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El Club de Boxeo Terrassa, a golpe de voluntad

El boxeo ha ocupado capítulos más que notables de la historia del deporte de Terrassa. En distintas épocas, los púgiles egarenses han sido protagonistas del boxeo español e internacional. En los años 50, apellidos como Segura, Latorre, Cadalso o Cárdenas comandaron un magnífico grupo de boxeadores de primer nivel. Más tarde llegó Francisco León, campeón continental y bandera de otra buena época. Hoy en día, Mustapha Chadlioui, aspirante al título español profesional de semipesados, o Martín Molina, campeón de España amateur y aspirante a plaza olímpica en los Juegos de Río, encabezan el cartel del Club de Boxeo Terrassa, una entidad que intenta sobrevivir al estigma que ha arrastrado este deporte en los últimos años, reducido por muchos a la marginalidad.

El Club de Boxeo Terrassa tiene su sede y sus instalaciones en el equipamiento sociodeportivo de La Cogullada, un espacio gestionado por el área de Participació Ciutadana del Ayuntamiento en el que se desarrollan distintas actividades polideportivas. En un local de poco más de 150 metros cuadrados donde acuden a entrenar unas cincuenta personas (sólo cinco de ellas compiten de forma oficial) desarrolla su actividad una de las entidades con mayor recorrido histórico del deporte local.

La instalación parece arrancada de tiempos pretéritos. Sin salida exterior, con serios déficits de espacio y con unas condiciones más que discutibles para desarrollar una actividad deportiva, cada tarde se abre para ese grupo de deportistas que mantienen viva a la entidad. Las carencias son apreciables a simple vista, más allá de la evidente falta de espacio. Faltan placas en el techo, existen humedades visibles en determinadas paredes que encharcan el suelo, los vestuarios tienen unas dimensiones muy reducidas y su calidad es ínfima (no hay vestuario femenino pese a que un par de chicas practican el boxeo) y la maquinaria deportiva está prácticamente descatalogada y obsoleta por su antigüedad. El ring ocupa gran parte del espacio común, donde los usuarios se apilan para seguir los ejercicios que dicta Diego Valero, histórico técnico del boxeo local y salvavidas de este club en muchas épocas. La temperatura es elevada y el aire se hace irrespirable cuando se registran los picos de máxima ocupación.

Condiciones precarias
“Ahora que llega el calor, esto es una sauna”, señala Aurelio Torres, secretario y sostén del club. “La instalación es precaria, indignante. El suelo resbala de la humedad y lo único que pedimos es que alguien nos escuche y nos arregle estos problemas.” La instalación reclama actuaciones urgentes. La administración municipal tiene previsto instalar una ventana que mejore la ventilación y subsanar algún déficit del vestuario. “Hemos hablado con el Ayuntamiento para que nos abran una ventana y nos hagan unos vestuarios nuevos. Pedimos un poco de ventilación. Y que las duchas estén en condiciones, es una zona peligrosísima.”

Pero por encima de esos argumentos, el peso histórico de este deporte sostiene la petición de una mayor atención. “El boxeo es historia en Terrassa. Y debemos mantenerlo. Sólo pedimos una cierta atención, que nos cuiden un poquito”, dice Aurelio Torres.

Aunque el traslado a un local en condiciones más adecuadas sería la solución idónea, no parece una salida probable a corto plazo. El Club de Boxeo Terrassa ocupó durante años su histórico local de la calle de Galileu, que dejó para pasar posteriormente por Can Jofresa y La Cogullada, donde está actualmente, con un breve período en las instalaciones del Club de Peses Terrassa. “Marcharnos sería un milagro”, señala Aurelio Torres. “Hace unos años nos prometieron un gimnasio nuevo, nos dijeron que había una partida económica prevista. Pero no ha sido así. Reclamamos, al menos, que nos arreglen esto. Es muy difícil estar aquí.”

Sin ayudas oficiales, el club sobrevive como puede (no paga agua ni luz). Sus usuarios abonan 25 euros mensuales, aunque lo hace “quien puede”, puntualiza Aurelio Torres. “El boxeo no llama la atención, nos tienen olvidados. Eso sí, cuando se consigue un triunfo todo el mundo te llama.” Aurelio Torres reclama la importancia del trabajo social que se realiza desde el club. “Nos pedían que recogiésemos a chavales de la calle, chicos marginales que aquí han encontrado una salida. Hacemos una labor social. El boxeo es sacrificio, disciplina, Y eso se traslada a la vida de los chavales. Aquí encuentran un apoyo. Nos gusta formar personas y lo hacemos de forma altruista”.

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