El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha asegurado hoy que “no se plantea dimitir” aunque el Comité Federal, con el apoyo mayoritario del sector crítico, rechace el sábado su propuesta de celebrar un congreso a principios de diciembre después de las primarias en octubre.
“Por supuesto que no”, ha subrayado Sánchez para trasladar a los barones críticos de su partido que está dispuesto a dar la batalla hasta el final.
En declaraciones en la Cadena SER, ha afirmado que con la celebración del congreso, está asumiendo su “responsabilidad política” y ha emplazado a sus detractores a que si rechazan la asamblea, digan “qué propuesta tienen y qué solución dan”.
Dirigiéndose a ellos, les ha preguntado “por qué se llama reflexión a lo que quieren decir abstención” como vía para desbloquear el escenario político.
“Cómo líder del PSOE, lo que no se puede hacer es que se me intente imponer una decisión que no comparto para administrarla”, ha remarcado Sánchez para justificar su postura contraria a facilitar el gobierno a Rajoy, lo que él cree que defienden la presidenta andaluza, Susana Díaz, el extremeño Guillermo Fernández Vara o el castellanomanchego Emiliano García-Page.
Sánchez ha precisado que cuando dijo en la rueda de prensa de ayer, lunes, que él iba a postular un proyecto de izquierdas y que la abstención sería asumir una posición “subalterna” al PP, no se refería a que los críticos quieran someterse a Rajoy.
“Estoy planteando un debate de fondo político. No digo que Susana, Guillermo, Emiliano defiendan esa posición política, faltaría más. Digo que la abstención al PP llevaría al PSOE a esa posición y yo no la quiero”, ha explicado.
El secretario general ha manifestado que aspira a convencer a los barones discrepantes en el Comité Federal del sábado de que su postura a favor de la abstención “es un error, no táctico, sino de fondo” al ser esencial para el futuro el PSOE, como lo fue la decisión de alejarse del marxismo en la década de los 70.
Sánchez ha asumido “toda la responsabilidad” por el hecho de que la mayoría de presidentes autonómicos socialistas y exlíderes del partido como Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba o José Luis Rodríguez Zapatero se hayan alejado de él.
“Es una constatación, es evidente”, ha reconocido el secretario general, si bien ha añadido”: “Si hay un congreso, se verá si tengo el apoyo o no de los afiliados”.
“Es hora de que pongamos encima de la mesa las cartas y digamos a los militantes y los votantes cuál es la posición del partido”, ha proseguido.
Sánchez ha opinado que la división interna en el PSOE es un obstáculo para intentar desalojar al PP del poder porque le resta “credibilidad” a la hora de hablar con otros partidos.
“La hoja de ruta que defiendo es no a Rajoy, no a terceras elecciones y sí a un gobierno alternativo. Para eso, necesito a todo el partido detrás. Si no lo tengo, difícilmente se podrá lograr”, ha sintetizado.
También ha considerado que “difícilmente el PP va a moverse si lo que intuye dentro del PSOE es que hay un debate sobre si hay que abstenerse”.
Ha lamentado que “la pluralidad de voces” que ha habido en los últimos cuatro años en el seno del PSOE “ha trasladado la sensación o la certeza a la opinión pública de que no hay una autoridad, una única voz”.
A pesar de que las primarias serían el 23 de octubre, a una semana de que expire el plazo para que haya una investidura, Sánchez ha dicho que “hay tiempo” para que pueda haber un gobierno alternativo.
De hecho, ha apuntado la posibilidad de que no se presente ningún candidato y que el día 12 de octubre, cuando acaba el periodo de recogida de avales, sea reelegido secretario general sin necesidad de la consulta y disponga así de más tiempo para intentar conformar una mayoría.