El entrenador del equipo femenino del Club Natació Terrassa Xavi Pérez vivirá este mes de agosto su tercera experiencia como máximo responsable de la selección española femenina júnior de waterpolo. El técnico egarense conducirá al combinado español en el Campeonato del Mundo sub-20 que se celebrará entre el lunes 17 y el domingo 23 de este mes de agosto en la localidad griega de Volos, una ciudad que le trae buenos recuerdos, ya que fue precisamente allí donde obtuvo hace dos años la medalla de plata en su debut al frente de la selección. El año pasado en Ostia (Roma) obtuvo el bronce en el Campeonato de Europa.
El preparador terrassense se muestra "muy ilusionado" ante este tercer reto veraniego consecutivo. "Estoy muy agradecido por la confianza que la Federación Española deposita en mí. Es un gran premio, un reconocimiento no sólo personal, sino también del trabajo que desarrolla el cuerpo técnico del club con los equipos femeninos. En realidad, se trata de un reconocimiento para la entidad", asegura.
Pérez explica que cada año que pasa acumula "experiencia", pero destaca la importancia de "seguir aportando cosas nuevas". El técnico entiende que este tipo de oportunidades son "como un máster o un curso de postgrado intensivo". Y añade: "A pesar de que aprendo, lo traslado después al club y lo aplico allí con nuestros equipos femeninos, de manera que todo el mundo sale beneficiado", comenta.
Desde el pasado 21 de julio, Pérez ha venido trabajando en el CAR de Sant Cugat con un bloque de quince jugadoras, con un stage incluido junto a la selección italiana. La próxima semana, la selección continuará ejercitándose en Sant Cugat en solitario hasta que llegue el momento de desplazarse a Volos.
De siete a seis jugadoras
La cita griega presenta una gran novedad. La FINA aprovechará el campeonato para probar un cambio de normativa, consistente en jugar con seis jugadoras de campo (cinco más la portera) en lugar de las siete habituales. La lista final de convocadas pasará, por lo tanto, de trece a once, dos de la cuales deben ser porteras. "Sólo podemos incluir nueve waterpolistas de campo, lo que encarece muchísimo cada plaza", afirma Pérez, que trabaja desde hace meses para adaptarse a esta modificación normativa. "La idea es favorecer el juego ofensivo, ya que prescindir de dos jugadoras de campo en el agua genera necesariamente más espacios".
Esta circunstancia, junto con el relevo generacional que se está produciendo en las selecciones inferiores dificulta los pronósticos de cara al Mundial. "Es muy complicado que repitamos lo éxitos conseguidos en Volos y Ostia. Creo que clasificarnos para las semifinales podría considerarse ya como algo extraordinario", apunta Pérez.