En un partido práctico y efectivo, el subcampeón de Copa y campeón de Liga dio un golpe sobre la mesa y se reivindicó ante uno de los rivales más complicados de la ronda de cuartos de final de ayer. Al Club Egara le bastaron tres goles de contraataque para doblegar al Club de Campo. Se impuso con absoluta solvencia a un rival plagado de individualidades que lo fio todo al acierto en el penalti del máximo ejecutor del campeonato, el argentino Leandro Tolini, que ayer no pudo, por la falta de acierto y por el agua acumulada en la zona del saque, ayudar a su equipo.
El cuadro que prepara Siso Ventalló firmó un partido tremendamente eficaz y se plantó en las semifinales, donde hoy a las diez de la mañana se medirá al Atlètic, lo que asegura ya de antemano la participación de un equipo egarense en la final de esta edición número 100 de la Copa del Rey, que comenzó ayer y acabará mañana en las instalaciones del Júnior de Sant Cugat. Sería el primer título de Ventalló como entrenador del primer equipo del Club Egara.
Desde el pitido inicial, el Egara creyó mucho más en la victoria que el conjunto que entrena Roberto Gómez, más dado a la especulación. En lo que parecía una declaración de intenciones en toda regla, Quico Cortès le detuvo a Tolini el primer penalti-córner que intentó el artillero argentino. Tras un remate al lateral de la red, Eduard Arbós se encargó de inaugurar el marcador a los once minutos tras resolver una rápida combinación.
Control egarense
El Club Egara continuó controlando el juego y Lluís Mercadé falló, sin ángulo, un remate claro en el minuto 14. En el segundo cuarto, el Club Egara esperó en los primeros minutos la reacción de un Club de Campo que pudo empatar en un remate de Louis Rombouts. A tres minutos del descanso, un sublime Quico Cortès evitó el gol de Quique González de Castejón. Y cuando faltaba un solo minuto para alcanzar el descanso, las hostilidades se desataron de nuevo. Marc García-Chicote, uno de los mejores del Egara, estableció el 2-0. Con no muchas llegadas, los de Ventalló mandaban ya por dos goles. Pero sobre la bocina, Mathew Cobbaert desvió una bola en el área y volvió a meter al Club de Campo en el partido.
Lejos de ponerse nervioso, el Club Egara decidió que quería rematar el partido lo antes posible. Y lo hizo. Sólo se habían disputado tres minutos del tercer parcial cuando Lluís Mercadé culminó en gol una auténtica obra de arte en forma de contragolpe de un Egara que estaba en estado de gracia. Nani Mengíbar falló a puerta vacía aprovechando que los madrileños estaban ya volcados. En el minuto 46, Cortès salvó de forma acrobática un remate de Rombouts.
Sobraba agua
Se llegó al último período con un 3-1 que permitía al Egara vivir tranquilamente los últimos minutos. El Club de Campo vivió una auténtica pesadilla en los cinco lanzamientos de penalti-córner de que dispuso entre los minutos 2 y 12. El riego fue excesivo y los propios jugadores madrileños tuvieron que intentar achicar agua para que la bola llegara del sacador al parador y Tolini pudiera rematar. Esta circunstancia desesperó tanto a los jugadores como al técnico madrileño, Roberto Gómez. De todas formas, el Egara defendió con firmeza y se metió con absoluta solvencia en la primera semifinal.