El nivel de dificultad para que el Terrassa FC se haga con una plaza entre los cuatro primeros clasificados del campeonato y dispute la promoción de ascenso a Segunda División “B” es cada vez mayor. Los números cada día le restan argumentos a los optimistas y las sensaciones penalizan a los inconformistas. El Terrassa continúa a cinco puntos de la cuarta plaza, pero la derrota en el campo del Vilafranca supone la renuncia casi definitiva a optar al tercer lugar (su rival del domingo le saca nueve puntos más el “goal average”) y sitúa en el escenario de aspirantes a un Sant Andreu que ya aventaja en dos puntos a los egarenses pese a tener un partido menos y acerca a un punto de distancia a la Pobla de Mafumet. Sin haber sumado ningún punto contra los equipos clasificados en zona de “play off” en los seis partidos jugados ante ellos y con un bagaje de cuatro puntos en las cinco últimas jornadas la candidatura del Terrassa pierde consistencia de forma acelerada.
Aunque más allá de los números, el fútbol del Terrassa ha ido decayendo en su trayecto más reciente. Atascado en ataque, confuso en la creación y despistado en defensa, el conjunto de Agustin Vacas ha entrado en un período de confusión justo cuando parecía haber encontrado la fórmula adecuada para competir del mejor modo posible. Los cambios aplicados, de nombres y de dibujos, han ido en detrimento de las aspiraciones egarenses.
Un escenario desfavorable
Si para el Terrassa ganar en Vilafranca era obligatorio, para los locales hacerlo suponía descartar a un rival directo. Y en base a esa exigencia plantearon el partido como una batalla en toda la extensión de la palabra. Los egarenses se encontraron con un partido de mucho componente físico, interrupciones continuadas, elevado contacto corporal y poco fútbol, desgobernado por un mal árbitro y penalizado en clave terrassista, además, por la grave lesión sufrida por Raúl Torres, que tuvo que dejar el campo en el minuto 10 con tres costillas rotas. En ese universo, el Terrassa anduvo lejos del Vilafranca. Le superó en muchos momentos en fútbol, pero acabó desquiciado y arrastrado por banales peleas que no hicieron más que penalizar el desarrollo de lo que tenía que ser un espectáculo deportivo.
El Terrassa entró en el partido a contrapié por la lesión de Raúl Torres. El máximo realizador del conjunto egarense dejó su lugar a Pol Ballesteros, sacrificado en esta oportunidad para dar cabida a Àlex Fernández en el once inicial con el propósito de componer un centro del campo mejor construido. Agustín Vacas apostó de nuevo por un sistema con tres centrales y dos carrileros, de disposición menos defensiva que en la jornada anterior y con Raúl Torres y Velillas por detrás de Raíllo. La lesión de Raúl conmocionó durante algunos minutos al Terrassa, hasta que Velillas en el minuto 19 tuvo la mejor ocasión del partido, abortada en dos oportunidades por el portero del Vilafranca, Kilian. Poco después, el guardameta local sobresalió en un lanzamiento de córner directo de Àlex Fernández que llevaba camino de gol.
El Terrassa se sostuvo con entereza ante un partido repleto de trampas, con la dificultad de articular un discurso fluido por las continuas interrupciones producidas. Y en el último instante del tiempo añadido de este primer tiempo (el árbitro alargó cinco minutos por la lesión de Raúl Torres), el Vilafranca anotó el único tanto del encuentro en una acción de saque de banda de escasa concentración defensiva egarense y que acabó con un balón al segundo palo que Jordi Oribe envió al fondo del marco ante un superado Ortega.
Un gol con consecuencias
Ese gol sacó de quicio al Terrassa. Y, además, la lesión de Borges obligó a Vacas a variar el dibujo táctico en el descanso, dando entrada a Nils y apostando por un 4-2-3-1 más tradicional. El Vilafranca firmó sus mejores minutos del partido en el comienzo de la segunda parte. Víctor Oribe pudo haber ampliado la diferencia en el minuto 46, pero su disparo salió ligeramente alto. Y en el 48 Boira protagonizó una excelente acción individual que no tuvo consecuencias gracias a la sobresaliente aparición de Ortega.
El partido se volvió a convertir en un campo de minas, donde el Terrassa se fue diluyendo de forma paulatina, aturdido por el impacto del gol recibido casi al descanso, las malas noticias acumuladas durante la mañana y las negras perspectivas de futuro que se avistaban. Sin capacidad de desequilibrio en zonas de ataque, el conjunto de Vacas empezó a fiarlo todo al pelotazo o a alguna aparición providencial de sus futbolistas, que tampoco se produjo. La entrada de Nils tampoco resolvió nada y Raíllo maniobró siempre con una vigilancia extrema. En los instantes finales, un disparo de Marc de Val y una acción de Pol Ballesteros que resolvió Kilian intentaron reducir el impacto de una derrota que sitúa a los egarenses al borde del precipicio.
VILAFRANCA FC 1
TERRASSA FC 0
VILAFRANCA FC. Kilian, Russo, Fontanils, Castillo, Medina, Boira, Víctor Oribe, Josu, Jordi Oribe, Aday y Via. Guzmán sustituyó a Jordi Oribe en el minuto 63; Óscar a Josu en el 77; y Josep Díez a Boira en el 89.
TERRASSA FC. Ortega, Borges, Amantini, Joel, David López, Guti, Marc de Val, Àlex Fernández, Velillas, Raúl Torres y Raíllo. Pol Ballesteros sustituyó a Raúl Torres en el minuto 10; Nils a Borges en el 46; y Grasa a Velillas en el 75.
Árbitro. Àlex Gómez Menese. Amonestó a Castillo, Boira, Víctor Oribe, David López, Amantini, Àlex Fernández, Raíllo y Pol Ballesteros.
Gol. 1-0, minuto 45, Jordi Oribe.