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Más de cien personas han aprendido el oficio de pastor desde 2009 en Cataluña

Un total de 112 personas han aprendido el oficio de pastor en la única Escuela de Pastores de Cataluña, que se creó en 2009, y que ha recibido más de 335 peticiones para poder cursar los estudios que enseñan a pastorear animales, una profesión considerada antigua y que está “estigmatizada” y “mal vista”.
La escuela, que lucha por garantizar el relevo generacional en el sector de la ganadería, asegura que más del 60 % de los alumnos han encontrado un trabajo vinculado al sector después del curso, que dura seis meses y cuesta 800 euros.
Una de ellas es Merlès Martínez, una joven nacida en Barcelona, que se licenció en Ingeniería Agrícola y que trabajaba de vendedora en un centro comercial.
Martínez ha explicado en una entrevista con Efe que dentro de pocos días empezará un proyecto cerca de Montserrat, con un rebaño de cabras para producción de queso y pasto para prevención de incendios.
“El oficio de pastora es duro porque requiere muchas horas de dedicación”, pero valora que, para ella, “sería más duro pasarse ocho horas en una oficina”.
Los alumnos de la Escuela de Pastores eran principalmente hombres cuando el proyecto empezó, aunque ahora las proporciones se han equilibrado.
La mayoría de personas que cursan los estudios tienen alrededor de 30 años y vienen de entornos urbanos, con estudios medios o superiores.
Martínez, que cumple el perfil y era “totalmente de ciudad”, confiesa, tomó la decisión de convertirse en pastora alrededor de los 30 años, como muchos otros, ya que es la edad de “tener la vida encarrilada”.
La nueva pastora, que acabó sus estudios pastoriles el año pasado, asegura que cuando se cumple la treintena “tienes que decidir sobre qué quieres” y “buscar los medios para conseguirlo”.
Merlès Martínez afirma que “hacer un producto de calidad” es una de las cosas que la atrae de la profesión de pastora, además de los momentos de sacar a pastar los animales, un momento “de conexión con la naturaleza” durante el cual aprende “mucho de los animales”.
Una de las promotoras de la Escuela de Pastores Laia Batalla ha explicado a Efe que “falta gente joven” en el sector, ya que la mayoría de los ganaderos son adultos cuyos hijos no quieren trabajar en el sector primario por el “éxodo rural”.
Batalla ha remarcado que esto causa que los hijos ya no hereden las propiedades, y que, por lo tanto, “los nuevos ganaderos no puedan acceder a las tierras”.
El sector de la Agricultura emplea actualmente a aproximadamente 50.000 personas en Cataluña, según el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), muy por detrás del sector de servicios, que emplea a más de dos millones de personas, o de la industria.
Laia Batalla reivindica que el objetivo del proyecto educativo de la Escuela de Pastores es “crear nuevos ganaderos” a base de personas que “sigan su vocación”, y volver a “dignificar la profesión”.
La Escuela apuesta por un modelo pedagógico que renueve la figura del ganadero “más allá de lo convencional”, según Batalla, para que sepa encontrar los nichos de mercado que le permitan establecer un negocio y para aplicar un modelo agroecológico, sostenible y a pequeña escala.
Batalla denuncia que el oficio de pastor está “estigmatizado” y que hay gente que querría dedicarse al sector pero no lo hace “porque está mal vista”, sobre todo entre las mujeres, ya que “tienen más carga familiar”.
La Escuela de Pastores, que tiene sus instalaciones en Rialp (Lleida) es una iniciativa de la Asociación Rurbans, una asociación que a través del Projecte Grípia busca dinamizar el sector primario y atraer personas jóvenes.
El proyecto se financia principalmente a través de subvenciones públicas, además de las cuotas de los socios y donaciones de algunas fundaciones, aunque Batalla asegura que cada año es diferente y deben encontrar maneras alternativas de financiarse.

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