Son muchos los que piensan que el fútbol se lleva en la sangre y que el talento es innato, pero la técnica hay que entrenarla. Paco y Juanito Fornieles son dos hermanos que conviven bajo el mismo techo de un hogar cualquiera de Can Trias. El deporte ha ocupado buena parte de sus vidas, aunque los dos siempre han seguido su propio camino. Dos mundos que giran entorno a un mismo balón y que, caprichos del destino, se cruzaron hace dos semanas en el derbi local de su municipio, Viladecavalls.
Los hermanos Fornieles Torrente ejercieron de capitanes de sus respectivos equipos en un choque de alta rivalidad. Paco, el mayor, llevó el brazalete del equipo local, mientras Juanito lo hizo por el Can Trias. Las gradas del campo municipal de Viladecavalls presentaron un magnífico aspecto, con un clima futbolístico de los que no se olvidan con el paso de los años.
“Afronté el encuentro con muchas ganas, y el hecho de enfrentarme a mi hermano, ambos como capitanes, me hizo sentir una ilusión especial. Yo reaparecía tras una lesión y sólo pude disputar los primeros 45 minutos”, comenta Paco. Por su parte, el hermano menor se refiere al numeroso público que se congregó para presenciar el derbi. “Es uno de esos partidos que gusta jugarlos. Repartidos entre las dos aficiones estaban nuestros amigos y el ambiente en las gradas se notaba desde el terreno de juego”.
Un pique sano
Ambos coinciden en que la rivalidad es sana y no existe pique alguno. El partido se inició con un sorteo de campo fraternal y acabó con un resultado de 0-1 favorable al Can Trias, dejando a los de Sergio López en la parte alta de la tabla y a los de Josué Olmo entre los últimos clasificados. “Aunque era la primera vez que los dos coincidíamos como capitanes, ya estamos habituados a jugar el uno contra el otro, y yo ya me estoy empezando a acostumbrar a ganar siempre”, esgrime Juanito con cierta sorna.
Paco explica el ambiente que se vive en su casa durante los días previos al derbi. “Nos explicamos cómo llega cada jugador al partido y quién está previsto que vaya a salir de titular. Después del partido, nunca hemos tenido problema en hablar de como ha ido, gane quién gane”, desvela el futbolista del Viladecavalls. Sus trayectorias deportivas son paralelas y sus perfiles como delanteros son prácticamente simétricos. Ambos comparten la faceta goleadora, aunque durante las últimas campañas siempre ha sido Juanito quien ha acabado con mejores registros. “La gente nos suele comparar y nadie tiene claro si uno es mejor que el otro”, comenta Paco, añadiendo que “siempre hemos aprendido de manera mútua y esto nos ha servido para progresar como delanteros”.
Nunca en el mismo equipo
Los dos hermanos empezaron a jugar desde muy pequeños en los equipos inferiores del Maurina Egara. Paco es prácticamente dos años mayor que Juanito, por lo que la diferencia entre categorías causó que no llegaran a compartir vestuario en ninguna temporada. Tras pasar ambos dos años en los alevines del Terrassa FC, sus caminos se separaron: Paco volvió a La Maurina y Juanito recaló al Can Trias. Desde entonces, el pequeño de los Fornieles Torrente ha llevado el club de su barrio en el corazón.
Paco, por su parte, tuvo que dejar temporalmente el fútbol a los 16 años por incompatibilidad con sus horarios laborales. Hace siete temporadas, sus amigos le convencieron para que jugara con ellos en el Viladecavalls, club que le cautivó desde el primer momento. Ahora, los dos hermanos se sienten plenamente arrelados a sus equipos actuales, por lo que ven “imposible” marcharse al eterno rival.
“Yo creo que a él le gustaría venirse al Can Trias, de hecho este verano ya le tentaron, pero Paco le tiene mucho afecto a su entrenador actual”, señala Juanito. Su hermano mayor niega en rotundo la posibilidad de acabar en el otro equipo municipal. “Me haría gracia jugar algún día con Juanito, pero estoy seguro de que él nunca vendría al ‘Vila’ ni yo ficharía por el Can Trias, por lo que tendrá que ser en algún otro equipo” asegura Paco. Quién sabe si las carreras de ambos futbolistas acabarán confluyendo. El fútbol, a menudo, depara historias singulares, y a la de los hermanos Fornieles Torrente le quedan aún varios episodios por escribir.