Los proyectos innovadores, atrevidos o alternativos, necesitan referentes para que la idea vaya tomando consistencia. Sobre escenarios habitualmente inestables por la ruptura que significan con episodios pasados, cualquier resbalón puede conducir a la aparición de signos de inseguridad y desconfianza capaces de deshacer el camino andado. El Terrassa ha tenido algunos vaivenes en el propósito de Cristian García de imponer un estilo de juego ofensivo y combinativo que conduzca al éxito a través del buen fútbol, una fórmula que la tradición explica que no es aplicable en el universo generalmente tosco y poco estético de la Tercera División. Pero para implantar la idea son precisos resultados, que ahora están llegando, y buenos partidos, que también se están produciendo.
En ese argumentario, la media hora que el Terrassa protagonizó en la primera parte del partido contra el Palamós servirá al equipo para agarrarse a su modelo futbolístico si en algún momento le aparecen las dudas. Porque entre el minuto 15 y el 45 del primer período, los egarenses desplegaron un fútbol soberbio, repleto de ambición, velocidad, sentido ofensivo, efectividad, concentración defensiva y espacio para la filigrana, tan bien aceptada por el público cuando las cosas salen de cara. La calidad de los cuatro goles del Terrassa habla por sí sola de la capacidad de este colectivo, inconsciente, según su entrenador, de las enormes capacidades de que dispone.
Esa media hora resultó suficiente para aniquilar al Palamós, incapaz de tenerse en pie ante un Terrassa desbocado que aplicó una a una cada palabra de su libro de estilo. Y eso que el conjunto de Cristian García apareció en el partido despistado, con poca tensión y muy impreciso en cada una de sus acciones. De hecho, el Palamós pudo haberse adelantado en el marcador en el minuto 6, a raíz de una mala entrega de Ortega que Medina estuvo a punto de aprovechar.
Empieza el festival
El interruptor del Terrassa se encendió en el minuto 19. Y lo hizo a través de uno de esos futbolistas diferenciales que coexisten en la plantilla, Raúl Torres. El delantero egarense es capaz de fabricar verdaderas joyas al alcance de muy pocos en esta categoría. Y el domingo regaló al público un par de ellas. El máximo goleador del Terrassa recogió un balón en el área, regateó a un defensa visitante con un recorte espléndido y envió un balón cruzado al espacio que no cubría el portero. Una delicia.
Ese tanto fue como la corneta que invitó a abrir las hostilidades. El Palamós se desorientó ante la avalancha egarense, que asfixió a su rival con una presión sobresaliente y le mortificó con una velocidad en la ejecución de sus acciones que marcó las diferencias. Poco después del 1 a 0, Àlex Fernández remató a las manos de Nordina tras un control excelso. Y en el minuto 24 se produjo el 2 a 0 en una magnífica acción ensayada a la salida de un córner que acabó rematando al fondo del marco Pablo Amantini.
Por entonces, el Terrassa encontraba espacios de penetración por todos los rincones del campo: Fran Piera aparecía de forma constante en la banda izquierda, Raúl Torres se sacaba trucos de la chistera, Àlex Fernández mandaba en el centro del campo y Carreón y Civil eran capaces de generar situaciones ofensivas de interés con frecuencia. Pallás, en un córner, y Fran Piera anduvieron cerca del gol. Pero fue en el minuto 37 cuando se produjo el 3 a 0, otra acción de una calidad coral extraordinaria. Àlex Fernández puso un balón en el área, Xavi Civil amortiguó el balón con el pecho y Raúl Torres superó al portero visitante con un remate sutil.
El Palamós tuvo algún fogonazo ofensivo (un remate de Isma que rechazó Ortega y una buena carrera de Medina que concluyó con un disparo por encima del travesaño), pero su escasa resistencia se vino abajo a un minuto del descanso, en una acción que nació a través de un gran pase de Fran Piera a Civil para que el delantero local superase a la defensa por velocidad y concluyese con un magnífico disparo que convirtió el Camp Olímpic en una verdadera fiesta.
Desciende el ritmo
El partido estaba liquidado en el descanso, aunque algunos hacían cuentas de los goles que precisaba el Terrassa en la segunda parte para acceder a la cuarta posición, con cuatro equipos empatados a puntos. Eran precisos tres más, pero el conjunto egarense se liberó de esa exigencia y jugó con una intensidad menor ante un Palamós más visible en ese segundo período.
Cristian dio descanso a Guzmán y alineó a Sergi Valls en el centro del campo. Las ocasiones de gol se multiplicaron en las dos porterías, pero la falta de efectividad resultó destacable. Fran Piera, Nils, Carlos Martínez y Xavi Civil pudieron haber ampliado la cuenta, aunque el Palamós mereció estrenar su casillero en el segundo período.