España invierte en salud mental 5,5 euros por cada 100 que destina al gasto total sanitario, una cifra inferior a la media de la UE, que alcanza los siete euros, lo que origina falta de recursos y repercute en las personas con trastorno mental, quienes no tienen cubiertas varias de sus necesidades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que sin salud mental no hay salud, lo que implica no solo que no haya trastorno mental sino que debe existir un bienestar personal y social, tal y como recuerda, en declaraciones a Efe, el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital General Gregorio Marañón, Celso Arango.
En España, una de cada cuatro personas tendrá algún trastorno mental a lo largo de la vida y, en la actualidad, los más frecuentes son, afortunadamente, los menos graves como la ansiedad o los relacionados con la afectividad.
Luego están, explica el experto, los que padece una población menor pero que son mucho más graves como la esquizofrenia, la bipolaridad o el trastorno del espectro autista, entre otros, y tienen una repercusión mayor en el día a día de los afectados.
En la víspera del Día Mundial de la Salud Mental, Arango, quien además es presidente de la comisión delegada del Tronco de Psiquiatría del Ministerio de Sanidad, lamenta la inversión de España en salud mental: “Destina un 5,5 % del gasto total sanitario, es decir, que de cada cien euros que se invierten en sanidad, 5,5 van a salud mental, eso nos pone por debajo de la media europea, que se sitúa en siete”.
Así, identifica algunas de las necesidades que no están siendo cubiertas por la poca inversión, como la falta de medidas preventivas, la escasez de recursos para la intervención precoz adecuados a la edad del paciente, el desarrollo de la asistencia a los niños y adolescentes o la falta de recursos intermedios, como los centros y hospitales de día para estas personas.
Por otro lado, Arango sostiene que España es un país en el que se piensa que “la persona o trabaja del todo o no puede trabajar de nada” y eso es “nefasto” para las personas con trastorno mental.
“Con apoyos y supervisión necesarios podrían tener acceso a un empleo protegido. El porcentaje de personas con trastorno mental grave que trabaja en España es mucho más bajo que en otros países y eso hace que éstas tengan una autoestima muy baja”, destaca.
Desde la Confederación Nacional de Salud Mental, su presidente, Nel A. González opina que la falta de recursos “se nota mucho” y apunta que debido a la “exigua inversión”, las listas de espera para que los pacientes sean atendidos son “extraordinariamente largas”.
Según asegura González a Efe, existe también un problema añadido y es que el tiempo que pueden dedicar los profesionales del Sistema Nacional de Salud (SNS) a los pacientes es “muy pequeño”.
“Y es que en los casos que a priori parecen más leves hay deficiencias graves porque si no se les dedica el tiempo necesario, la situación se puede escapar de la mano y la recuperación ser mucho más lenta”, expone el presidente de la Confederación.
España disponía de una Estrategia de Salud Mental que en estos momentos, según Arango, está “caducada” y aunque se ha elaborado una nueva aún no se ha aprobado por falta de consenso entre las comunidades autónomas.
Sobre este aspecto, González asevera que hay enfoques nuevos que deben ser incorporados como el tema de los derechos de las personas a la salud mental y de su participación en la sociedad.
A juicio del presidente de la Confederación, la anterior estrategia es “francamente mejorable” y la próxima debería ser de obligado cumplimiento por todas las comunidades autónomas para acabar con la inequidad que existe en esta materia.