La primera ministra británica, Theresa May, anunció hoy que iniciará antes de finales de marzo de 2017 el proceso para la ruptura del Reino Unido con la UE, y que presentará la legislación para revocar el acta de unión de su país al bloque.
Al inaugurar hoy el congreso anual del Partido Conservador en la ciudad inglesa de Birmingham, May despejó así una de las mayores incógnitas del “Brexit” o salida del Reino Unido de la UE, que había provocado incertidumbre entre empresarios y trabajadores del país, así como en la Comisión Europea y en otros países comunitarios.
Con este calendario, el Reino Unido puede quedar fuera del bloque europeo en la primavera de 2019, una vez completado el periodo de dos años de negociaciones estipulado en el artículo 50 del Tratado de Lisboa sobre la retirada de un país comunitario.
La jefa del Gobierno, en su primera intervención en el congreso “tory” como primera ministra, dijo que activará ese artículo antes de que termine marzo y descartó por completo las peticiones de algunos políticos para que haya otro referéndum sobre la UE.
“Lo quiera la gente o no, este país votó a favor de salir de la UE. Esto quiere decir que vamos a dejar la UE. Seremos un país totalmente independiente y soberano, un país que ya no será parte de una unión política con instituciones supranacionales que puedan invalidar a los parlamentos y las cortes nacionales”, dijo May.
“Esto quiere decir que, una vez más, vamos a tener la libertad de tomar nuestras propias decisiones en muchos asuntos diferentes, desde cómo etiquetamos la comida hasta la forma en que controlamos la inmigración”, subrayó la primera ministra.
Al explicar su determinación a activar el artículo 50, la política “tory” dejó claro que “no habrá retrasos”: “Lo vamos a activar cuando estemos preparados, y lo estaremos pronto”, dijo.
También tranquilizó a los trabajadores del Reino Unido al indicar que las leyes comunitarias serán incorporadas a la legislación británica, por lo que los derechos de la gente “seguirán estando garantizados” mientras ella sea -dijo- primera ministra.
“‘Brexit’ quiere decir ‘Brexit’, y nosotros haremos que tenga éxito”, repitió la jefa del Gobierno en una jornada dedicada al resultado del referéndum y en la que intervinieron también el ministro para la salida de la UE, David Davis, y el titular de Exteriores, Boris Johnson.
May explicó que ha decidido aportar un calendario sobre el “Brexit” para dar tranquilidad al sector empresarial, si bien admitió que no se revelarán demasiados detalles sobre la negociación para no perjudicar el resultado de la misma.
También reiteró que el Gobierno presentará al Parlamento -posiblemente en abril o mayo de 2017- el proyecto de ley destinado a revocar la Ley de Comunidades Europeas de 1972, que dio paso a la entrada británica en la UE un año después.
Al mismo tiempo, May subrayó que su Gobierno negociará como representante de todo el Reino Unido y que el país se marchará del bloque europeo como “un todo Reino Unido”, en clara referencia a los deseos de los independentistas escoceses de permanecer en la UE.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP) de la ministra principal, Nicola Sturgeon, considera la posibilidad de convocar otro plebiscito de independencia porque quiere que la región continúa formando parte de la Unión Europea.
En materia de inmigración, May consideró que este ha sido un factor muy importante que impulsó a los británicos a votar por el “Brexit”, por lo que su país decidirá -explicó- cómo controlará el movimiento de personas, sin aportar de momento detalles.
“Haremos lo que los países independientes y soberanos hacen. Vamos a decidir nosotros cómo controlar la inmigración”, añadió.
Al explicar el futuro de las conversaciones con los socios comunitarios, May dijo que se tratará de “una negociación”: “Esto requerirá algo de ceder y tomar. (Pero) Que no quede duda, este será un acuerdo que funcione para el Reino Unido”.
Por su parte, David Davis insistió en que el Reino Unido controlará sus propias fronteras y que reducirá la inmigración.
También prometió que se respetarán los derechos de los comunitarios que viven en el Reino Unido, pero siempre que se respeten también los de los británicos que viven en Europa.