quien no tiene esa fortuna. Mi padre lo pasó peor porque vino solo. Tener la familia lejos, trabajar, esperar unos años a que te den los papeles supone un sacrificio muy grande.
El año pasado, con el Farners, vivió un episodio de comportamiento racista por parte de unos aficionados de un equipo rival. ¿Es la única vez que le ha sucedido?
No, me ha pasado más veces. Pero son cosas que no me guardo en la memoria. Pienso que cuando tienen ese comportamiento es porque estás haciendo las cosas bien y quieren descentrarte.
Pero eso no justifica comportamientos racistas.
Desde luego y yo me caliento en un primer momento. Pero después se pasa, porque cada uno tiene la educación que le han dado. Y yo no puedo cambiarlo.