El exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo ha explicado hoy que en 2014 propuso aplicar por un día el artículo 155 de la Constitución para que el Gobierno del Estado asumiera el mando de los Mossos d’Esquadra y les ordenara “requisar y destruir” las urnas de la consulta del 9N.
En el marco del ciclo de diálogo organizado en Barcelona por la Fundación Diario Madrid y la Asociación de Periodistas Europeos, junto a la exvicepresidenta del Govern Joana Ortega, García-Margallo ha rememorado uno de los planteamientos que defendió en el seno del Gobierno previamente a la consulta soberanista del 9N de 2014.
Según García-Margallo, “la consulta se debería haber impedido, las papeletas y las urnas se estaban haciendo en una cárcel de Lleida”.
“Mi tesis fue pedir a la Generalitat la requisa y destrucción de urnas y papeletas y, si la Generalitat no hubiese obedecido, poner a los Mossos d’Esquadra durante 24 horas a las órdenes del Ministerio del Interior. Simultáneamente, empezar una negociación sobre reforma constitucional”, ha expuesto.
García-Margallo ha explicado que le contestó “el propio ministro del Interior”, entonces Jorge Fernández Díaz: “Él jamás había oído hablar de la aplicación del artículo 155, insisto, por 24 horas y sólo en un tema muy concreto”.
A su juicio, el referéndum que ahora quiere organizar el Govern “no se puede hacer”, por lo que “volvería a recomendar exactamente lo mismo”, porque habría que “hacer todo lo posible para que no se celebrase”.
Para el exministro, “esto sólo se arregla hablando dentro del marco legal, es un problema político que no se resuelve sólo acudiendo a los tribunales, las leyes hay que cumplirlas, por supuesto, pero además hay que hacer política”.
Reflexionando sobre los “errores” que han conducido al problema territorial, ha mencionado la decisión del expresident Pasqual Maragall de impulsar un nuevo Estatut “sin contar con el PP”.
También fue un error, ha dicho, la renuncia del PP a “presentar una enmienda” que plantease una alternativa a ese Estatut.
La sentencia del Tribunal Constitucional que recortó el Estatut “no fue afortunada”, como tampoco lo fue la manifestación que convocó luego el entonces president José Montilla, ha añadido.