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El día en que la magia se apoderó de un Sferic repleto

El pasado 16 de agosto, se cumplieron 50 años de la presencia de los míticos Harlem Globettroters en nuestra ciudad. Disputaron un encuentro de los suyos, de pura exhibición, con retales de humor, espectáculo total y sin importar el resultado definitivo. Este conjunto norteamericano visitó un abarrotado pabellón del Sferic, que se había inaugurado un año antes.

Acostumbrados, como ahora a poder ver de cerca o simplemente sentados frente al televisor, todo tipo de manifestación deportiva o espectáculo en general, podrá parecer exagerado que la llegada de los Harlem Globettroters a Terrassa fuera un acontecimiento destacado hace cincuenta años. No se paralizó la ciudad, pero sí que hubo una enorme expectación por contemplar de cerca a estos magos del baloncesto, que convertían un simple partido en toda una experiencia de cabriolas, saltos y otras piruetas, aderezadas con humor y todo tipo de gags, y también, como no, de jugadas espectaculares propias de este deporte y alguna artimaña cómica.

La historia de este mítico conjunto de los Estados Unidos comienza en el año 1926, fundado por el promotor Abe Saperstein. En sus inicios, participaba en competiciones pero, tres años después, y ante la realidad de que no encontraba un adversario a su medida, optó por cambiar el panorama de sus actuaciones, y dar un giro hacia partidos que combinaban el baloncesto con el espectáculo, sazonado todo con recursos propios de la comedia.

La misma trama
La trama era siempre la misma, se enfrentaban a un rival que jugaba “en serio” (hasta 1995 fueron los Washington Generals y, desde entonces hasta la actualidad, los New York Nationals), y los Globettroters se oponían a base de argucias para provocar la carcajada del público, tiros de larga distancia imposibles o acrobacias de todos los estilos y formas. Unos de sus integrantes más renombrados fue Wilt Chamberlain, al que en su país algunos consideran como el más determinante de todos los tiempos, y cuyos logros, obligaron a replantear algunas de las normas de este deporte.

Los Globettroters aterrizaron en agosto de 1967 para disputar diferentes encuentros de exhibición, en localidades como Barcelona, Madrid, Granollers, Girona o Reus, y también en Terrassa. Según se puede cotejar en la prensa de la época, concretamente en “Tarrasa Información”, la expedición norteamericana llegó a Barcelona, tras volar desde Italia “en su avión particular”. El mismo día 16 de agosto, un miércoles, sobre las 7.30 de la tarde, estaba prevista su presencia en la ciudad egarense, y se citaba a los niños en lo que ahora es la Rambla d’Ègara (antes Avenida del Caudillo), junto a la Plaça Clavé, para que pudieran recibir alguno de los obsequios que los Globettroters tenían preparados para regalar.

Las entradas se podían adquirir en las oficinas del “C.F. Tarrasa” pero también en el mismo pabellón del Sferic. En la publicidad insertada en el mismo medio, se explicaba que los Harlem Globettroters se medirían a los Washington Generals y que, además, se podrían presenciar “seis grandes atracciones internacionales”. A este respecto, el que fuera entrenador del primer equipo del club egarense, Eliseu Mateu, explica que “los tiempos muertos duraban tres o cuatro minutos y salían a actuar acróbatas o ilusionistas y también en el descanso” y añade que “era más un espectáculo que un partido”.

Un saco de naranjas
Mateu recuerda una anécdota que le sorprendió y que todavía recuerda. “El presidente de la sección de hockey patines, el señor Pauls, vendía fruta y trajo un saco de naranjas para ellos. Las partieron por la mitad y se las comieron como si nunca hubieran visto una naranja”, relata. Otro aspecto que resalta y que le impactó mucho es la circunstancia de que “ellos lo llevaban todo, el equipo contrario, los que realizaban las atracciones y los que actuaban. Era como un “pack”, e incluso no te dejaban ni entrar en los vestuarios. Nosotros ayudamos en lo que pudimos y nos dejaron”. Mateu define lo que pudo vivirse en el pabellón del Sferic ese 16 de agosto como “un show”.

Josep Rico, también vinculado al Sferic de toda la vida, rememora que “llenaron el pabellón” y, antes del encuentro y como preliminares, se disputaron algunos partidos de mini básquet. Tanto Rico como Mateu, destacan la figura de Josep Maria Tobella, un hombre fuerte de la sección de baloncesto del Sferic, como el auténtico artrífice de la llegada de los Harlem Globettroters a Terrassa. A este nombre, se añade también la presencia de Pepito Amescua como otro de los hombres que colaboró para que todo funcionara a un buen nivel, dentro de lo que permitían los organizadores de los norteamericanos.

Sin resultado final
Se desconoce el resultado del encuentro, o al menos ha sido imposible recabar esta información, pero en este tipo de atracciones, era y es lo de menos. El partido, que se disputó dividido en cuatro cuartos de diez minutos de duración, dio comienzo a una hora poco habitual, las 10.45 de la noche, aunque en otras representaciones, como en Granollers el día anterior, o en Reus, cuatro días más tarde, se procuró un pase especial para niños, que empezaba a las siete de la tarde.

El encuentro se celebraba bajo la denominación de Gran Trofeo Cinzano Vermouth. En la prensa especializada en los deportes, se destacaba que el equipo que hacía de spárring, los Washington Generals, acudía con “cinco dos metros”, y se calificaba a los jugadores como “gigantes”. Ray Lothery se postulaba, según los medios, como una de las grandes estrellas de los Globettroters de esa época.

Las actuaciones paralelas a lo estrictamente baloncestístico fueron Mike Pickering, con su cama elástica, Rommel, con su rulo en equilibrio, Eddy Seiffert, el hombre de goma, Pat Knief y sus bastones aéreos, los cómicos Chantal and Dumont, y el hispano Picasso y su número con pelotas de ping pong.

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