Neurocirujanos del centro médico Teknon de Barcelona han practicado la primera intervención quirúrgica de cerebro en España a una enferma de Parkinson utilizando un robot, que ha implantado a la paciente unos electrodos que le permitirán controlar sus movimientos y reducir su medicación.
La paciente, una mujer de Barcelona, de 67 años, se sometió ayer por la tarde a la intervención quirúrgica, a la que pudo asistir Efe, y se ha recuperado favorablemente de la operación, aunque durante un mes los médicos le tendrán que ir adaptando la intensidad de las descargas de los electrodos, que van conectados a una batería instalada bajo la clavícula.
El neurocirujano Bartolomé Oliver, que ha coordinado la intervención, ha explicado a Efe que la utilización del robot “duplica la precisión de la cirugía”, y no es necesario despertar al paciente, que puede mantenerse bajo anestesia general durante toda la operación.
Este tipo de intervenciones en el cerebro ya se hacen en otros hospitales, pero de forma manual, sin robots, lo que obliga a que durante su ejecución se tenga que despertar al paciente para comprobar la correcta implantación manual de los electrodos.
En este caso, sin embargo, tras someter el cerebro de la paciente a una Tomografía Axial Computerizada (TAC), el robot localiza las coordenadas exactas donde colocar los electrodos, uno a cada lado del cerebro, con un margen de error inferior a 0,3 milímetros, una mejora respecto al milímetro de error que se produce en una operación manual.
“La precisión reduce el trauma creado con la intervención porque nos permite acertar a la primera, mientras que cuando lo hacemos de forma manual a veces hay que recolocar los electrodos”, ha destacado la neuróloga Anna Pujol, del equipo de Oliver.
“Esta tecnología impulsa la innovación técnica y ofrece a la neurocirugía una herramienta más”, ha celebrado Pujol, que espera que “de cara al futuro, toda la cirugía de cráneo se haga con este robot”, una brazo mecánico dirigido por computador que sólo dos marcas en el mundo fabrican.
La neuróloga ha explicado que los electrodos implantados permitirán a la paciente recuperar los movimientos automáticos, como caminar o batir un huevo, y controlar los involuntarios, como los temblores, un síntoma característico de la enfermedad.
El Parkinson provoca la pérdida del automatismo de los movimientos, algo que, por un lado, ralentiza y hasta puede desembocar en parálisis eventuales, pero también impide controlarlos y crea temblores.
“Con la intervención cerebral no curamos la enfermedad, porque es incurable, pero sí mejoramos la calidad de vida del paciente y le damos más autonomía en su vida diaria”, ha aclarado Pujol.
La actividad de los electrodos también permitirá disminuir la medicación, ya que, con el tiempo, deja de hacer efecto, y evitar las fluctuaciones en el estado de los pacientes, que a veces pasan rápidamente de una situación de normalidad a la incapacidad de hacer movimientos sencillos.
Tras la implantación de los electrodos, “el paciente vuelve a la situación clínica del inicio de la enfermedad y la medicación vuelve a hacer efecto”, ha precisado Oliver.
Pujol ha concretado que “no todos los pacientes pueden someterse a esta intervención, depende del estado de desarrollo de la enfermedad y de la calidad de los tejidos”, ya que el Parkinson tiene que estar en una fase avanzada, pero sin que los tejidos estén demasiado dañados.
Los electrodos implantados en esta intervención son recargables de forma similar a un teléfono móvil, lo que permite alargar su vida útil hasta unos 10 o 15 años, frente a los 3 o 5 años que permitían los más antiguos.
Este robot, que tiene un coste de alrededor de 500.000 euros, sólo está en uso actualmente en el centro médico Teknon y en el Hospital Sant Joan de Déu, también en Barcelona, y se utiliza en intervenciones cerebrales relacionadas con la epilepsia o el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), entre otras dolencias.