Càritas Catalunya atendió en 2017 a un total de 321.287 personas, un 11% menos que en el año 2016, a las que tuvo que dispensar una ayuda más integral, lo que según la entidad evidencia que la precariedad se ha instalado como forma de vida de muchas personas.
Durante el acto de presentación de la memoria de Càritas Diocesanas en Cataluña de 2017, el presidente de Càritas Catalunya, Francesc Roig, ha remarcado que el dato “evidencia que estamos ante una crisis de modelo” y ha pedido “cambios estructurales de calado”.
Roig he hecho un llamamiento a la sociedad y la clase política “para revertir una situación en la que la vulneración de derechos fundamentales se enquista en el sector más vulnerable y es alarmante”.
La recuperación económica “no está llegando de igual manera a las personas y hogares en exclusión más severa”, ha advertido Roig, que ha informado de que el presupuesto Càritas Catalunya en 2017 fue de 42.844.183 euros, procedentes en su mayoría de fuente privadas como donantes, herencias y legados, así como de entidades privadas, que se ha destinado en un 80% a la acción social.
Las noticias de recuperación económica hacen que las ayudas económicas se centren en el ámbito internacional y se “tienda a olvidar las ayudas de proximidad”, según Roig.
El perfil de hogares atendidos corresponde en un 61% a “familias con menores”, según la representante de la comisión social de Càritas Catalunya, Raquel Carrión, o que indica “su vulnerabilidad” y la “necesidad de incidir en este colectivo para evitar la transmisión intergeneracional de la pobreza”.
El 33,7% de las familias y personas solas atendidas por Caritas en 2017 “no tenía una vivienda digna y “no podrá acceder a un alquiler asequible por la falta de recursos y porque no existe un parque público de alquiler suficiente”, según Carrión.
Raquel Carrión ha señalado que el 80% de las personas atendidas en edad laboral no tiene empleo y el resto está ocupada “siempre en trabajos precarios, con elevada temporalidad, intermitentes y de pocas horas”, lo que “demuestra que tener empleo no garantiza unas condiciones de vida dignas”, por lo que ha reclamado una “nueva reforma laboral que tenga en cuenta a las personas”.
A este elemento se suma que el sistema educativo “no consigue reducir las diferencias generacionales, y las políticas de protección son insuficientes”, ha explicado Francesc Roig.
Por todo ello, al entidad ha reclamado a las administraciones públicas la “promoción de trabajo decente, que asegure un ingreso justo y seguridad en el puesto de trabajo”, que la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC) “llegue a todo el mundo” y en su concreción “no se tengan en cuenta los ingresos fruto de ayuda de entidades sociales ni las ayudas al alquiler”.
Otra de las reclamaciones es la articulación de políticas que garanticen el derecho a la vivienda (el 54% de las personas atendidas vive de alquiler) con el incremento de un parque público de alquiler social.
Por su parte, el Cardenal Arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, ha instado a la sociedad a preguntarse “qué puedo hacer yo para erradicar la pobreza”, dado que “cada vez están más lejos los que avanzan y los que se quedan atrás”.
Omella ha agradecido la labor de los colaboradores y personas voluntarias de Càritas, que son 13.059 en Cataluña, tanto en el aspecto de “trabajo como de concienciación al denunciar que queda mucho trabajo por hacer”.
En cuanto al perfil de personas atendidas, un 61% fueron familias con hijos, adultos de entre 30 y 64 años en un 56% de los casos y procedentes en un 44% de España y el resto de Europa.
En cuanto al resto de procedencias, el 18% vinieron de América del Sur y Central, el 31,9% de África, el 1,9% de Asia y el 3,4% del resto del mundo.
La memoria incide en el incremento de personas “que huyen de la violencia”, que se suman a las que lo hacen por motivos económicos.
Como novedad, la memoria destaca la labor llevada a cabo por 10 empresas de iniciativa social vinculadas a Càritas, que consiguieron insertar laboralmente a 872 trabajadores en 2017 y que 5.366 personas siguiesen itinerarios de inserción.
También destaca el trabajo llevado a cabo por la Fundación Cecas de ayuda a los drogodependientes, de la que se beneficiaron 1.934 personas, y por la Fundación de Fomento de la Vivienda Social, que apoyó a 1.287 personas.