En el metro de Barcelona viven 10.000 bacterias por metro cúbico de aire, la mayoría inocuas para las personas y muchas menos que en cualquier ambulatorio o aeropuerto español, según un estudio del CSIC.
El Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), ambos del CSIC, han elaborado el primer catálogo genético de la comunidad microbiana del metro, que será útil para conocer y controlar la calidad del aire que respiran los usuarios del transporte suburbano.
El estudio, que forma parte del proyecto europeo Improve Life para evaluar la calidad del aire y proponer medidas que la mejoren, ha constatado que la mayor parte de los microorganismos encontrados (10.000 bacterias por metro cúbico de aire) son inocuos para las personas y que las bacterias de origen humano, incluidas las que son patógenos potenciales, presentan una proporción por debajo del 2 %.
Es decir, que “la red de metro de Barcelona no es un punto de exposición de riesgo biológico importante y los viajeros no son la fuente principal de microorganismos en el aire”, ha explicado el investigador del CEAB, Xavier Triadó, que ha destacado que “la presencia de virus era notablemente más baja que la detectada en otros estudios realizados en centros de salud o aeropuertos”.
El estudio, que publica la revista ‘Indoor Air Journal’, ha analizado la calidad del aire de las estaciones de metro y del interior de los vagones tras recoger muestras entre noviembre de 2013 y febrero de 2014, en plena campaña de gripe.
Los investigadores sometieron las muestras a un análisis genético para saber la identidad y el número total de bioaerosoles (término que utilizan los científicos para referirse a las partículas en suspensión del aire que tienen un origen biológico).
Se trata de un estudio preliminar, una primera aproximación ampliable a un seguimiento a más largo plazo, a fin de conocer las dinámicas y fluctuaciones que se producen a lo largo del año y en cualquier hora del día, han indicado los investigadores.
En la cuantificación se incluyeron microorganismos patógenos habituales, como son los virus de la gripe (Influenza A y B), los rinovirus y un hongo (Aspergillus fumigatus).
Los datos obtenidos indican de manera preliminar la existencia de una dinámica en las partículas víricas en el aire que podría tener cierto poder predictivo de los episodios de gripe.
Triadó ha puntualizado que “se necesitan más estudios de episodios de gripe sucesivos para confirmar esta dinámica y constatar que realmente puede ser una herramienta de prevención y vigilancia epidemiológica en un futuro próximo”.
“Con el estilo de vida actual, nos pasamos el 90 % del tiempo dentro de espacios cerrados donde el aire podría ser un canal de transmisión de algunos patógenos. Por esta razón -ha añadido-, monitorizar la calidad del aire de estos ambientes es importante”.
“En este estudio hemos analizado las comunidades microbianas y la presencia de virus utilizando herramientas genéticas. Es, pues, un primer inventario del microbioma del aire de un lugar público altamente frecuentado, como es el metro”, ha comentado Triadó.
“Se trata de un aspecto de los viajes en metro que no recibe mucha atención, a pesar de la alta afluencia de personas que tiene”, ha subrayado Teresa Moreno, investigadora del IDAEA y responsable del proyecto.
Según Moreno, “el aire subterráneo también puede contener contaminantes procedentes del tráfico, que entran a través de los sistemas de ventilación y de los puntos de acceso de las estaciones, y otros procedentes del mismo metro”.
El estudio podría contribuir a predecir epidemias víricas porque más de 100 millones de pasajeros utilizan cada día las redes de metro repartidas en 200 ciudades de todo el mundo.
Concretamente en Barcelona, el metro absorbe el 50 % de los desplazamientos diarios del área metropolitana y transporta 1,25 millones de viajeros cada día laborable.
“Para nosotros, como operadores de referencia en el transporte público del área metropolitana de Barcelona, es enriquecedor colaborar con instituciones científicas para conocer la calidad del aire dentro del metro, un paso necesario para continuar trabajando en posibles medidas a aplicar para mejorarla”, ha opinado el director de Gestión Medioambiental de TMB, Eladi de Miguel.