Entre la pausa y la efervescencia, el Terrassa hace tiempo que anda más cómodo en el segundo de estos escenarios. Le van los partidos ajetreados, de mucha víscera y argumentos emocionales donde la estética tiene poca cabida. En el Camp Olímpic, donde su estado de confianza es diametralmente opuesto al que muestra en los desplazamientos, ha demostrado capacidad para sacar ventaja de esas situaciones y sostenerse en la Liga pese a su escasa eficacia lejos de casa. El Figueres le exigió el domingo su versión más atrevida, consiguiendo una victoria sostenida en razones más epopéyicas que futbolísticas para levantar un marcador en contra y anotar el gol de la victoria con el tiempo casi agotado. Un gol que no sólo salvó un partido, sino que mantiene al conjunto de Agustín Vacas a tres puntos de las posiciones de promoción.
Hasta que al Terrassa se le exigieron esos valores, el partido transcurrió por la senda del desconcierto. El Terrassa entregó mucho tiempo de posesión al Figueres, cuyo fútbol se refleja en argumentos basados en la posesión y el protagonismo. Ganaron los visitantes en ese apartado durante la primera parte, aunque con algunas carencias que le impidieron utilizar dicha jerarquía para mandar en el marcador. De hecho, el Figueres únicamente remató una vez a puerta en los 45 minutos iniciales, y fue en un disparo de escaso peligro a cargo de Moha que acabó en las manos de Ortega.
A la expectativa
Al Terrassa no le importó ceder el protagonismo, de hecho hace tiempo que anda desentendido en esa batalla. Pero su fútbol anduvo deficitario en casi todo. Con Guillem Castell en lugar de David López y Velillas haciendo de Raúl Torres, los egarenses provocaron el bostezo de sus aficionados. Desconectado su centro del campo de la realidad del partido y obligados sus jugadores a recorrer muchos kilómetros, los pelotazos sin argumento se convirtieron en una herramienta demasiado habitual en los locales. Y sin nadie que gobernase el partido, las dos apuestas resultaron improductivas en lo esencial. Los locales tampoco estuvieron demasiado cerca del gol, a excepción de dos acciones en los instantes finales: un remate de Grasa que Gallego rechazó a córner y otro de Velillas tras un saque de esquina que también desbarató el portero visitante.
El Terrassa aceptó la invitación a manejar el balón durante más tiempo en la segunda parte, pero justo en ese período fue cuando tuvo mayores problemas defensivos. Maik obligó a Ortega a realizar una gran parada en el minuto 54 y Romero, en el 63, adelantó a los visitantes en el marcador al cabecear un lanzamiento de falta fuera del alcance de Ortega. Dos minutos después, Moha dispuso de una nueva oportunidad en un remate a la media vuelta que acabó en las manos de Ortega.
Ese tanto no sólo alteraba el desarrollo del partido, sino que ponía en serio riesgo el futuro de los egarenses en la competición, sabiendo por entonces que el Ascó había ganado en La Jonquera. Era el momento de la épica, de los argumentos emocionales, del riesgo sin red en un partido que perdió la pausa de forma definitiva. Para fortuna del Terrassa, tres minutos después del 0 a 1 se produjo el empate. Velillas recogió un balón enviado por Dani Pujol en la frontal del área y conectó un formidable remate que superó al portero del Figueres.
Fue la señal que precisaba el Terrassa para poner en marcha la centrifugadora. Por entonces, los egarenses andaban convencidos de que iban a remontar, de que el Camp Olímpic iba a seguir siendo invulnerable y el mejor aliado de este equipo. La entrada de Raíllo en lugar de Dani Pujol potenció el perfil ofensivo de los egarenses, desatados en busca del gol que les concediese la victoria. El Figueres dio un paso atrás, anduvo incómodo sin el balón y sufrió como no lo había hecho hasta entonces.
Arreón final
Hubo ocasiones en las dos porterías. Una de Cristian en el minuto 71 y otra del figuerense Cunill en el 83. Hasta que el cronómetro presionó a los locales y cualquier recurso resultó admisible para hacer llegar el balón al área del Figueres. Raíllo protagonizó otra acción de peligro al cabecear fuera un centro de Guti, que jugó en el tramo final ocupando la plaza de Nils. La entrada de Guti dio mayor profundidad al Terrassa en la banda izquierda y otra de sus apariciones en esa zona acabó con un centro al que no llegó nadie. A cuatro minutos del final, Raíllo fue el protagonista de una buena acción individual que acabó con un remate que Gallego despejó con brillantez.
Al Terrassa no se le acabó la esperanza, confiando en su impecable trayectoria en el Camp Olímpic. Y persistió en su intento de obtener el segundo gol. Cuando faltaban tres minutos para el final, Àlex Fernández recogió un balón rechazado de un saque de esquina y puso un centro potente en el área que desvió Amantini lo justo para que el portero del Figueres perdiese la trayectoria de la pelota. Momento de éxtasis, de aumentar el depósito de la autoestima, de encender a una afición que quiere seguir soñando. Aunque para ello haya que sacrificar el fútbol.
TERRASSA FC 2
UE FIGUERES 1
TERRASSA FC. Ortega, Cristian, Amantini, Joel, Castell, Àlex Fernández, Marc de Val, Velillas, Dani Pujol, Grasa y Nils. Raíllo sustituyó a Dani Pujol en el minuto 72; Guti a Nils en el 79; y Enric Vega a Grasa en el 89.
UE FIGUERES. Gallego, Quimo, Masó, Romero, Cunill, Ferran Grau, Pedro, Venzal, Moha, Ritxi y Casanova. Maik suplió a Ferran Grau en el minuto 48; Ferrón a Casanova en el 62; Bonaventura a Masó en el 88.
Árbitro. José Antonio Fernández. Amonestó a Marc de Val, Enric Vega, Ritxi, Moha y Ferrón.
Goles. 0-1, minuto 63, Romero; 1-1, minuto 66, Velillas. 2-1, minuto 87, Amantini.
Público. 393 espectadores.