Un 77 % de los catalanes aceptaría pagar una tasa por coger ‘bolets’ (setas) siempre que los beneficios se reinvirtieran en los bosques, según un estudio del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC).
El estudio, publicado en la revista ‘Small-scale Forestry’, analiza la viabilidad de introducir mecanismos de pago para la recolección de setas en Cataluña.
El análisis recoge la opinión de recolectores, propietarios forestales y sociedad en general, concluyendo que en todos los sectores hay una buena recepción a una regulación.
El estudio dibuja los diferentes escenarios en los que se podría dar la regulación y distingue entre las percepciones de los recolectores, que se diferencian según su objetivo (consumo propio o comercio), pero también según su procedencia (locales o no locales).
En cuanto a las modalidades de pago, el estudio contempla diferentes opciones: basado en el peso de hongos recolectados, por temporada o por día, siendo las dos primeras las mejor aceptadas entre las personas encuestadas.
La recolección de setas es una práctica que se hace en Cataluña de forma libre desde hace muchos años, y moviliza hasta un 23 % de la población catalana cada año.
Su popularidad ha aumentado en la última década, entre otras causas a raíz de su presencia en medios de comunicación, lo que ha acercado la ciudadanía al bosque, pero también está provocando un aumento de las tensiones entre recolectores y propietarios.
Según ha explicado la investigadora del CTFC Irina Prokofieva, “el marco legal ya permite el establecimiento de pagos por la recolección de setas, pero los propietarios no se atreven a regular por miedo a la venganza o la falta de capacidad para interactuar con los recolectores, por ejemplo para controlar o sancionar”.
Elena Górriz-Mifsud, co-autora del estudio, ha añadido que el trabajo “da tranquilidad a los propietarios forestales. Esto puede facilitar que se organicen para controlar la recogida en sus bosques, y adaptarse más tarde con la eventual aprobación de una normativa específica”.
Ante esta situación, el equipo investigador propone “crear una normativa que identifique explícitamente diferentes alternativas para los propietarios privados (acotar, no acotar, etc.), que establezca mecanismos de control y las responsabilidades de todos los implicados (intermediarios incluidos)”.
El estudio recuerda que ya existen normativas de este tipo en Italia desde los años 90 o recientemente en Aragón.
“La gestión forestal tradicional está basada en el aprovechamiento de la madera, pero si los propietarios forestales obtuvieran beneficio de las setas producidas en su bosque, la gestión tradicional podría derivar hacia una gestión multifuncional que combine madera y setas (la micosilvicultura)”, según el CTFC.
Los bosques privados representan el 80 % del total de la superficie forestal catalana.
Según el estudio, la mitad de los encuestados apoya un pago sólo para los recolectores comerciales, y un 26 % para todo tipo de recolectores.
Los ‘boletaires’ apoyan más la introducción de un pago (86 %) que los no recolectores (75 %); lo que representa su mayor sensibilidad sobre los beneficios de esta medida, según el estudio.
Según el estudio, el potencial de los bosques de Cataluña produciendo setas es muy alto y los beneficios potenciales son tanto económicos como de desarrollo de zonas rurales y mejora de la gestión de los bosques.
Otros estudios realizados también por el CTFC calculan que del total de setas que se recogen, la parte que se comercializa tiene un valor en el mercado de 32 millones de euros.