El técnico terrassense Pep Muñoz es uno de los talentos emergentes del fútbol catalán que triunfan actualmente en el extranjero. Desde hace algo más de un año trabaja en el Quindao Huanghai chino, un equipo de la Segunda División donde desarrolla la labor de segundo entrenador en un cuerpo técnico que lidera el ex técnico del Terrassa Jordi Vinyals. El Quindao Huanghai, donde también trabaja como responsable del fútbol formativo el egarense Óscar Céspedes, se quedó la temporada pasada a las puertas del ascenso a la Superliga china. Ahora preparan un segundo asalto a una de las competiciones más mediáticas del planeta por los fichajes de grandes estrellas que se están realizando. Pep Muñoz, terrassense de 37 años, ha desarrollado buena parte de su carrera en Lleida, donde fue entrenador del juvenil de División de Honor de la UE Lleida antes de recalar en el FC Barcelona como segundo entrenador del juvenil con Óscar García y después con Jordi Vinyals. Con el Barça conquistó la Youht League, el equivalente a la Champions juvenil.
¿Qué hace un técnico joven como usted en el fútbol chino?
Cuando se produjo el descenso del Barça “B” a Segunda División “B” (con Jordi Vinayls asumimos la dirección del equipo tras la destitución de Eusebio), no me renovaron el contrato. Jordi Vinyals siguió vinculado al club en las escuelas internacionales y fue de ese modo como conoció al dueño del Quindao Huanghai, un auténtico fanático del Barça. Vinyals me planteó la opción de ir con él en diciembre, en un momento complicado para mí porque mi principal opción para seguir trabajando era salir al extranjero. La decisión tenía que ser rápida y le dije que sí.
Un fútbol nuevo y una nueva vida.
Es un gran cambio, no cabe duda. Y no sólo a nivel deportivo sino también personal y familiar. Pero además de la oportunidad que suponía salir a trabajar fuera, la propuesta económica era buena y el proyecto deportivo muy interesante ya que se trataba de empezar algo nuevo. La acogida fue muy buena desde el primer momento. Llegar desde el Barça era una garantía para ellos, con el objetivo de poner en marcha un proyecto cuyo objetivo final es el ascenso a la Superliga.
¿Qué se encontraron al llegar a Quindao?
Un escenario muy distinto al que nosotros conocíamos en cuanto a estructura de club, a organización de equipo o al trabajo del día a día. Desde el primer momento intentamos organizarlo todo con nuestro modelo. Por ponerle un ejemplo, aquí los equipos utilizan los hoteles o las ciudades deportivas como base. Los futbolistas duermen y viven allí. En nuestro club, por ejemplo, sólo los casados dormían en su casa. El futbolista iba cambiado de la habitación al campo de fútbol, sin pasar por el vestuario donde no se hacía vida. Eso lo cambiamos. Ahora tienen que venir vestidos de calle, cambiarse en el vestuario. Con ello fomentamos la convivencia en el vestuario. También llegamos con dos fisios, implantamos el control nutricional, etcétera. El nivel del equipo ha mejorado mucho, podríamos compararlo con un Segunda “B” de aquí con algunos futbolistas que podrian estar en Segunda “A”. Y a nivel del club aún estamos en el camino de implantar unas bases sólidas.
La temporada pasada se quedaron a un paso del ascenso al finalizar empatados a puntos con los dos primeros clasificados que eran los que subían. ¿Esta temporada puede ser la del ascenso?
Ha habido cambios en el equipo, porque algunos futbolistas han marchado después de la buena temporada. En determinados aspectos nos hemos debilitado, pero confiamos en nuestro discurso táctico y en nuestro trabajo para obtener un buen resultado. Sabemos que no será sencillo, que hay que ir poco a poco aunque confío en poder estar con los mejores si trabajamos en la línera actual. Todo es una incógnita porque hay clubs que tienen inyecciones importantes de dinero que les convierte en aspirantes.
Desde Europa sólo vemos los grandes fichajes de la Superliga china. Pero detrás de todo ello existe una gran operación para potenciar el fútbol en el país.
El presidente del país es un fanático del fútbol y tiene un gran interés en potenciar el deporte. Lo ha introducido en las escuelas con el fin de que de la cantidad surja la calidad. Quiere que China sea competitiva en un Mundial. Creo que les faltan años para conseguirlo, que deben pulir la metologogía. Por ejemplo, no tienen competiciones los fines de semana en las categorías de base y eso les penaliza. Y los padres aún deben asimilarlo porque el fútbol no era ni el primer ni el segundo deporte del país. Muchos no quieren que sus hijos lo practiquen fuera de la escuela.
¿Esa burbuja económica puede explotar en algún momento?
El potencial económico existe, lo que no sé es cuanto tiempo aguantará. Hay empresas muy potentes vinculadas al fútbol que invierten en la Superliga e incluso en la Segunda División. Están potenciando la Superliga y actualmente ya no vienen únicamente veteranos que llegan para acabar su carrera. Están llegando futbolistas más jóvenes con gran cartel que han aumentado mucho el nivel de la competición. Y pienso que se trata de un destino atractivo porque en China encuentran una competición importante, también pueden disputar la Champions asiática e incluso el Mundial de clubs si la ganas. Son objetivos que muchos de ellos, en Europa, no tendrían a su alcance. El nivel de la Liga empieza a ser atractivo y el futbolista chino también mejora.
¿Se ve mucho tiempo en China?
Hemos renovado hasta 2020. Aunque en fútbol no se puede saber qué pasará, me veo allí durante un tiempo. Pero no quiero jublarme en China, me gustaría regresar en el futuro a Catalunya o a Europa.
Todos los catalanes que trabajan en el Quindao Huanghai verbalizan su felicidad personal y profesional en esta etapa.
La experiencia está siendo muy positiva. Estamos en una ciudad de casi ocho millones de habitantes, muy europea, con poca polución, que tiene mar y que fue subsede olímpica de vela. La comparo con Barcelona. El clima es bueno y el nivel de vida es alto. Estamos muy cómodos en todos los sentidos.
¿Y su adaptación personal?
Tener lejos la familia es lo más difícil. Y la comunicación supone un inconveniente porque hay poca gente que hable inglés. Sobre lo demás puedes encontrar lo que quieras: escuelas, centros comerciales, todo. Si la experiencia deportiva está siendo positiva, la experiencia vital es magnífica. Poco podía imaginar que iba a vivir en China o que mi familia iba a conocer el país como ha podido hacerlo.
En Terrassa es poco conocida su condición de terrassense dado que ha desarrollado gran parte de su carrera en Lleida.
Toda mi familia y mis mejores amigos están en Terrassa. Y sigo muy de cerca el fútbol y el deporte de la ciudad. Con las redes sociales puedes estar informado de todo en cualquier parte del mundo. Soy de los que miran los resultados el lunes, para saber qué hacen nuestros equipos y, por decontado, el Terrassa. Ojalá esta temporada pueda meterse en la promoción de ascenso. Sigo presumiendo de mi condición de terrassense, aunque mis hijos han nacido en Lleida, mi mujer es de allí y tengo mi casa en Lleida.
¿Qué espera del fútbol?
Soy un privilegiado y a lo que aspiro es a seguir disfrutando de este deporte. He podido hacerlo y, además, formarme, en el mejor club del mundo a una hora de casa. Estoy satisfecho de lo que me ha dado y de lo que me está dando. La vida es una experiencia y si el fútbol te da todo esto poco más puedes pedir. También aspiro a conducir al Quindao a la Superliga.
¿Tiene ganas de ser primer entrenador?
Me lo han preguntado muchas veces. Lo he sido en la División de Honor juvenil y tal como está estructurado el fútbol soy feliz con lo que hago. Un equipo técnico es un grupo multidisciplinar donde todos decidimos muchas cosas. Vinyals confía en mí, me da responsabilidad en muchas tareas, estoy a gusto y no siento la necesidad de decidir más de lo que decido ahora. No siento esa necesidad, entiendo el fútbol como un deporte de equipo en todos los sentidos.