Pocas cosas hay a las que los españoles estén más acostumbrados que a hacer cola, ese fastidio de tener que ponerse en fila y esperar turno, y ayer, en el día en el que el Congreso celebraba el 38 aniversario de la Constitución, les ha tocado a los diputados. Colas y empujones para entrar en el salón de Pasos Perdidos y filas interminables para llegar al micrófono donde esperaban los periodistas para ver qué decían hoy de la tan cacareada reforma constitucional.
Nada nuevo. La reforma también parece que tendrá que esperar turno, porque no tiene pinta de estar entre los primeros consensos que vayan a alcanzar los partidos. Y es que, como decía una veterana dirigente ‘popular’, con un tercio del Parlamento “echado al monte” no hay manera de reformar la Constitución.
Por esperar, ayer tuvo que esperar hasta el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que quedó el último de la fila cuando llegó al Congreso y se encontró con que tenía que coger turno y aguardar pacientemente a que terminaran de hablar ante la prensa los representantes de Podemos.>Esperó un poco, unos cuantos pasos adelante y atrás, y al final entró en el Palacio para saludar a los presidentes del Congreso y el Senado, Ana Pastor y Pío García Escudero, que ya llevaban lo suyo dando besos y apretones de manos a todos los asistentes que pasaban a saludarles en fila india.
Rajoy volvió a salir para atender a la prensa antes del discurso de la presidenta y para decir que en una reforma constitucional no caben “frivolidades”. Breve declaración que retrasó algo el comienzo del acto y no evitó que los periodistas buscaran después al jefe del Ejecutivo en los corrillos para intentar sacarle algo sobre las negociaciones del techo de gasto.
Lo consiguieron y mientras hablaban con él, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, le deseaba “ánimo” al presidente con una palmada en el hombro.
AGLOMERACIONES
Fue una jornada de ilustres aglomeraciones en los pasillos y salones del Palacio de la Carrera de San Jerónimo, donde los informadores perseguían a los políticos para ver si alguno le soltaba una primicia mientras los camareros se veían y deseaban para mantener sus bandejas de bebidas y canapés en equilibrio ante tal masificación. Era uno de esos días en los se mezclan en el Congreso representantes de altas instituciones del Estado, como el nuevo fiscal general del Estado, José Manuel Maza; padres de la Constitución, como Miguel Herrerro de Miñón; presidentes autonómicos, como la madrileña Cristina Cifuentes o el gallego Alberto Núñez Feijóo, a quien alguien saludaba al grito de “Núñez”. “Nadie me llama Núñez, sólo los de Podemos”, confesó el dirigente popular gallego, que fue uno de los que más atención se llevó, con mucho interés por su próxima paternidad y la cercanía de ese acontecimiento al Congreso Nacional que el PP celebrará en febrero.
Algún ministro hacía gala también en petit comité de su papel de padre y de cómo ha sabido durante años combinar 14 horas de trabajo al día con el cambio de pañales o la improvisación de cuentos.Se vio entre las diputadas mucho vestido de “encaje constitucional”, como alguno bromeaba, mientras que ellos no se han salido de lo tradicional y del clásico traje con corbata, sin contar a Podemos, claro.
DIFERENCIAS
A diferencia del año pasado esta vez no vinieron los primeras espadas de la formación morada, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, que sí estuvieron hace un año sin ser diputados y que ayer estaban más entretenidos en difundir en Twitter sus opiniones sobre la Constitución. Una ausencia ‘simbólica” que dejó la representación de Podemos en manos del secretario de Organización, Pablo Echenique, y la secretaria general del grupo parlamentario, Carolina Bescansa, a quienes acompañaban otros cinco diputados ‘rasos’.
No faltó tampoco el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Julio Rodríguez, sin escaño, pero que como buen militar asume la disciplina de estar allí donde le toca. Los ‘morados’ venían ayer a denunciar las “violaciones sistemáticas” de la Carta Magna de los Gobiernos de PP y PSOE, pero después de escuchar a la presidenta del Congreso aprovecharon para hacerse la típica foto que persiguen los visitantes. Sí, esa frente al ejemplar de la Constitución que guarda una de las vitrinas de la Cámara baja.