Richard Gere ha hecho honor hoy a su fama de actor comprometido política y socialmente y ha arremetido contra el presidente de su país, Donald Trump, de quien ha dicho que “tiene una actitud egoísta, impulsos de cariz egoísta” y “ninguna de las cualidades de un buen presidente”.
En su vista a Barcelona, donde ha inaugurado la primera edición del Festival Internacional de Cine de Barcelona-Sant Jordi, Gere se ha presentado como lo que es, un estrella de Hollywood que levanta pasiones por donde pasa y está siempre protegido por unos malcarados agentes de seguridad que evitan que se lo coman las fans.
Un grupo de mujeres maduras rendidamente enamoradas le ha esperado para pedirle un autógrafo a la puerta de los Cines Verdi de Barcelona, donde también se ha visto entrar a un monje budista, religión que profesa y de la que es un activo impulsor.
Gere ha contado muchas veces que su primer encuentro con el Dalai Lama cambió su vida y desde entonces cultiva una estrecha relación con el Tibet que le ha causado problemas con China, de los que ha hablado hoy en la rueda prensa que ha ofrecido para presentar su película “Norman, el hombre que lo conseguía todo”.
En respuesta a las preguntas de los periodistas, el protagonista de “Pretty woman” ha desmentido las informaciones que señalan que la gran industria de Hollywood ya no cuenta con él porque su presencia en una película les cierra las puertas del gran mercado chino.
“Mi posición a favor de los derechos humanos en China no ha afectado en absoluto mi carrera, pero sí que ha afectado a directores y actores chinos, que tienen prohibido participar en películas conmigo”, ha aclarado.
Richard Gere también ha dedicado parte de la rueda de prensa a valorar el momento político que vive EEUU, que ha calificado de “confuso, complejo y descorazonador”.
“Hemos elegido a este presidente en unas elecciones y queremos que lo haga bien, pero no tiene ninguna de las cualidades de un buen presidente y hemos iniciado una época humillante”, ha afirmado.
Con la elegancia que le caracteriza, el intérprete ha dado a entender que había venido a Barcelona para hablar de su película y que no le parecía correcto que otros temas monopolizaran la conversación con los periodistas, tras lo que ha iniciado una larga y poco clarificadora disertación sobre el proceso de construcción de su personaje.
El protagonista del filme que hoy se proyecta en Barcelona es Norman Oppenheimer, un hombre de negocios de corto recorrido que pasa por un mal momento y se siente renacer cuando conoce a un político ambicioso, que acabará siendo presidente de Israel.
La película aborda el tema de la corrupción y el conflicto palestino-israelí de una manera muy tímida y se centra en el personaje al que da vida Richard Gere, una anciano entrañable, con las orejas grandes y extraños andares.
Con su interpretación, el actor consigue parecer mayor en la pantalla que fuera de ella, aunque en ambos casos peina unas canas luminosas y resulta carismático y atractivo.
“El personaje es diametralmente opuesto a mí”, ha aclarado Richard Gere, que representa en la pantalla a un hombre que no duda en humillarse para acercarse a aquellos que son más poderosos que él y que en su vida real está acostumbrado a que sean los otros los que le buscan.
Este detalle ha dado pie a otra pregunta periodística fuera de guión sobre su fórmula para sobrellevar el éxito, a la que ha respondido que los europeos le hacen “mucha gracia” porque piensan que Hollywood es “Sodoma y Gomorra”, cuando, “en realidad, todos somos iguales”.