La proclamación de los “Membres d’Honor” de la Acadèmia del Cinema Català (ACC) significa cada año un reconocimiento a las trayectorias de destacados profesionales del sector, pero, en éste, lo ha sido también a Terrassa, escogida, por su aportación pasada y presente al séptimo arte, como la ciudad donde ayer tuvo lugar la ceremonia.
“Considerada por la Unesco como como una de las trece ciudades fílmicas del mundo”, recordó Elisenda Pineda, su presentadora, nada más comenzar. A lo que la presidenta de la Acadèmia del Cinema Català, Isona Passola, añadió que en Terrassa está el archivo de conservación de la Filmoteca de la Generalitat, la Escac, el Parc Audiovisual de Catalunya. Y que la Casa Alegre de Sagrera, en cuyo patio se celebró el acto, al mediodía, era un lugar fantástico, “donde se han rodado muchas películas”. Mientras lo decía, en la pantalla a su espalda podían verse imágenes de una de ellas, “La teranyina”, del terrassense Antoni Verdaguer, presente en el acto, al igual que el otro gran realizador de la ciudad, Antoni Padrós, y también el máximo experto mundial en su obra, el historiador italiano Valerio Carando.
Amenizada por el piano de Francesc Capella y la cantante Laura Simó, la ceremonia consistió en las glosas de los homenajeados, todas grabadas en vídeo, y la sucesiva entrega de los trofeos que los acredita como “Membres d’Honor”.
“Hoy, la emoción la tengo yo”
“Su primer trabajo fue llevar la mesa de luces en una obra teatral de Dagoll Dagom”, recordó Joan Lluís Bozzo de Assumpta Serna. “Nuestro trabajo es muy bonito porque proporcionamos emociones a los demás. Esta vez, hoy, la emoción la he tenido yo”, dijo la actriz en su intervención de agradecimiento. Añadiría que ser “Membre d’Honor” es un premio que le llegaba coincidiendo con el inicio de un nuevo ciclo. “De todos los idiomas que hablo, el catalán es aquel en que he rodado menos, muy poco, y lo quiero cambiar”
Hace setenta años, una familia abrió un cine en Cerdanyola, explicó Octavi Pujades sobre Pere Sallent, tercera generación de esta saga de empresarios de salas de exhibición. “Este es un premio a un negocio familiar, por lo tanto también para mi abuelo, mi padre, y las mujeres que han estado a su lado y han permitido conseguir todo lo que hemos hecho”, dijo Pere Sallent. Y expresó asimismo su agradecimiento a “mi principal maestro: el público, de quién hemos captado lo que quería y cómo lo quería para llevarlo a la práctica”.
“No se podría entender el tejido cultural de este país sin Hermann Bonnín”, afirmó Maria Ribera del director, el homenajeado de mayor edad y el único para cuyo aplauso los asistentes se pusieron en pie. “En este momento más de recuerdos que de proyectos, este premio me llega como aire fresco”, dijo.
“Mejor montadora del mundo”
A Silvia Munt le gustaría volver a ser actriz para ser dirigida por Jordi Cadena, que dedicó al premio al productor Pepón Coromina (1946-1987), que lo fue de su primer film. Ana Pfaff recordó que Orson Welles calificó Elena Jaumandreu de “mejor montadora del mundo”, y Jaumandreu que Welles se esperó que acabara otra película para que le hiciera el montaje de “Campanadas a medianoche”. Isabel Coixet calificó a Carme Elias como una actriz de “un rigor, una elegancia y una delicadeza impresionante”, y ésta quiso compartir el premio con su familia y con el público, “que precisamente nos deja compartir sentimientos, emociones y vida”.