avid Pirri ha cerrado su primera temporada en el Terrassa FC. Probablemente sea la última por la crisis en que vive inmersa la entidad, aunque él ha manifestado su deseo de continuar si el club acaba articulando algún proyecto de futuro. Su apuesta por el fútbol ofensivo se ha ganado el respeto y la admiración de toda la Tercera División.
¿Se ha preguntado hasta dónde podría haber llegado este equipo en un entorno menos convulso?
Lo normal este año hubiese sido quedar en medio de la tabla por todas las circunstancias extradeportivas que hemos vivido. Pero yo también me pregunto qué hubiese pasado si todos hubiésemos ido de la mano. Y, sinceramente, creo que ahora mismo estaríamos en el “play off”. Seguro que esos puntos que nos han faltado los hubiésemos sacado. Tenga en cuenta que muchos meses hemos estado más pendientes del tema del cobro que del partido en sí. Y eso afecta, sobre todo en los partidos en que te juegas mucho. Por ejemplo, el día que fuimos a Figueres era el día en el que debería haber aparecido alguien y pagar. No sé si hubiésemos ganado, pero mentalmente ya hubiese sido distinto.
¿Qué balance hace de la temporada?
Para mí ha sido una temporada muy positiva. Con la poca experiencia que tenía en el banquillo, llegar a un club como el Terrassa ha sido muy enriquecedor. No hemos logrado el objetivo de jugar la promoción por el “goal average”, pero me ha servido para crecer como entrenador.
¿Tenía ganas de cerrar el año después de tantos problemas?
Lo que tenía ganas es de que se solucionasen los problemas. Yo he trabajado muy a gusto, independientemente de las personas que han estado al frente del club. Me he sentido querido, valorado y respetado. Y en lo deportivo me he sentido muy cómodo. Con todo el mundo he trabajado a gusto, pero déjeme destacar a Pepe Mármol. Mira que durante mi carrera he tenido utilleros, pero en mi vida he visto uno como este. Lo peor ha sido vivir la preocupación de los jugadores y encontrarnos solos en este tramo final de la temporada.
Durante muchos meses el Terrassa fueron ustedes.
Cuando nos estábamos jugando cosas importantes era cuando más necesitábamos tener estabilidad en el club. Y precisamente ha sido cuando más solos hemos estado. Era el momento de hablar únicamente de fútbol y este vestuario no ha podido hacerlo. La sensación de soledad que hemos tenido en el vestuario es lo peor, soledad por parte de quien dirige el club porque la afición siempre ha estado con nosotros.
¿Le entra en la cabeza que puedan pasar esas cosas?
No puedo entender que no se hayan podido buscar soluciones cuando estábamos en una posición tan esperanzadora. Y no lo entiendo ni por parte del responsable ni por otros agentes, como el ayuntamiento. Se ha perdido la oportunidad de que el nombre de la ciudad se haya proyectado en todo el país jugando la promoción. Muchos no han querido hacer ese esfuerzo.
Este equipo, en todo caso, se ha ganado el reconocimiento general. Por cómo ha afrontado la crisis, por cómo ha jugado y por el resultado final.
Sin duda. Y sin querer entrar en comparaciones, hay que recordar cómo estaba y el presupuesto que había. Hay que hablar del rendimiento de futbolistas que no estaban o estaban cedidos o jugaban poco. El crecimiento de gente como Ángel o Vilajosana ha sido espléndido. Y la aportación de Jaime o el rendimiento que ha dado Jou, que venía de Segunda Catalana. Pienso que Javi González no es el mismo del año pasado, que Guillem no ha sido el mismo, y muchos más. Estoy contento por lo que hemos propuesto, por cómo se ha jugado y por el rendimiento de los jugadores. Ellos y yo hemos disfrutado mucho.
¿El principal legado que deja este equipo es haber demostrado que en Tercera se puede jugar bien?
En cualquier categoría se puede hacer. Hay que pedírselo a los jugadores. Cada uno tiene un talento y es preciso que lo ofrezcan en el campo. Nosotros no hemos cambiado ni el estilo ni el sistema en función del rival y eso tiene mucho mérito por parte de los jugadores. Se puede jugar a fútbol en cualquier categoría y en cualquier campo.
Sergio Montero, secretario técnico y capitán, ha explicado que este era un proyecto a tres años. ¿Frustra que se pueda alterar ahora?
A mí me encantaría seguir, ya lo dije tras el partido contra el Rubí. Pero la punta de la pirámide es Sergio Montero. Y si él está a mí me gustaría continuar, aunque es evidente que las circunstancias deben ser otras porque tal y como está ahora el club, es difícil que empiece la temporada con un equipo competitivo.
En todo caso ahora mismo hablar de futuro en Terrassa parece gratuito.
Es verdad, pero en el fútbol las cosas cambian en poco tiempo. Lo veo difícil, pero no imposible. Lo inteligente para quien entre sería continuar con el proyecto.
¿Le gusta alguna de las propuestas de futuro?
A mí me gusta el Terrassa. Su campo, su afición y sus jugadores. No me voy a posicionar.
¿Este año se ha convencido de que quiere ser entrenador?
Sí. Me lo he pasado muy bien. Quería experimentar cómo siento el fútbol, tanto en estilo de juego como en gestión de vestuario. Y con mi grupo de trabajo, porque era el primer año que estábamos juntos. El tiempo, además, pienso que me ha dado la razón. Hay que ser paciente, aunque eso es difícil pedírselo a un dirigente.
¿Se vio usted en la calle en las primeras jornadas?
No, porque tenía la suerte de tener a Sergio Montero en el vestuario. Él sabía lo que estábamos haciendo y que era cuestión de tiempo y de un resultado que la situación cambiase. Si él no hubiese estado tan cerca, sí me hubiese preocupado.
El presidente ya le buscaba sustituto.
Sí, el propio presidente me lo dijo. Después del partido en Cerdanyola dijo que había que tomar una decisión. Yo le dije que tuviese paciencia porque los resultados no iban a tardar en llegar.
Al cuerpo técnico le deben más dinero que a los jugadores.
Es cierto. Todos trabajamos por dinero y si llegas a un acuerdo es para que te lo paguen. Este año hice una inversión deportiva, ni negocié la cantidad que me tenían que pagar. Y nos hemos preocupado de crear el mejor ambiente en el vestuario porque a partir de ahí llegan los resultados.
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