El ministro de Economía, Luis de Guindos, afirma que el Gobierno estaría dispuesto a negociar una mayor oferta de dinero y autonomía financiera a Catalunya si esta comunidad desiste de sus “planes de independencia”, en una entrevista publicada hoy por el diario Financial Times.
“Una vez se abandonen los planes de independencia, podemos hablar”, dice el ministro en declaraciones hechas al periódico en Madrid, en las que sostiene, además, que el referéndum convocado por el gobierno catalán para el 1 de octubre “será una pantomima”.
“Catalunya ya tiene mucha autonomía, pero podríamos hablar de una reforma del sistema de financiación y de otros asuntos”, manifiesta el político conservador.
De Guindos indica que el Gobierno del Partido Popular estaría más dispuesto a la negociación de lo que lo estuvo en 2012, cuando el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, pidió más autonomía fiscal y financiera.
“En 2012 estábamos en medio de una crisis y centrados en evitar el rescate de España… Pero ahora la situación ha cambiado, tenemos más espacio fiscal, tenemos una recuperación, y eso abre nuevas oportunidades para el debate”, argumenta.
El ministro subraya que, aunque el referéndum se lleve a cabo, no tendrá validez.
“No se pueden confundir unas cuantas urnas con lo que usted y yo entenderíamos como un referéndum legal”, declara al periódico.
También compara la consulta aprobada por el Parlamento catalán con las realizadas durante la dictadura en España del general Francisco Franco.
“En la época de Franco hubo dos referéndums, pero no significa que hubiera democracia”, asevera el ministro.
“El gobierno catalán parece pensar que la ley es algo que se puede discutir, pero en Europa y en España la aplicación de la ley es algo absolutamente crucial”, apostilla.
De Guindos también sostiene que la independencia sería “un suicidio económico y financiero” para Catalunya, que, según sus cálculos, podría ver reducido de un 20 a un 30 % su crecimiento económico.
El ministro señala que, como consecuencia de no estar en la Unión Europea, Catalunya afrontaría aranceles en la exportación y la banca tendría que cambiar su sede o perder acceso a liquidez del Banco Central Europeo (BCE).
El Financial Times señala, por su parte, que Catalunya representa un quinto de la economía española y tiene un producto interior bruto parecido al de Portugal o Finlandia, por lo que “España también tiene sus propios intereses financieros en mantener el país integrado”.