Terrassa se sumó un año más a la fiesta de la Flama del Canigó, una tradición catalana vinculada al solsticio de verano y a los territorios de habla catalana. Comienza con la renovación del fuego en la cumbre del Canigó y culmina con la encendida de hogueras de la noche de Sant Joan después de que la llama, portada por voluntarios, se reparta por toda Catalunya.
La Flama del Canigó llegó al atrio del Ayuntamiento el domingo por la tarde de manos del Grup de Ciclistes de Castellbisbal y fue recibida por los primeros tenientes de alcalde Isaac Albert, de ERC, y Núria Marín, de Tot per Terrassa. Junto a ellos varios concejales, así como representantes de Òmnium Cultural, entidad organizadora, y ciudadanos a título particular.Durante el acto, la concejal de Educación, Teresa Ciurana, hizo lectura del manifiesto unitario de Carme Forcadell, expresidenta del Parlament de Catalunya, escrito desde la prisión de Alcalá Meco de Madrid. En el mismo, Forcadell pide que “la ‘flama’ nos ilumine el camino , que devenga nuestra luz de futuro y de esperanza, manteniéndola siempre encendida como un símbolo de democracia, justicia y libertad. Que la llama sea nuestra bandera de cultura y libertad”. El manifiesto de Forcadell se completó con un breve parlamento de la concejal de Cultura, Rosa Boladeras, quien abogó “por universalizar la Flama del Canigó como símbolo de lucha y perseverancia”. Asimismo agradeció a Òmnium Cultural su labor en este acto y en su objetivo de protección y divulgación de la lengua catalana. La edil finalizó su discurso recitando los versos “Fades i bruixes s’ estimen” del poemario “Bruixa de dol”, de Maria Mercè Marçal.
El acto de recepción de la Flama del Canigó se abrió con la intervención de Glòria Majó, de la junta local de Òmnium Cultural en Terrassa. Majó hizo un recorrido histórico por esta tradición catalana, que se remonta a la Edad Media y que ha perdurado hasta nuestros días, superando etapas inciertas por regímenes políticos y contiendas bélicas. Majó subrayó que “la llama de las montañas de Canigó -lugar inmortalizado por el poeta Jacint Verdaguer- es un icono de convivencia y de hermandad”.
Durante el acto se guardó un minuto de silencio por la joven Mónica Borràs, y finalizó con Els segadors. A continuación, el Grup de Ciclistes de Castellbisbal llevó la “flama” hasta la Font de l’Apotecari, donde se celebró con éxito la cena y la verbena popular amenizada por el grupo Batzuca y el cantante Miquel del Roig de l’Atmella de Mar. Organizado por La Ximenea, la fiesta fue un gran éxito.