El Rey ha asegurado que Cataluña “es y será una parte esencial de la España del siglo XXI”, cuyas “legítimas instituciones democráticas” resolverán el “inaceptable intento de secesión” dentro del respeto a la Constitución y ateniéndose a los valores y principios de la democracia parlamentaria.
Felipe VI ha reafirmado la fortaleza del Estado ante el desafío independentista durante su discurso en la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo.
Ésta ha sido la primera intervención del jefe del Estado desde el mensaje extraordinario que dirigió a los españoles el pasado 3 de octubre, dos días después de la votación ilegal, y llega en víspera de que el Gobierno apruebe la activación del artículo 155 para poner freno al proyecto de ruptura en Cataluña.
El Rey ha pronunciado su discurso en presencia del jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, y de las tres máximas autoridades comunitarias, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el de la Eurocámara, Antonio Tajani, que han recogido el Premio a la Concordia concedido a la UE.
Tras incidir en que ningún proyecto de futuro se puede construir si está basado en la ruptura de la convivencia democrática, la desafección, la división o si persigue “el aislamiento o el empobrecimiento de un pueblo”, don Felipe ha dicho: “La España del siglo XXI, de la que Cataluña es y será una parte esencial, debe basarse en una suma leal y solidaria de esfuerzos, de sentimientos, de afectos y de proyectos”.
El Rey ha establecido un paralelismo entre el proyecto europeo y el de una España “cimentada en el deseo sincero de convivencia y de entendimiento, en el respeto de las normas y de las reglas de la democracia, en reconocer con grandeza y generosidad los errores del pasado para no caer de nuevo en ellos”.
Apelando a lo que fue la Transición, el Rey ha subrayado que la democracia se asentó en una España en la que todos los ciudadanos, al margen de su procedencia o ideología, tuviesen “la oportunidad de encontrar su lugar en paz y libertad, sin temores, ni miedos a la imposición, ni la arbitrariedad, alejados del rencor y las fracturas”.
En la ceremonia de los premios que más carga política ha tenido de los últimos años, don Felipe ha remarcado que “los españoles no olvidan, ni olvidarán”, que la UE ha sido siempre una referente en el origen y la consolidación de la democracia.
Dirigiéndose a Juncker, Tajani y Tusk, a los que ha agradecido su presencia como símbolo del compromiso, el apoyo y la solidaridad de la instituciones europeas con el sistema constitucional español, les ha dicho que “pueden estar seguros” de que la UE encontrará en España “un país esencial de apoyo y lealtad ante los nuevos desafíos que juntos” se han de afrontar.
El Rey ha ensalzado además el “proyecto común de paz, solidaridad y progreso” que representa la Unión Europea, que ha hecho posible “el periodo más largo de paz de la Europa moderna”.
Previamente, el presidente del patronato de la Hispanic Society of America, Philippe de Montebello, Premio de Cooperación Internacional, también ha reivindicado el valor de la cultura como una vía fundamental para la cooperación en relaciones políticas, humanas, económicas y sociales, y para facilitar el entendimiento en un mundo fragmentado por conflictos.
El escritor polaco Adam Zagajewski, Premio de las Letras, reconocía que “la poesía no está de moda” en una coyuntura poco propicia para este género, en la que la política o el deporte sí lo están y donde “un momento de reflexión es peligroso para la salud” y es necesario “correr” y “escapar de uno mismo”.
Este disidente del régimen comunista de Polonia que sufrió veinte años de exilio se expresó en estos términos poco antes de que tomase la palabra Marcos Mundstock, integrante de Les Luthiers, Premio de Comunicación y Humanidades.
Para este actor, locutor, creativo y, por encima de todo, humorista, que desde hace 50 años ha hecho reír a cuatro generaciones, da igual de qué tipo de humor se trate, sea profesional o doméstico, más refinado o más burdo, oral, escrito o mímico, porque éste siempre “mejora la vida, permite contemplar las cosas de una manera distinta, lúdica, pero sobre todo lúcida”.
Junto a ellos estuvieron en el escenario del Campoamor el artista sudafricano William Kentrige (Artes), los All Blacks (Deportes), la teóloga británica Karen Armstrong, y los físicos Rainer Weiis, Kip S. Thorne y Barry C. Barish y la colaboración científica Lido (Investigación Científica y Técnica).
Para todos ellos ha tenido palabras de reconocimiento y admiración don Felipe, que ha destacado “la precisa capacidad de reflexión” de Les Luthiers, la amplia participación que ha exigido la detección de las ondas gravitacionales por parte de físicos de todo el mundo o la “belleza y coherencia” de la colección de la centenaria Hispanic Society of America.
De la selección masculina de rugby de Nueva Zelanda ha resaltado sus valores de “lealtad y compañerismo”; de Armstrong, sus “reflexiones y afirmaciones valientes” en torno a la religión; del Premio de las Letras, la belleza que es capaz de condensar en un sólo verso; y del “maestro del dibujo” Kentridge su obra “intensa, comprometida y valiente”.